Cinco mensajes al Barça
El Madrid llega al Clásico del Camp Nou en inercia positiva tras golear al Shakhtar, con Vinicius regateando y acertando, con Benzema brillando y recuperando solvencia atrás.
El Real Madrid se dio un festín en el Olímpico de Kiev goleando el Shakhtar, en la antesala del Clásico del Camp Nou del domingo (16:15 horas). Un 0-5 incontestable en el que todos fueron conclusiones positivas, aunque Carlo Ancelotti tira de cautela, como perro viejo que es en esto del fútbol: "Todo salió perfecto, pero en el Clásico será otro partido, otra historia".
Sin duda lo será, pero el Madrid se sacó de la manga en Ucrania una buena ristra de conclusiones para soñar con algo grande en Barcelona el domingo: un Vinicius que ya no sólo flota entre los defensas, ahora también pica; un Benzema que no necesita marcar (aunque al final lo logró, en la prolongación) para ser el mejor atacante blanco; un Mendy retornado que le da sentido a todo el sistema defensivo; una sala de máquinas que con los años suena cada vez mejor; y un técnico, Carletto, que le ha devuelto al Madrid la voracidad perdida. Son cinco mensajes para el Barça.
Vinicius desencadenado
Con su doblete al Shakhtar, Vinicius ya ha cuajado su mejor temporada goleadora con el Real Madrid: lleva siete dianas en once encuentros, aderezadas con cinco asistencias. El curso pasado anotó seis... en 49 encuentros. Ancelotti trata de poner pausa entre los elogios, aunque es incapaz de negar lo evidente: Vini ahora define mejor. "Ha mejorado mucho, y es que ha trabajado mucho para llegar hasta aquí. Mejoró mucho en los metros finales". Carletto ya le avisó en pretemporada que los grandes goleadores juegan a uno o dos toques, nunca a más, y así lo está aplicando Vinicius, como se vio en el 0-2: desmarque a la espalda de los centrales, control (un toque) y picadita ante la salida del portero (dos toques).
Lo del 0-3 tuvo toques de todos los colores, y ni uno desentonó: se libró de cuatro defensores del Shakhtar para luego fusilar a Trubin, sin apenas ángulo. "Es una jugada que suelo hacer en los entrenamientos. En los partidos es más difícil, esta vez me ha salido...", relataba Vini tras el duelo, rebajando a normal lo extraordinario, uno de los goles de esta Champions. El Barcelona, un equipo acostumbrado a volcarse en ataque y a conceder espacios atrás, ya sabe a quién temer. No sería nada nuevo: el brasileño ya anotó en el 2-0 de Liga en el Bernabéu, en la 2019-20, en el penúltimo partido del Madrid antes del confinamiento por la pandemia.
Benzema, a lo Messi y Cristiano
Cuando a Ancelotti le consultan por la nueva actitud de Benzema, por su renovado apetito por el gol tras años sirviendo a la sombra de Cristiano, le cuesta explicarse: "Creo que Karim tiene más liderazgo en este momento. Como Modric, Casemiro y Kroos. Hace seis años era más joven... Ha subido su personalidad, pero sigue teniendo la misma calidad. Me gustaba antes y me gusta ahora". Está claro que antes ya era un futbolista excelente, pero lo que está mostrando Benzema en este arranque de curso le equipara con su excompañero CR7 y con Messi: once goles y ocho asistencias en once partidos oficiales (y otros dos goles en dos partidos de Nations League con Francia).
Ante el Shakhtar, recibió el premio al mejor jugador del duelo por encima de un Vinicius que marcó dos goles y asistió en otro. La actuación de Benzema trascendió al marcador: disparó cuatro veces a puerta y otras dos fuera de los palos, dio 37 pases buenos de 48, entró en 13 duelos, de los que ganó siete, logró tres recuperaciones, marcó un tanto (en el 91') y dio otro. El Barcelona sabe bien que ganar el Clásico pasará en buena medida por anular al francés, que además conoce bien al eterno rival: le ha hecho diez goles en 39 partidos, tres de ellos en el Camp Nou.
