Retrato de un descalabro
El Atlético cayó ante el Mallorca con una remontada en los últimos diez minutos. Al equipo le falta identidad, seriedad defensiva, un paso adelante de sus cracks...
El Atlético no se encuentra. El equipo rojiblanco volvió a desaprovechar una ventaja en el marcador en los últimos minutos y ante el Mallorca sumó su cuarta derrota en los últimos diez partidos, tres de ellas en el Wanda Metropolitano. Tras la enorme ilusión despertada en verano, con los fichajes de Griezmann, De Paul y Matheus Cunha para sumarse a un equipo campeón de Liga, el conjunto colchonero se juega en Oporto su futuro en Champions, donde únicamente vale la victoria para tener opciones de estar en octavos, y buena parte de sus posibilidades en la competición liguera, visitando el Santiago Bernabéu con el riesgo de marcharse a 13 puntos. Con el debate en pretemporada sobre si era la mejor plantilla de la historia del club, hasta el momento el rendimiento y los resultados están muy lejos de lo esperado. Varios son los motivos.
Falta de identidad
Es difícil definir hoy en día a qué juega el Atlético. El equipo rojiblanco se ha ido reforzando con futbolistas de perfil ofensivo, buen toque de balón y calidad individual, con una plantilla cuya compensación está quedando en entredicho por los problemas defensivos, tanto en número como en rendimiento individual. Sin embargo, esa evolución hacia otro tipo de juego más de toque y posesión que tan bien se desarrolló la temporada pasada no se está consiguiendo completar este curso. El conjunto rojiblanco busca en ciertas ocasiones refugiarse en sus virtudes del pasado, pero que ya no lo son hoy en día. Ocurrió contra el Valencia y en los dos últimos partidos en casa frente al Milan y Mallorca. Con un resultado beneficioso, el Atlético se mete atrás cuando ya no tiene la capacidad de defenderse consistentemente.
Ahora sufre, es débil a balón parado, no cierra bien los centros laterales ni necesita que le generen muchas ocasiones para encajar gol, por lo que no parece buena idea intentar protegerse sobre la meta de Oblak. En ataque no hay una continuidad en el juego, por lo que se puede pasar de una segunda mitad como en Cádiz, combinando con velocidad, rompiendo líneas, generando ocasiones y buscando presionar en campo rival a un partido como el del Mallorca, plomizo, sin conexión, poco profundo y con un hundimiento después del gol de Cunha en el minuto 67 que parecía acabar con todos los males. Simeone varía sus sistemas, pero no da con la tecla. Y esa falta de identidad es una losa que debe remediar, algo que no había ocurrido con el Cholo y que desconcierta a la afición.
Una defensa de cristal
El Atlético de Simeone siempre se había construido desde su fortaleza defensiva. Un equipo aguerrido, intenso en la presión y al que había que sudar sangre para hacerle un gol. También en los dos títulos de Liga, con un equipo volcado en ataque, pero que nunca descuidaba sus quehaceres defensivos. Sin embargo, esta temporada parece más fácil que nunca marcarle a Oblak. El esloveno ha recibido 16 goles en 15 partidos de Liga cuando en todo el curso pasado fueron 25 y en la temporada 2015-16 fueron ¡18 en 38 partidos! Actualmente cada remate del rival significa peligro. Aunque siempre hay mérito del rematador (Oblak seguro que desearía en sus partidos la puntería del Athletic contra el Real Madrid o la de Gerard Moreno ayer frente al Sevilla), pero también con muchísimos errores atrás.
Mala colocación, deficiente defensa del balón parado, errores en los centros laterales y hasta fallos del guardameta. Aunque se puede centrar el foco en un descenso de nivel de los zagueros, con lesiones y actuaciones individuales muy por debajo del techo de cada futbolista, con el paso de los partidos hay que pensar en un desequilibrio mucho más profundo. Simeone ha utilizado la defensa de cinco que tan bien funcionó el curso pasado, ha vuelto a cuatro, un centro del campo con tres, un doble pivote, tridente arriba, dos delanteros… pero el problema estructural se mantiene. El equipo no tiene una línea de presión alta y la defensa sufre a su espalda.
El Wanda Metropolitano reparte puntos
Otra de las señas de identidad del Atleti del Cholo, el fortín como local, se ha ido por el desagüe. Nunca había sido tan fácil puntuar en el Wanda Metropolitano. El equipo rojiblanco siempre se había mostrado temible ante su gente… y hasta sin ella, ya que fue el mejor equipo local de LaLiga durante toda la pandemia. Pero esta temporada los equipos acuden al feudo colchonero conscientes de que pueden pescar puntos para desazón de los aficionados rojiblancos.
