Pol Llonch: "Yo hago el trabajo sucio y eso no sale en los 'highlights'"
El español del Willem II atiende a diario AS tras un gran inicio de temporada en el que, además, estrena brazalete de capitán. "Lo llevo con orgullo", afirma.
"Ser capitán es muy bonito, pero echas muchas más horas en el club", expone un Pol Llonch (Barcelona, 1992) pletórico tras, por fin, dar por finalizada su jornada laboral. Son las 17:15 cuando el catalán descuelga el teléfono. Llegó a las instalaciones del Willem II a las 8:00, pero nueve horas no son nada cuando entre tus responsabilidades está ser el puente entre el entrenador y el vestuario, procurar que todo el mundo esté enchufado o conservar el ADN de una institución, el Willem II, que se define como "el orgullo de la sexta ciudad más grande de Países Bajos", Tilburgo. "Tengo más responsabilidades, pero lo llevo con ilusión", afirma un Pol Llonch que se ha apuntado a clases de neerlandés "para que los aficionados me sientan más cerca". "Por antigüedad no me tocaba ser capitán, pero me siento respaldado por el entrenador y los compañeros y eso se agradece muchísimo", añade el líder de un equipo que busca no repetir errores del pasado: "Somos un club humilde y nos equivocamos si pensamos que debemos jugar en Europa cada temporada. Trabajamos con humildad, pero sin techo". Pol Llonch está a punto de alcanzar los 100 partidos con el Willem II. Es historia viva del club neerlandés.
Acaba de cumplir 29 años y ya es padre, marido y capitán, ¿no son demasiadas responsabilidades?
(Ríe). Son responsabilidades muy bonitas. Ser capitán es algo nuevo, porque a nivel profesional aún no lo había sido, pero sabía que estaba preparado. Creo que es el mejor momento para ser capitán. Por edad, experiencia y situación profesional. Igual hace tres o cuatro años aún no era el momento, pero ahora sí. Tengo más responsabilidades: soy el enlace entre el míster y el vestuario, intento que todo el mundo esté siempre enchufado, que conservemos el ADN del Willem... Son cosas que llevo con orgullo y mucha ilusión.
Por su manera de ser, estoy seguro de que ya echaba broncas en el vestuario antes de ser capitán. ¿Lo hace ahora con más confianza?
Antes también echaba broncas, pero no era el capitán y puede que alguien se lo tomara mal. Pero en todos los equipos hay galones y todo el mundo sabe que, si echo una bronca, es por el bien del equipo y del jugador. No es por gusto. Ahora que soy capitán, cuando tengo que hacerlo lo hago con mucha más confianza y seguridad. Los chavales me respetan muchísimo y eso se agradece.
¿Fue fácil asumir el papel de líder?
Mi manera de ser es algo que no puedo cambiar y mi carácter dentro del vestuario tampoco. Se fue Peters, que era un líder, y ahora el líder tengo que ser yo. El grupo se puso muy contento cuando me asignaron el brazalete de capitán y eso me hizo muy feliz. Por antigüedad no me tocaba, pero me siento respaldado por el entrenador y los compañeros y eso se agradece muchísimo. Los chavales están contentos y eso me da confianza. Además, los resultados se están dando. No nos podría ir mejor.
Aunque sí se han marchado varios titulares, gran parte del 11 tipo del Willem ya estaba la pasada temporada en la plantilla y los resultados están siendo muy distintos. ¿Qué ha cambiado?
Hay varios factores que han influido mucho: uno muy importante es la experiencia del año pasado. Sabemos lo difícil que es ganar partidos en la Eredivisie y no vamos a cometer los mismos errores que la pasada temporada. Eso para mí es súper importante. Otro factor muy importante es el cambio de entrenador, la manera que tiene de trabajar Fred Grim, que es espectacular. Desde el primer día, nos ha dado la máxima confianza a todos, tanto a los que juegan como a los que no. Se sienta a hablar con todos y preparamos los partidos muy bien. Eso es súper importante. Y la cabeza. Para mí, la cabeza es el 85% del fútbol. Cuando eres buen jugador, porque sabemos que somos buenos jugadores, y entras en una dinámica positiva te sale todo. El año pasado era al revés.
Indice en no repetir los errores de la pasada temporada. ¿Qué errores cree que cometieron?
