Chimy Ávila: "Mi agente sabe que quiero quedarme en Osasuna"
"Sólo pienso en Osasuna. Le debo mucho a este club, estoy muy contento aquí, y el tiempo dirá. No tengo ninguna intención de marcharme", sostiene el punta rojillo, que acaba contrato en 2023.
Chimy Ávila ha anunciado su intención de continuar en Osasuna, un deseo que conoce su agente y que la afición navarra espera que se materialice cuanto antes en una esperada renovación que alargue su vínculo con el equipo más allá de junio de 2023, momento en que vence su actual contrato.
"Eso solamente lo decide Dios", responde cuando se le pregunta por lo que le espera a partir de ahora, una vez renacido de las cenizas y superadas las lesiones que cortaron en seco su progresión en el mejor momento de su carrera.
Tras dos complicadas roturas de ligamento en las rodillas y 435 días de recuperación, el de Rosario regresó a los terrenos de juego el 3 de abril de 2020 ante el Getafe para alegría de su fiel afición, que le arropa siempre de manera incondicional.
"Creo que este apoyo se debe a que soy una persona transparente, a mi estilo de juego, a lo que aporto en el campo. Y sé que a la gente le debo muchísimo más de lo que nadie se imagina, porque el sincero cariño que me demuestra la afición sigue intacto, y eso es lo más bonito que hay", opina en una entrevista con Efe el futbolista, agradecido de corazón a todas las personas que han seguido confiando en él durante este complicado viaje, entre las que también incluye a su entrenador, directiva y compañeros de profesión.
Durante el tiempo que estuvo en dique seco, Ávila cuenta que el plano psicológico jugó una importancia capital: "Lo llevé bien, me apoyé en familiares, en mi mujer, mi madre, mis hijas". Además, el afecto que me mostraron desde las redes sociales o por la calle contribuyó indudablemente a que pudiera fortalecerme y olvidar la mala experiencia".
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"Si tiene que suceder, sucederá. Me siento al cien por cien, como si nada hubiera ocurrido, me entreno para rendir al máximo y, como digo, sólo Dios sabe la razón y si volverá a pasar", explica tranquilo, siendo éste un tema que no le quita el sueño ni le impide encarar los partidos con el máximo de energía posible. "Si tengo que meter el pie, lo meteré", afirma decidido. "Me río cuando escucho en alguna ocasión que las lesiones me cambiaron. Al contrario, yo lo que digo siempre es que ambas fortalecieron mi cabeza", añade con convicción.
Superados los obstáculos, el 'Comandante', como le llama una de sus hijas, se enfrenta a la complicada misión de hacerse un hueco en el once rojillo con Ante Budimir y Kike García como adversarios: "Es una competencia sana. Tengo que centrarme en el sacrificio para optar al puesto y en lograr la unión con mis compañeros".
En cuanto a cuál es la posición más cómoda para él, no muestra preferencias. Podría jugar en cualquiera, incluso de portero, un puesto que conoce muy bien: "Toda mi vida fui portero en Argentina y no tendría problemas en repetir, aunque lo cierto es que en su día abandoné por cuestiones de altura".
Estos son sus números de esta temporada: ha tenido minutos en la totalidad de partidos jugados por Osasuna hasta la fecha (13 jornadas), saliendo en 4 ocasiones de inicio y perforando la portería contraria frente al Villarreal a domicilio y ante el Granada en El Sadar.
Ávila se muestra "contento" por el rendimiento ofrecido hasta la fecha, tras haber marcado en El Sadar 670 días después de su último tanto ante su afición: "Me enorgullece y emociona poder festejar un gol con los míos después de tanto esfuerzo. En esos momentos uno se acuerda de sus bienes más preciados: la familia y los que ya no están", añade recordando a sus cuñados y a su sobrina.
"Me siento bien, los partidos van dando puntaje. Voy poco a poco, sin dar grandes saltos, centrándome en el día a día, y deseando que muy pronto la gente pueda recuperar al Chimy de siempre", añade. Ahora "sólo pienso en Osasuna. Le debo mucho a este club, estoy muy contento aquí, y el tiempo dirá. No tengo ninguna intención de marcharme", comenta sobre una posible ampliación de contrato que finaliza en junio de 2023.
