El 'Fort Knox' del Espanyol
Solamente el Atlético de Madrid, y en el minuto 99, ha logrado ganar en el RCDE Stadium, donde los blanquiazules dominan los tiempos y sellan su portería.
Un fortín único. Ni en los peores escenarios ni ante los rivales más temidos. El Fort Knox del RCDE Stadium sigue inabordable, solamente conquistado por un Atlético de Madrid que necesitó 99 minutos para tumbar a un homérico Espanyol, como el que aniquiló este domingo a la Real Sociedad. Los blanquiazules han sumado 17 de los 24 puntos en su estadio y ya están en el top ten. Caminan por la liga firmes especialmente por el rendimiento que sacan bajo el calor de los suyos incluso en frías tardes como la que despidió el noviembre de fútbol.
| Clasificación | PTS | PG | PE | PP |
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Los contrastes. Los partidos del Espanyol se cocinan a fuego lento, cual caldo caliente que hubiera ido a pedir de boca a los 20.000 pericos que acudieron a su templo. Una jornada marcada por el acto vandálico de los Boixos Nois en esos aledaños de Cornellà que contrastó con la solidaridad blanquiazul donando alimentos para las familias necesitadas. Unos prolegómenos que dieron paso a un partido largo en el que hubo de todo. Emociones fuertes en un RCDE Stadium acostumbrado a sudar, sufrir y ganar.
Como en el derbi. Hasta el minuto 15 de partido, el Espanyol no pudo realizar su primer ataque posicional en campo rival. Igual que el Barcelona una semana antes, la Real Sociedad monopolizó el balón y ahogó a los blanquiazules con la presión en un comienzo en el que los de Vicente Moreno no dieron ni pie con bola cuando recuperaban la posesión. También, como en el derbi, el árbitro y el VAR fueron protagonistas, con esa acción controvertida del gol anulado a Isaak después de que la jugada venía precedida por la pierna de Mateu Lahoz. Según Iturralde González el gol está bien anulado, pero el comportamiento del colegiado en la jugada fue equivocó. Tanto que incluso lo admitió. "Nos dijo que quizás se había equivocado", cuenta la Real.
El tridente del gol. Pero poco le importan al Espanyol esas circunstancias. Disfrute o no del balón, tenga más o menos espacios, se sienta acorralado o liberado, en su estadio él maneja los tiempos, gana los duelos y se muestra convencido de que, en algún momento inesperado, llegara el momento del gol. Y así fue. Después de las ocasiones de Puado, cuando la Real merodeaba cada vez con más insistencia el área perica, Morlanes recuperó un balón, distribuyó con inteligencia a RdT que, abierto en izquierda, encaraba en ventaja al lateral de la Real. Su tiro fuerte, seco, cruzado que repelió Ramiro le llegó a un Yangel que, hasta ese momento, había estado en todas partes, pero sin que se notara, omnipresente y a la vez invisible.
Las emociones. Ese gol y esa victoria convierten al RCDE Stadium en el segundo estadio más sólido del campeonato. Y, lo más importante, engancha a una afición que, aunque pase por distintos estadios en 90 minutos, acaba saciada de emociones y se despide con una sonrisa. ¿No es eso el fútbol?