Paulo Vitor no falla

El Talavera sería incapaz de atacar un arcoíris, pero sus rivales encuentran cada partido la manera de embocar el balón, aunque los blanquiazules les engañaran colocando un hoyo de golf (es el tercer equipo de la categoría que más ocasiones de gol concede a sus contrincantes). El Real Valladolid Promesas se llevó los tres puntos de El Prado en un nuevo ejercicio de impotencia interpretado por los locales. Paulo Vitor fue el artífice del triunfo del filial pucelano al culminar una contra, aunque no el único: en el último de los seis minutos de añadido Roberto Arroyo redondeó el resultado para el equipo que entrena Julio Baptista.

Los talabricenses lo intentaron, insistieron y perseveraron. Llenan una hoja de estadísticas donde abundan los datos ofensivos (20 remates y seis saques de esquina esta vez, añadidos a un estéril 61% de posesión) y que contrastan con lo que cuenta en el fútbol: nueve goles a favor en diez partidos. Por unas razones o por otras les resulta imposible: no hay manera de poner el esférico entre los tres palos y a la vez lejos del alcance del portero rival, en esta ocasión Casado, al que en esta tarde-noche le bastó con cumplir sin alardes en conceptos que se le piden a un portero: seguridad, buena colocación, achique de espacios y atención a los centros. En la ristra de ocasiones blanquiazules antes del 0-1, Ceberio intentó sorprenderle en un saque de falta que el donostiarra ejecutó raso, con más picardía que colocación.

El Talavera sufre en las transiciones y el Promesas, un equipo que sí supo aprovechar sus armas y sus oportunidades, encontró el premio en una de ellas. Narro se abrió paso entre una selva de piernas para ceder a la entrada por la izquierda de Paulo Vitor, que venía a toda velocidad por una autopista que Choco había liberado de peaje. Si a los cerámicos les estaba costando el gol, ahora tenían que buscar dos...

Sendos intentos de vaselina sin la debida dirección y otro libre directo fueron las mejores ocasiones de los locales en la hora larga que les quedaba por delante. Dani Pichín la picó demasiado ante Casado (27'); Perales, al minuto de saltar al césped, no logró salvar la salida del meta visitante (63'); y Góngora estuvo a punto del empate en una falta que se marchó fuera por tan poco que el efecto óptico hizo cantar gol a muchos en la grada (73').

Víctor Cea puso todo lo que le quedaba en el último cuarto de hora, pero al Talavera le pudo la desesperación y Roberto Arroyo, en el último minuto del añadido y en otro contragolpe, dio la puntilla a los blanquiazules en una internada en el área tras zafarse de Góngora y Vicente.