Marcelo se enroca
Pese a que sabe que tiene difícil jugar con regularidad, evita comentar que es su última temporada en el Real Madrid. Liberará 16 millones en espacio salarial.
Marcelo ya vislumbra el final de su carrera en el Real Madrid, pero al hacerlo gira la cara y hace como si nada sucediese. Sólo así podrá disfrutar sin presiones de un último curso de blanco que tiene claro que será difícil, pero en el que aún pretende dejar su huella, al menos todo lo que Carlo Ancelotti le permita. El brasileño llegó al Madrid en enero de 2007 y se marchará en junio de 2022; 15 temporadas y media en las que ha ganado de todo y a las que pretende añadir esta temporada algún trofeo más a su ya profundo palmarés: cinco Ligas, cuatro Copas de Europa, dos Copas del Rey, cuatro Supercopas de España, tres Supercopas de Europa y cuatro Mundiales de Clubes.
Los principios fueron complicados, bajo la tutela de Roberto Carlos y superado por Heinze y Arbeloa en muchos momentos; Mourinho firmó a Coentrao para cerrarle el paso, pero el brasileño terminó imponiendo su estilo ofensivo y juguetón y sus mejores años coincidieron con el esplendor madridista en Europa, con cuatro títulos en cinco ediciones de la Champions. La llegada de Solari al banquillo en la 2018-19 le cerró la puerta del once, justificado con su peor nivel de siempre y la presencia de un Reguilón pujante; y el fichaje de Mendy, que convenció primero a Zidane y luego a Ancelotti, fue el tiro de gracia para él.
El Madrid tiene además en Miguel Gutiérrez a una de las joyas de la cantera blanca, que ya ha contado con minutos por delante de Marcelo. La idea del club era que el lateral izquierdo fuese este curso para Mendy y para el mirlo blanco del Castilla de Raúl, pero Marcelo se negó a salir y prefirió agotar su contrato, y en el Madrid no se presionó a una figura con peso específico en la historia blanca: lleva 532 partidos en el Madrid, ya superó a Roberto Carlos (527) y se marchará como el segundo extranjero con más actuaciones, sólo superado por Benzema (lleva 574, y subiendo).
Mientras, Marcelo hace como si nada pasase. Entre lesiones y decisiones técnicas, apenas ha aparecido esta temporada: 110 minutos en cuatro partidos, ni goles ni asistencias. Sabe que con Mendy sano, lo tiene difícil, y que sin el francés tiene competencia con Miguel Gutiérrez y hasta con Nacho y Alaba. Lleva tiempo trabajando con Adolfo Madrid, preparador físico puntero, para que los problemas de peso que arrastró en el pasado no le lastren más. Y se niega a hablar del inminente final: "Esas preguntas no tocan, estamos aquí para hablar de mi trayectoria", respondió hace días tras recoger un premio de la revista GQ, al ser preguntado por si veía opciones de renovar.
Marcelo deja espacio salarial
Él sabe que no las hay, pese a que su edad no le inhabilitaría para ello: son 33 años, Modric renovó al borde de los 36 y no descarta volver a hacerlo al término de este curso; Benzema, también con 33 años, extendió su contrato el pasado verano hasta 2023. Pero la vejez futbolística de Marcelo nada tiene que ver con sus dos compañeros, y el brasileño sabe que en junio será despedido con todos los honores. De hecho, en Brasil ya aparecen opciones para él: se especula con que el Botafogo se interesará por sus servicios.
El Madrid, además, tiene un especial interés en liberar el espacio salarial que ocupa Marcelo, que gana ocho millones netos por temporada, lo que supone 16 millones de gasto bruto en las cuentas blancas. El Madrid tiene espacio en el límite salarial de sobra y la recuperación económica postpandemia le augura un futuro sólido, pero no está de más seguir ahorrando para poder acometer operaciones importantes, como las de Mbappé y Haaland. Marcelo sólo es una pieza más de un plan profundo: el Madrid liberará seguro, el verano que viene, 60 millones de gasto salarial, entre Bale (30), Marcelo (16) e Isco (14); podrían ser 20 más si finalmente Modric no continúa, aunque con su rendimiento actual tiene todas las opciones sobre la mesa.