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LAS PALMAS

El camino de Jesé entre árboles y bosque

El delantero vive un año que, a pesar de su reciente sequía, termina mejor de lo que empezó.

Cuando Jesé fuera presentado el pasado 3 de febrero en el Estadio Gran Canaria lo hacía con poco más de 100 minutos de partido oficial en sus piernas durante todo 2020. Cuando Jesé debutó ante el Cartagena, lo hacía tras haber participado en cinco partidos en los últimos catorce meses. Cuando Jesé jugó por primera vez en 2021, ya habían pasado casi dos meses desde las primeras campanadas pandémicas y hacía más de un año que no había disputado más de una hora seguida de fútbol.

Esas fue el contexto en el que Jesé regresó a la U.D. con la intención pública de volver a sentirse futbolista y por eso pensaba eso pasaba por volver a casa, Gran Canaria. En lo que fue desde ese 17 de febrero hasta el cierre de temporada 20-21, el exmadridista disputaría 16 encuentros cosechando cifras bastante alejadas de un pico demasiado alejado en el tiempo para la impronta de sus comienzos.

Si bien al final de temporada solo acumuló dos goles y dos asistencias, el club de Pío XII le confió la delantera. Se deshizó de Araujo y le daba carta de capitanía a quien ahora viste el 10 amarillo y comenzaba el curso futbolístico 21-22 con renovadas ilusiones. A esto ayudaría el poder dar continuidad a su estancia en un club, algo que no ocurría desde la temporada 15-16. Desde que salió del Madrid no había repetido club.

En una U.D. terminando de confeccionarse, comenzaba la temporada desde el banquillo. Pero algo estaba cambiando. Si en la 20-21 tardó siete jornadas en ver puerta, esta vez lo haría a los seis minutos. Entraba de suplente ante un recién caído a la categoría de plata como era el Valladolid y anotaría un gol y le daría un punto a Las Palmas.

Dos jornadas después estrenaría titularidad y repetiría gol. Si bien en los últimos años Jesé no destacaba por el olfato que mostró en el Castilla allá por el 2012-2013, cuando anotó 22 tantos y dio 12 asistencia en Segunda, esta temporada en la U.D. se frotaban las manos con la posibilidad de recuperar a uno de los jóvenes señalados de su generación.

Rodríguez, de nombre Jesé, se hizo con un hueco en el once de Mel. Y no solo por lo que fue, el pibe que fue del Huracán al Real Madrid, parecía reencontrarse con su antaña relación con la portería rival. Hasta su descanso ante el Lugo, en los siguientes siete partidos, anotó un gol y asistió en cinco ocasiones.

Tras ese encuentro, Las Palmas viviría uno de los primeros momentos clave de la temporada, tras una dolorosa derrota tras la victoria in extremis en el derbi, los amarillos verían como fueron cayendo muchas de las piezas que lo habían aupado a la zona de privilegio y justo cuando el calendario se apretaba.

No obstante, en los siguientes tres partidos Jesé lideró a una U.D. sin parte importante de una alineación que iba cuajando. Y fue precisamente en esas semanas cuando los amarillos más alto llegaron. Todo lo vino se relacionaba con el tres, porque tres fueron victorias consecutivas, tercera su plaza en la clasificación y tres los goles que había anotado Jesé.

Estábamos a principios de noviembre y ya había superado sus registros goleadores en liga desde la 12-13 cuando era la flamante promesa del Real Madrid. Incluso estaba mejorando por un gol a esas alturas de la temporada aquellas cifras.

Y de pronto, cuando Las Palmas afrontaba un final de año con la vista puesta en el ascenso directo llegó el parón, de amarillo y de Jesé. En los siguientes siete partidos, 5 puntos de 21 y ningún gol y asistencia de Jesé. Y su equipo lo nota.

Desde que tocó la tercera plaza, Las Palmas parece que dejó el fuelle en Oviedo. Si bien el equipo, salvó ante el Leganés, siguió jugando a lo mismo. Pero sin gol. Pareciendo que vive en la profecía autocumplida, porque es paradójico que al sexto equipo más goleador le falte gol. Y es ahí donde más necesita su equipo a Jesé.