Una media incombustible
Ya lo avisó Ancelotti antes del duelo en Kiev: "Hemos intentado defender bien con un 4-4-2, pero no lo hemos conseguido. Para este equipo, lo mejor ahora es un 4-3-3". En su empeño por encajar a Hazard en el equipo, por alejarle de la banda, donde ya no tiene la velocidad necesaria ni el compromiso defensivo requerido, Ancelotti había deformado parcialmente a un equipo que lleva varios años jugando de memoria con un dibujo de tres medios y tres atacantes, además de dos laterales larguísimos. Ante el Shakhtar, recuperó el dibujo y acertó de lleno.
Fue la primera oportunidad para alinear a Modric, Kroos y Casemiro juntos; la pubalgia que el alemán sufría desde la pretemporada impidió verlos a la vez antes. En Kiev, Kroos fue un metrónomo, infalible en el pase (80 desplazamientos buenos de 82), Casemiro se encajó entre los centrales y levantó un muro (nada menos que 16 recuperaciones) y Modric, tras una primera parte tímida, espabiló en la segunda con una asistencia de oro a Vinicius y dinamizando el juego interior blanco (95% de pases buenos en campo contrario). Con margen para darles descanso de cara al Clásico, todo apunta a que en el Camp Nou, Ancelotti repetirá la apuesta.
Mendy cambia la defensa
Casi seis meses después, Ferland Mendy volvió a jugar un partido con el Madrid, y lo hizo sorprendentemente bien, como si nada hubiese pasado. No acusó la inactividad, disputó 70 minutos a gran nivel y se fue con estadísticas encomiables: 29 pases buenos de 31, tres duelos ganados de cuatro, tres recuperaciones... Pero lo mejor fue la sensación que transmitió, dotando de sentido a toda la defensa, que en partidos anteriores había lucido grietas severas. Lo hizo ante un equipo como el Shakhtar, con una propuesta muy ofensiva y una plantilla que el curso pasado le hizo cinco goles al Madrid en dos partidos.
La inclusión de Mendy en el once aclara mucho el panorama a Ancelotti. Todo indica que el lateral izquierdo será suyo, con Marcelo y Miguel Gutiérrez peleando por lo que no juegue el francés. Eso deja a Alaba centrado en sus labores de central, a Militao y a Nacho compitiendo por acompañar al austríaco y a Lucas Vázquez, en ausencia de Carvajal por lesión de momento, como lateral ofensivo en el que apoyarse para volcar el campo en duelos cerrados.
El Madrid de Ancelotti tiene hambre
El 0-5 atestiguó otra verdad innegable de la temporada: el Real Madrid de Ancelotti no se conforma con ganar. Quiere aplastar al rival, algo que en el Madrid fue moneda de uso común durante los años de Mourinho, en la primera etapa de Ancelotti, con Benítez y con Zidane, también en su primer tramo como entrenador. Pero desde que se fue Cristiano, la tendencia del equipo blanco hacía un modelo de solvencia defensiva y efectividad en ataque, con mínimas oportunidades, cada vez era mayor. La prueba: el Madrid 2020-21 dejó su mejor marca en cuatro goles, que anotó en apenas tres oportunidades.
Este curso, en once partidos, el Madrid ha marcado cuatro goles en un partido, cinco en dos ocasiones y seis en otra. La comparación con el último Madrid de Zidane es odiosa: a estas alturas, los blancos llevaban la temporada anterior 21 goles a favor y 16 en contra; este curso son 29 goles a favor y sólo 11 en contra. El Madrid sigue sin ser un adalid de la defensa, es un boxeador que entra en el cuerpo a cuerpo y al que no le importa llevarse un par de jabs en el mentón, pero lo compensa descargando su torrente ofensivo, centrado en Benzema y Vinicius, pero no exclusivamente: ya han marcado nueve jugadores diferentes.