Como íbamos a jugar la previa de la Europa League, pensamos que íbamos a clasificarnos otra vez para la Europa League. Error. Eso fue un error enorme. Todos pensábamos que, por jugar en Europa, íbamos a ganar todos los partidos de la Eredivisie con los ojos cerrados. Y lo que nos llevó a jugar la previa de la Europa League fue luchar, pelear e ir partido a partido. Así conseguimos llegar a Europa, con el ADN del Willem II. Nos equivocamos y el equipo lo sabe. Ahora hemos vuelto a trabajar con la mentalidad de años anteriores: tenemos que trabajar, pelear, disfrutar y, si salen los resultados, empezaremos a ver adónde podemos llegar sin ponernos ningún límite. No nos ponemos techo, pero tenemos que ir día a día.
Ahora mismo son cuartos, igualados a puntos con el tercero y a solo cinco puntos del líder. ¿Es ese el sitio del Willem II?
Es muy pronto para saber cuál es nuestro sitio, pero tenemos que ser realistas. Aguantar ahí arriba es complicado porque hay clubes que quintuplican nuestro presupuesto y juegan en Europa. Antes de empezar la temporada nos juntamos y les dije a los chicos: 'El objetivo es hacer 30 puntos lo antes posible'. Tenemos que empezar con humildad, ir de menos a más y el tiempo dirá por qué podemos luchar. ¿Que empezamos muy bien y nos pusimos segundos? Pues de puta madre. ¿Que ahora vamos cuartos? Pues genial. ¿Que a final de año seguimos arriba y podemos luchar por cosas bonitas? Pues súper bien. Pero aunque estemos arriba, nuestros objetivos están muy claros: Somos un club humilde y nos equivocamos si pensamos que el Willem debe jugar en Europa cada temporada. El Willem es el Willem y nuestra mentalidad debe ser ir partido a partido. Con humildad, pero sin techo.
Antes me ha dicho varios factores que han incluido en la mejora del equipo y se ha olvidado del público.
Se me ha olvidado, pero para mí el papel del público es fundamental. Con o sin nuestros aficionados, somos un equipo totalmente distinto. Son el jugador número 12, los que nos dan fuerzas cuando ya no nos quedan más. Nos dan el último empujón en cada partido y en los últimos minutos para mí son cruciales. Sé está viendo el ambientazo que hay con nuestro estadio lleno después de casi dos años sin público en las gradas. Verles ahí, saltando y animando, es espectacular. Increíble.
Le encanta acercarse a celebrar con ellos las victorias.
Cuesta mucho ganar un partido en Primera División y hay que celebrarlo como Dios manda. La última vez que jugamos en casa le ganamos al PSV, ¿cómo no vamos a celebrarlo? Además, hacía dos años que no nos juntábamos todos en el estadio y lo bonito del fútbol es compartirlo. Son los recuerdos que nos quedarán cuando todo esto acabe.
La pasada temporada se vio obligado a jugar lesionado porque el equipo luchaba por eludir el descenso. ¿Lo pasó mal?
Era lo que había. Desde febrero y hasta final de temporada jugué con dolor y fue imposible coger la forma. Tenía un coágulo de sangre en el gemelo, no me lo podían extraer y que el cuerpo lo limpiara llevaba un tiempo, pero no había tiempo. El club estaba pasando por una situación complicada y había que tomar riesgos. Pasé de no poder correr a jugar los 90 minutos. Por suerte es algo que ya está olvidado.
¿Cree que ser español y jugar de 'stopper' le ha perjudicado? ¿Piensa que si no se llamara Pol y hubiera nacido en Barcelona su nombre habría sonado más para reforzar clubes españoles?
100%. Yo hago el trabajo sucio y eso no sale en los 'highlights'. En la tele ponen lo bonito: los goles, las asistencias, el regate más guapo... Pero esas son mis características y estoy muy contento de jugar en el Willem porque, tanto el club como los aficionados, valoran mucho el trabajo que hago. Creo que si me llamara de otra manera o hubiera nacido en otro país habría tenido más oportunidades de triunfar en España porque creo que estoy jugando a un buen nivel. Pero es lo que hay. Sé cuál es mi trabajo y estoy satisfecho con lo que hago.
En alguna ocasión sí que sonó su nombre en España, pero acabó renovando con el Willem hasta 2024. ¿Cuáles fueron los motivos para hacerlo?
Renové por la seguridad que conlleva saber dónde vas a jugar las próximas temporadas, pero también por un tema familiar. Tanto mi mujer como mis niños están súper bien en Tilburgo y eso, unido a que el club tiene un proyecto para seguir creciendo año tras año, resultó ser determinante. Yo no me quedo en el Willem solo por estar cómodo y ser el capitán, sino porque es un club ambicioso que está haciendo las cosas bien y quiere crecer mucho más en las próximas temporadas. Por eso decidí renovar. Personalmente no me pongo límites ni me cierro puertas, pero me gusta estar aquí. Me siento valorado y creo que hay proyección. Mi ambición y la del club es la misma: crecer.