Miedo al miedo: viene el Rayo Majadahonda
Las renuncias a su propia propuesta que ha hecho el Racing en los últimos partidos, ante rivales más flojos que el Rayo Majadahonda, hacen sonar las alarmas
Sin propuesta propia
Visto el pusilánime planteamiento con el que el Racing se ha presentado ante el Unionistas y el Valladolid Promesas, renunciando a su propio yo para intentar contrarrestar las armas de rivales netamente inferiores, se me ponen los pelos como escarpias pensando en lo que no será capaz de hacer Romo ante el Rayo Majadahonda, un equipo muy serio y que llega a Santander sin haber perdido en sus cinco últimos desplazamientos. Visto que ante un equipo que no gana un partido de liga desde el 10 de octubre renunció a un extremo izquierdo para desnaturalizar al equipo y que ante otro que llevaba seis jornadas sin ganar, que había encajado en todos los partidos del curso, que ya tenía preparado el relevo para destituir a su entrenador y que, además, había llevado el partido a un escenario fantástico, dejas a tu mejor jugador sentado (y quitas al que mejor jugaba a las primeras de cambio) ya me creo cualquier cosa. Lo mismo saca a Soko para poner a Jorrín por delante de Unai Medina a defender a Bastos (aunque sea diestro y lateral derecho, jugó el domingo por la izquierda y también nos mete miedo), que es un jugador reputado en la categoría.
El pecado original
Empezaron tan mal la mayoría de los fichajes que hicieron Romo y Víctor Alonso este verano que no quedó más remedio de que tiraran del carro los que ya estaban la pasada temporada. Fue una cuestión de supervivencia, no de convicción. Nos pusimos tan pesados todos recordando permanentemente que el equipo respiraba gracias a los fichajes de Pedrín y a los chavales de la cantera que el duo fichador estaba esperando la menor oportunidad para poder reivindicar su ojo clínico. En cuanto el Racing se asentó arriba empezaron a contar con más minutos, a la menor disculpa, los recién llegados (que no tienen ninguna culpa e intentan darlo todo). El problema, independientemente del resultado de cada partido, es que ya se ha instalado en el racinguismo, también en la mitad del vestuario, la sensación de que Romo tiene 23 jugadores, pero que unos son más suyos que otros.