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BARCELONA

Xavi, entre la flor y la fe

El Barça reacciona en LaLiga con sus dos primeros triunfos consecutivos, apoyados en la fortuna y en alguna decisión arbitral. Pero también en la confianza de los jugadores en su técnico, que les ha subido la autoestima.

Xavi Hernández.
RODOLFO MOLINADIARIO AS

Xavi se puso el traje de entrenador del Barça hace apenas tres semanas y pidió la excelencia. Desde luego, no es eso lo que ha tenido en una primera semana en el banquillo que recordará siempre, con partidos ante Espanyol, Benfica y Villarreal que han sido películas en sí mismos. Y en los que, obviamente, el Barça ha tenido golpes de suerte: los dos palos de Raúl de Tomás y el cabezazo desnortado de Dimata, la ocasión personada de manera increíble por Seferovic, el dominio sin premio del Villarreal... Y también dos decisiones arbitrales trascendentes: el penalti discutido de Cabrera a Memphis y la mano de Piqué este sábado.

Pero Xavi también ha metido una inyección de fe que era necesaria. La crudeza de Koeman, sincero (y atinado) en sus análisis, terminó por afectar a la plantilla, que transitaba hacia ese peligroso círculo vicioso en el que el vestuario se cree peor de lo que es. Aquel "es lo que hay", el llanto por los 30 goles de Messi y la asunción de no poder luchar por títulos ya a principio de temporada, terminó de minar la relación entre el holandés y la caseta. Xavi ha cambiado de eso. "Estamos muy arriba", dijo con esa expresión tan juvenil Eric Garcia después de la victoria en Villarreal. Seguramente, los jugadores son muy conscientes de las carencias que sigue teniendo la plantilla; y de lo que están sufriendo en el césped. Pero Xavi les ha devuelto cierta fe en lo que hacen. Les ha pedido que tengan confianza en sus posibilidades. Que los jóvenes como Nico o Gavi no se acomplejen, que Araújo emerja entre el sufrimiento de Piqué y las dudas de Eric; que Alba y Busquets sostengan al equipo en el campo; y que De Jong y Memphis lancen al equipo como sucedió en Vila-Real. Sin esa fe, no se explica que Depay buscase ese balón que terminó en el 1-2...

El resultado han sido dos triunfos consecutivos en Liga por primera vez en lo que va de temporada. Y sensación de camaradería y familia en la caseta. El gesto de Memphis con Coutinho, permitiéndole tirar al penalti que él había provocado para ir sumando buena onda en el grupo, habla de un equipo que está intentando unirse en la adversidad. Y que, con todas sus carencias, físicas, tácticas y futbolísticas, tiene decidido unirse alrededor de un entrenado r que, para muchos, ha sido un referente como jugador. Xavi sabe que tiene ese valor añadido. Los resultados, sin duda, son su mejor aliado para hacerse creíble. De momento, anda entre la flor y la fe. Pero ojo porque, en el fútbol, las inercias, en ocasiones, son imparables. Y, de momento, Xavi ha cogido la de ganar en Liga.