La final de Copa aún escuece en Bilbao de cara a este derbi
Marcelino apuntó que tenía pesadillas tras caer en abril contra la Real y Dani García, que salió a la calle con gafas y gorra. Muchas ganas por abatir al flamante líder.
Al Athletic todavía le escuecen los últimos derbis. Lleva una victoria en los seis compromisos más recientes ante la Real y eso duele por encima de los emparejamientos contra cualquier otro adversario. Además, en ese tiempo ha cosechado cinco derrotas y un empate. Para remontarse al último triunfo hay que ir hasta el 30 de agosto de 2019, un 2-0 con goles de Williams y Raúl García. Especialmente dolorosos han sido los dos compromisos más recientes: la final de Copa del pasado abril, aplazada en 2020 por la pandemia, y el partido de Liga en el Reale Arena cuatro días más tarde, con un empate in extremis por una falta de entendimiento entre Núñez y Unai Simón. La final de La Cartuja llegó por un penalti de Iñigo Martínez y hundió al equipo de tal manera que ya no pudo elevarse para intentar resarcirse 15 días más tarde ante el Barça.
Marcelino ha tratado de pasar página sobre esa doble cita en Sevilla ante Real y Barcelona, pero es difícil. Son dos derrotas que hicieron un daño enorme en el vestuario, especialmente la primera ante el eterno enemigo. De hecho, el entrenador no duda en reconocer que tuvo pesadillas. Las heridas permanecen abiertas. “En las vacaciones tenía que olvidarme de todo aquello. Hay que decir hasta aquí hemos llegado”, ha explicado este tiempo el técnico, que trata de extraer una lectura positiva. “Hay que darle la importancia que tiene para el Athletic jugar tres finales, pero sí es verdad que nos condicionó en la Liga. La de la Real nos condicionó en muchas aspectos por la obligación que sentíamos”. El de Villaviciosa también recordó el título de la Supercopa. “Para no tener pesadillas lo compenso con el título que ganamos, que no es fácil derrotar a Real Madrid y Barça”.
Yeray ayer siguió en esa misma línea. "Fue un palo muy gordo", reconoció. "Al final juegas contra el rival de toda la vida, el de al lado de casa. Ya me dirás cómo pasamos los meses siguientes. Todavía tenemos ese resquemor". Lekue fue en esa misma dirección hace días: "No podemos estar martirizándonos por algo que no tiene remedio. La única solución es mirar al frente, tratar de llegar a otra final y ganarla". Muniain, Williams, Iñigo Martínez... ninguno de los pesos pesado ha restado importancia y dolor a un derbi que les impulsa el domingo a tratar de resarcirse. Creen que batir a una Real líder, en su campo y con la opción de sumar la tercera victoria en cuatro partidos, más el empate de Cornellà, será fabuloso.
El más expresivo sobre la final ante el vecino, como en muchos otros casos, fue Dani García. "El primer día que salí a la calle, fui con gafas y con gorra y me di cuenta de que estaba haciendo el ridículo pensando que ese aficionado pesimista iba a venir a decirme algo. Fue todo lo contrario y me han hecho cambiar mogollón el pensamiento. Cada vez que he salido a la calle lo único que he recibido han sido ánimos", explica el mediocentro de Zumarraga, uno de los que más en forma están en la actualidad en el bando rojiblanco.