Gudjohnsen da el hachazo
El internacional islandés del Castilla taló a un Costa Brava que estuvo con un menos desde el minuto 14 por la roja a Pere Martínez. El filial repunta en la tabla.
El Castilla tiene un pequeño gran vikingo mientras consigue, o no, a Erling Haaland. Se trata de Andri Gudjohnsen, es internacional islandés e hijo del exculé Eidur y suyo fue el solitario gol que desatascó un partido que el filial de Raúl no lograba descifrar. Ni siquiera con el viento a favor de jugar con uno más de primeras. Tárraga Lájera no se lo pensó en exceso con Pere Martínez, roja directa en el 14', y junto a él se fue su técnico, Oriol Alsina, expulsado sin alcanzar aún una cuarta parte del partido. Imposible tener las cosas más de cara, pero al Castilla le costó dar con la tecla.
A los blancos, que salieron con dos torres arriba, Latasa y Gudjohnsen, se le hacía difícil crear ocasiones, aunque Jaume Jardí tuvo una notable en el minuto 34, pero se le fue alto. El descanso reactivó las esperanzas del Costa Brava, la antigua UE Llagostera, pero fue Gudi el que evitó los ansiolíticos en el banquillo visitante con un remate de cabeza/hombro a centro de Dotor que finalmente superó al numantino equipo catalán. El segundo gol esta temporada en la Primera RFRF del internacional absoluto islandés, que se irá por cierto de nuevo durante el inminente parón con la selección vikinga.
El equipo de la costa de Girona apretó los dientes viendo que nada tenía ya que perder. Mejoró lo ofrecido por el filial madridista y aunque Arribas mandó una pelota al palo en el 85', se preparó para tener una. La que podía ser. Ese rush final se la concedió en una internada de Moussa que colocó una pelota de esas que se pasean por el área pequeña y aunque Xumetra se lanzó con la vida en la bota, no llegó a impactar en el esférico. Ahí se desinfló ese ímpetu de orgullo a los postres, porque no dio tiempo a más. El Castilla evitó el pinchazo y empieza a escalar en la tabla con este segundo triunfo consecutivo. Raúl sigue teniendo mucho trabajo y su Castilla avanza lentamente, pero arriba tiene promesas que marcan la diferencia. Como Andri Gudjohnsen.