El exárbitro Eriksson denuncia 'bullying' en la FIFA: "Es un negocio oscuro"
El excolegiado sueco apunta contra Collina y Busacca en su biografía. Cuenta cómo, según él, se estableció un sistema de intimidación en el estamento arbitral.
Jonas Eriksson, de 47 años, es un exárbitro que ha lucido la escarapela de la FIFA desde 2002 hasta 2018, momento de su retirada. Uno de los mejores, según la crítica. El sueco ha dirigido en todos los grandes escenarios del fútbol mundial: Liga de Campeones, Europa League, Mundial Eurocopa, Mundial de Clubes... Un colegiado de enorme trayectoria y buena reputación que ahora, después de colgar el silbato, trata de poner patas arriba el sistema arbitral de la FIFA apuntándole con el dedo de forma muy grave. Eriksson, que está a punto de publicar su biografía, denuncia en ella la intimidación a la que la FIFA, siempre según él, somete a sus colegiados, en especial a los procedentes de Asia y de África.
Eriksson ha ofrecido un avance de su denuncia en Expressen, medio sueco de gran reputación. Lo que ha vertido son acusaciones graves. "Lloro, porque estoy aliviado de que esto se acabe, aunque en realidad no estoy aliviado totalmente, estoy destrozado", confiesa mientras recuerda cómo fue apartado en el último momento del Mundial de Rusia y tuvo que explicárselo a su hija. Eriksson afirma que Massimo Bussaca intimidó directamente a árbitros de Asia y de África como jefe del departamento de arbitraje de la FIFA. Denuncia agresiones verbales frecuentes de Busacca. "¡Si vuelves a hacer esto, te mataré!", explica Eriksson que el exárbitro suizo le dijo uno vez a uno procedente de Asia. "Era intimidación, los europeos nos las arreglábamos porque realmente iba contra los asiáticos y los africanos", dice. Incluso añade que algunos sudamericanos también eran objeto de esas prácticas. "No creo que se tratara de racismo, pero se trataba de que no eran personalidades tan fuertes y no se apegaban al idioma de la misma manera por lo que eran más fáciles de presionar, la gente tiene miedo", explica Eriksson.
El sueco explica que se instaló un clima de terror donde nadie se atrevía a protestar contra Collina (entonces jefe de árbitros de UEFA) y Busacca (FIFA). En 'Korthuset', el título de su biografía, Eriksson señala que "no puedes tener pruebas porque es un negocio oscuro, no hay transparencia, pero luego puedes observar los hechos. Hay más posibilidades de poder dirigir una final de un Mundial si vienes de Inglaterra, Italia o Argentina. En el 60 por ciento de todas las finales de la Copa del Mundo a lo largo de los años, los árbitros provienen de esos países", denuncia.
Llama a Collina "el falso bastardo"
Eriksson se detiene en Collina en su libro al que llama "el falso bastardo" mientras señala cómo Clattenburg dirigió la final de la Champions de 2016, a pesar de que iba contra las reglas del mundo del arbitraje que él defiende. Clattenburg había arbitrado la semifinal entre el Bayern y el Atlético ya y varias veces al Atlético en los partidos anteriores, lo que debería haberle excluido de la final. Después, Eriksson dirige sus denuncias también contra Ceferin. Relata cómo Çakir, el colegiado turco, terminó en la nevera por "molestar" al presidente de la UEFA. "El motivo fue un partido en octubre de 2019. Çakir pitó a Eslovenia contra Austria en un partido decisivo para clasificarse para el Campeonato de Europa en 2021. El presidente de la UEFA, el esloveno Aleksander Čeferin, se sentó en las gradas y pensó que Çakir falló en un penalti muy obvio por mano. Eslovenia fue eliminada y el presidente estaba furioso y lo transmitió en una entrevista posterior", señala el sueco. "Después de aquello, el árbitro turco no fue designado para pitar más allá de los cuartos de final de la Champions, después de arbitrar una semifinal del Campeonato de Europa, dos semifinales de la Copa del Mundo, una final de la Liga de Campeones... ¿Alguien cree seriamente que uno de los mejores y más experimentados árbitros del mundo se ha convertido realmente en un árbitro mucho peor después del partido en Eslovenia, independientemente de si falló una mano o no?", esgrime Eriksson quien, de todas formas explica que no puede probar que Ceferin esté detrás de las decisiones, "pero si sigues de cerca a los árbitros internacionales, sabes que hay algo aquí".
Eriksson ha sido evaluado recientemente por la Federación Internacional de Historia y Estadísticas del Fútbol como el cuarto mejor árbitro del mundo. Su reputación estaba demostrada, pero no pudo despedirse de la profesión en el Mundial de Rusia. Expressen explica que antes de publicar su artículo con las palabras de Eriksson se puso en contacto con Collina y con Busacca para expresar su réplica, pero decidieron no contestar.