"Yo me dejo la vida en cada partido y en cada entrenamiento, debo centrarme a tope en el verde. No interfiero en otros temas. Mi agente sabe que estoy a gusto y que me quiero quedar, y ése es un tema a tratar entre él y la directiva", manifiesta el número 9 de Osasuna, quien ha añadido que "en ocasiones los acontecimientos no transcurren como uno desea, sino como mandan las negociaciones".
El argentino insiste en su compromiso con Osasuna desde siempre, ajeno a los rumores sobre lo que pudo haber sido su fichaje por el Barcelona en enero del pasado año 2020: "Nunca supe nada. Estaba centrado en el partido con el Levante. Di lo mejor de mí mismo por orgullo personal y porque se lo debía a la gente y a mis compañeros. No me interesaba lo que podría pasar al día siguiente".
Ávila pone en valor la "gran familia" que conforma la plantilla rojilla. "El único defecto es que somos unos locos", indica entre risas poniendo en valor "el hambre de gloria y de lucha" que debe mostrar un futbolista para triunfar en Osasuna, características que gustan, y mucho, a orillas
del río Sadar. "Hay veces que ni yo me reconozco dentro del campo. Soy muy transparente, tanto fuera como dentro de casa. Es cierto que en los partidos me transformo, porque después de haber estado tanto tiempo apartado, vivo cada choque como si fuera el último", cuenta sobre sus dos caras: jugador amable durante los entrenamientos, y demonio en los choques.
"Jamás haría daño a un rival, porque el central que está al otro lado puede ser mi hermano. No hago lo que no me gustaría que me hicieran a mí o a mi familia", explica con sinceridad el exjugador del Huesca, que llegó a la entidad navarra previo pago de 2,7 millones de euros en el verano de 2019. El delantero de Osasuna comparte profesión con su hermano pequeño, Gastón, actual defensa de Rosario Central, cedido por Boca Juniors, y que hace unos días recibió la llamada de Scaloni para jugar con la selección absoluta de Argentina.
El hermano mayor no esconde su ilusión ante la posibilidad, más bien remota, de jugar en Osasuna con el pequeño: "Eso depende del club, mi hermano sería muy feliz si pudiera estar aquí conmigo. Pero sí, lo tengo claro, mi sueño es jugar con Gastón".
Sobre la posibilidad de entrar en Europa el próximo curso, el delantero de 27 años afirma con contundencia: "Puedo coger billete o no, pero si el resto de la plantilla sube, yo no les dejo solos, y si quieren ir a la guerra, también estaré junto a ellos. Si hace falta, me cuelgo de
las turbinas".
"Por mis orígenes, tengo los pies en la tierra, y les enseño a mis hijas a valorar cada tablet que les compramos, o cada chuchería que comen. La cultura del esfuerzo es importante, marca la actitud del ser humano. Con esta virtud, todos salimos adelante. Siempre miro hacia atrás". "No suelo arrepentirme de nada. Lo que hice mal me sirvió para aprender, y lo que hice bien lo mantengo para fortalecerme", menciona.
Cuando se le pide que elija entre meter un gol en El Sadar o quedarse firmando autógrafos en Tajonar, Ávila se moja: "Me haría más feliz lo segundo, firmaría durante horas sólo por ver las caras de felicidad de los niños".
"No me importa jugar contra centrales duros. Acepto que me metan caña, pero a cambio les pido que no se enfaden cuando yo haga lo mismo. Soy noble y detesto la maldad, pero ataco con fuerza y convicción", comenta sobre sus acérrimos enemigos en el rectángulo de juego, entre los que destaca al uruguayo Giménez, del Atleti, el rival más férreo al que se ha enfrentado. "Hay que ir paso a paso. Obviamente, me gustaría jugar con la albiceleste en Qatar, porque se trata de mi país", declara ante la posibilidad de ir al próximo Mundial con su selección.
Asegura que, si tuviese que dedicarse a otra cosa, el campo, y no el de fútbol, sería su elección: "Me gusta el ganado, los caballos, respirar aire fresco y disfrutar de mi familia, ya que con tanto viaje se hace un poco complicado poder verles a menudo".
No esconde su admiración por el exjugador Riquelme y por el madridista Kroos: "Son dos jugadores que practican un juego que no se asemeja al mío, pero es envidiable la capacidad que tienen a la hora de tomar la mejor decisión".