Una enésima lesión, esta vez de menisco, ha provocado que el portugués Renato Sanches regrese a la parte más baja de su particular montaña rusa después de otra magnífica Eurocopa, el mejor que fue de Portugal en el campeonato que se celebró hace pocos meses por los estadios de todo el continente. El todavía joven mediocentro, 24 años, volvía a maravillar al mundo del fútbol con su arrancada incontenible, su desborde, la capacidad para filtrar pases y un disparo tremendo. Y todo aunque su selección cayera esta vez en octavos ante Bélgica, lejos del título de campeón de 2016, que dio a conocer a Renato al mundo entero. Tanto como para convertirle aquel año en Golden Boy. Tras varias semanas de recuperación por una artroscopia, Renato sumó algunos minutos ante el Marsella hace algo más de una semana y volvió a la titularidad con la derrota del pasado sábado en Clermont-Ferrand. Nada le asegura un puesto en el once en los próximos partidos, tampoco ante el Sevilla este miércoles . Y menos si no se detiene por fin la espiral de lesiones que el año pasado le hicieron perderse más de 20 duelos en el actual campeón de liga francés, al que llegó en verano de 2019 procedente del Bayern de Múnich a cambio de 20 millones de euros. Christophe Galtier, su entrenador en Lille hasta hace pocos meses, deja unas enigmáticas declaraciones en L'Equipe: "Cuando fichó por el Bayern quería jugarlo todo, necesitaba la revancha. No escuchaba. Nunca supe las verdaderas razones de sus lesiones. No están vinculadas al exceso de trabajo o de tiempo de juego, a su peso o a su estilo de vida. Es un deportista que tiene una buena alimentación, que le gusta entrenarse y es serio". "Pero se tensaba en cuanto le comentábamos si era titular o suplente. No creo que fuera estrés, más bien incomodidad. Nunca ha tenido lesiones por cambios de ritmo, por entradas o cosas así, pero sí dolores en controles o ejercicios de posesión. Debería ver a alguien que le ayudase a relajarse, incluso aunque le suponga trabajar mucho en sí mismo", añade Galtier. Sea como fuere, Renato lleva muchos años sin la continuidad que se le presupone a sus condiciones. 35 millones pagó el Bayern de Múnich al Benfica por el centrocampista después de su exhibición en aquella Portugal campeona de 2016 y, cesión también infructuosa en el Swansea City mediante, el futbolista desesperó en la Bundesliga. Como comienza también a no convencer ya en el Lille, dispuesto a volver a traspasarle ante los cantos de sirena que surgen del Tottenham o incluso, esta semana, el Barcelona. "Si llega una oferta de un gran club, Renato podrá irse. Veremos qué pasa. Pero por ahora, está con nosotros y está feliz de estar aquí. Vimos que había podido mostrar un nivel de rendimiento interesante durante su regreso de una lesión al final de la temporada, pero también en la Eurocopa con Portugal", dice circunspecto Olivier Létang, presidente del Lille. La pelota está en el tejado de Renato Sanches y su capacidad para relajarse de una vez por todas.