De las volatas de Mendilibar, a las flexiones de Pacheta...

En varias ocasiones, José Rojo, Pacheta, ha hablado de su trato con los jugadores, del palo y la zanahoria, de ser duro y dar cariño, en frases que encierran más realidad que metáfora. Más allá de los códigos de vestuario, el técnico burgalés es capaz de abrazar a sus jugadores, darles cariño, hablarles al oido o reconfortar tras un cambio y, a la vez, corregir con energía y "castigar" a los futbolistas.

Si en otros tiempos fueron las famosas "volatas" (o volteretas) de Mendilibar la forma en la que los jugadores pagaban sus errores en las sesiones de entrenamiento, el actual técnico del Real Valladolid ha impuestos las flexiones de brazos o fondos. Una mirada de Pacheta vale para que el jugador entienda que debe ir al suelo y hacer entre tres y cinco repeticiones, aunque a veces tiene que dar una voz para recordar que fallar tiene precio. De esta manera, que Cristo dispara sobre una portería cuando no toca, abajo, que El Yamiq imita al canario, abajo, que Janko, Weissman y Olivas conversan mientras que el técnico explica un ejercicio, abajo. Además, en algunos de los ejercicios en los que hay competencia de por medio, los equipos perdedores pagan fortaleciendo sus músculos.

Como en su día pasara con Mendilbar, Pacheta, que parece haber encontrado su once ideal, también acepta cuando él "pierde", momentos en los que los jugadores hacen bien los ejercicios, por ejemplo. Entonces, el burgalés no tiene problema en bajar al césped y hacer varios fondos, dando ejemplo. Y es que, como un padre con sus hijos, la mejor manera de enseñar no es decir, sino hacer. Es parte de "libreto" de Pacheta, parte de la filosofía del entrenador del Real Valladolid.