El Leganés ‘recarga’ Butarque: “Hasta Lugo restricciones”

El Leganés festeja. No sólo sus dos últimas victorias en Liga (que también) sino la vuelta a la vida (casi) como la recordábamos antes de la pandemia. La normalidad va reconquistando pequeños espacios rutinarios. El último ha sido los aforos de los estadios. Ya no habrá límites. Ante el Lugo (domingo, 21:00) Butarque volverá a ser el de siempre salvó algún 'impedimento' gastronómico. Suficiente motivo para agitar la euforia al más puro estilo pepinero. Con humor y carteles.

El último anuncia el choque ante los gallegos. En verdad anuncia felicidad escondida en 90 minutos. Todo cargado de simbolismo. En la imagen del póster, un teléfono móvil enchufado (se supone) al suministro eléctrico muestra sobre un tapete verde una foto de Butarque vacío, pero con el icono de la batería a tope de carga, no de energía, sino de público, que para el caso es lo mismo.

“Butarque al 100%”, cuenta el lema de esta imagen que juega con lo que representa los pepineros para su estadio: la fuerza del todo. Su única razón de ser. “Este domingo saldremos enchufados. Butarque, al 100%”, cuenta el ‘copy’ de esta publicación en redes sociales con la que dicen #HastaLugoRestricciones, como recuerda una de las dos etiquetas del mensaje. La otra evoca un clásico: #YaSóloFaltaElBocata avisa a propósito de la única restricción que seguirá vigente, la de no poder beber más que agua y no poder comer nada. Sólo cuando retorne el tradicional tentempié de panceta al sur de la capital se podrá decir que la vida es lo que era en la Avenida de los Once Leones.

El cartel, elaborado por el departamento de comunicación del club y la agencia Hugin and Munin, se ha dado a conocer poco después de que el Leganés vuelva a abrir sus taquillas de forma masiva para el público en general. Por primera vez desde el 29 de febrero de 2020, se pondrán a la venta entradas para un amplio número de espectadores y lo hará con precios que oscilarán entre los 15 y los 60 euros con descuentos de 5 euros para los acompañantes de abonados.

Es una horquilla de precios similar a la que se cobró la última vez que hubo público en Butarque, en aquel partido ante el Alavés que acabó con empate a uno y que fue preludio de una pandemia que luego cerró el estadio sin opción de disputar el siguiente partido en casa con público ante el Valladolid.

Aquella semana de marzo el cartel que preludiaba lo que se venía encima no tenía humor. Sólo oscuridad. “Nada que anunciar. Sin afición, no es fútbol”, rezaba aquel póster. Ahora 568 días después la afición retorna al 100%. Butarque carga energías. La vida (casi) como la conocíamos. Mucho que festejar.