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LEGANÉS

El nuevo enroque del Leganés blinda a Riesgo en la portería

El arquero encadena tres partidos sin encajar ayudado por un mecanismo que lo arropa más. Con Nafti, sólo ha tenido que intervenir siete veces y todos los tiros que recibió, los paró.

Actualizado a
El nuevo enroque del Leganés blinda a Riesgo en la portería
CHEMA DIAZDIARIO AS

El enroque al que ha sometido Mehdi Nafti al Leganés (sólo un gol encajado en cuatro partidos, tres jornadas consecutivas sin recibir un tanto, récord del curso) ha devuelto la corona de la portería a Asier Riesgo. El veterano guardameta de Deba (38 años) comenzó la temporada de titular para después cederle el testigo a Iván Villar. Con el relevo de banquillo y Nafti al frente, Riesgo retornó en una decisión llamativa a la que el tiempo le está dando la razón, aunque con llamativas estadísticas.

Porque Riesgo está parando más bien poco. En total, sólo siete intervenciones en cuatro partidos: una ante el Cartagena, una ante el Oviedo, dos ante el Huesca y tres ante el Zaragoza, el duelo en el que más trabajo tuvo, aunque sin que los maños asediaran su meta. En estas cuatro jornadas el guardameta tuvo un 100% de acierto en las paradas. Es decir, que todo lo que le tiraron, lo paró.

¿Y el gol encajado en este tiempo? Fue un gol penalti, así que no cuenta en estas estadísticas. Más allá de estos cuatro duelos, sólo hay un partido en el que un portero del Leganés parase todo lo que le remataron entre palos. Fue ante el Burgos (segunda jornada) y también con Riesgo ejerciendo de titular.

El intangible de la veteranía

Así que sí, los datos de goles encajados por Riesgo en la era Nafti son para estar contentos, pero buena parte del mérito se lo arroga también una defensa que empieza en los delanteros (el técnico está muy contento con el sacrificio defensivo de gente como Garcés, Arnáiz o Fede Vico) y se transmite por todas las líneas hasta llegar a una portería en la que Riesgo no ha tenido que disfrazarse de héroe, pero en el que su templanza también es virtud aplaudida desde el banquillo.

“La experiencia de Asier la tranquilidad que pueda tener en este momento, en esta racha (…) ha sido determinante en mi decisión”, explicó Nafti en su día para argumentar un relevo al que el portero está respondiendo precisamente usando su poso con la misma eficacia que sus guantes.

Ante el Zaragoza, por ejemplo, esa veteranía le permitió arañar unos minutos con una supuesta molestia en el pie justo cuando el equipo se había quedado momentáneamente con diez por un problema estomacal de Javi Hernández. El defensa tuvo que dejar el césped para irse al vestuario. Riesgo, a petición del banquillo (la tele lo cazó), pero sabiendo ejercer los tempos, se tiró al césped y fue atendido hasta que Hernández retornó ya recuperado.

Gestos de pillería así responden a la demanda de Nafti, acompañada de la certeza que tiene el cuerpo técnico de que, si en algún momento le toca intervenir de manera milagrosa, responderá como lo hizo cuando, la temporada pasada, recogió el testigo de Iván Cuéllar para convertirse en el portero titular de Garitano.