Ocho partidos jugados en casa en LaLiga con un balance de cuatro victorias (Elche, Barcelona, Betis y Osasuna), tres empates (Villarreal, Athletic y Real Sociedad) y la derrota contra un Mallorca que llevaba siete partidos sin ganar y que fue capaz de darle la vuelta a un 1-0 en la última franja de encuentro. En Champions el problema se agrava. Por primera vez desde la llegada del técnico al Atlético no ha conseguido ganar ningún partido como local en fase de grupos y ha sumado un único punto de nueve posibles. Para estar en octavos deberá conseguir su segunda victoria fuera, donde están llegando mejores resultados que en el Wanda Metropolitano.
Cambios infructuosos
Simeone es uno de los entrenadores con mayor capacidad para modificar el avance de los partidos con sus movimientos desde el banquillo. Y si habitualmente acierta y mejora al equipo con los cambios, este curso ha ocurrido en varias ocasiones que la profundidad de plantilla y buen nivel de los suplentes no tiene el resultado deseado al llevar a cabo las modificaciones. Contra el propio Mallorca el Cholo sustituyó a Cunha y a Correa, los dos generadores del gol, para dar entrada a Vrsaljko y Suárez en el minuto 70. El croata entró en el lateral y adelantó a Llorente, pero ni en sus subidas ni en defensa mejoró al equipo. Y el uruguayo tuvo que jugar de espaldas a muchísimos metros de la portería, sin apenas poder aportar mientras el Mallorca daba la vuelta al marcador.
Frente al Milan, los cambios hicieron que el Atlético perdiese fuerza en el centro del campo y control del partido. El equipo italiano fue subiendo líneas mientras iban desapareciendo los De Paul, Lemar, Hermoso, Griezmann y Suárez y acabó llevándose la victoria en los últimos instantes. Contra el Valencia, el Atlético se puso 1-3 en el marcador y la victoria parecía segura. Correa, De Paul y Suárez se marcharon sustituidos, los dos últimos en el minuto 87 y la entrada de Kondogbia, Herrera y João Félix coincidió con el repliegue del equipo y dos tantos en el descuento para despedirse de otros dos puntos.
Columna vertebral lejos del nivel
El Atlético ha ido incorporando jugadores, tiene grandes figuras en cada línea, pero hay algunos futbolistas imprescindibles y esta temporada están lejos del nivel del año pasado. Koke es la pieza clave para dar ritmo, velocidad y juego a los ataques rojiblancos. Pero este curso le está costando mucho coger el pico de forma, tener continuidad en los partidos, romper líneas y aparecer en las zonas de peligro. El Cholo le mantiene como un intocable y completa partido tras partido, pero no es el Koke de siempre. Suárez sigue siendo el máximo goleador, sin embargo, no tiene la capacidad de generarse sus ocasiones y convertirlas como la temporada pasada y el equipo le está obligando a vivir muy lejos del área, donde ya le cuesta más después de haber ido perdiendo velocidad.
Giménez y Savic están acusando las lesiones, Llorente no tiene esa determinación cerca del área rival y ahora está teniendo que jugar de lateral fuera de sitio y perdiendo sus mejores cualidades y Oblak no transmite seguridad y ha cometido errores. Aunque otros miembros del equipo como Lemar y Carrasco sí están mostrando un nivel muy alto, la tónica general es que las figuras no pasen por un buen momento de forma individual. Si el grupo está mal, todos sus jugadores se resienten (Felipe, Hermoso, Kondogbia, Lodi…).
Todavía hay tiempo
Ahora mismo todo se ve muy oscuro, con muchas dudas y unas malas semanas para los atléticos. Pero, la mejor noticia es que todavía hay tiempo para revertir la situación. “Este partido o te deprime o te rebela y confío en la plantilla que tenemos y en nosotros como cuerpo técnico”, indicaba Simeone tras la derrota contra el Mallorca.
El Atlético tiene que ir a Oporto con la victoria entre ceja y ceja y con ganas de dar un golpe sobre la mesa. Los octavos aún son posibles y, de conseguirlo, habrá más de dos meses de margen para preparar la eliminatoria. Y en Liga, aunque caer el domingo ante el Real Madrid complicaría mucho el campeonato, una victoria puede poner el campeonato al rojo vivo. Queda muchísima competición y si la temporada pasada se vendía desde ciertos sectores la Liga como ganada en diciembre y hubo que sudarla, ahora parece perdida, pero siguen quedando muchísimos puntos por jugarse. Nadie duda que este equipo y su técnico son capaces de todo y el vestuario tiene que volver a sus orígenes: unión, trabajo, defensa, partido a partido...