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El calvario de Ceballos

"Si tengo claro algo, es que el fútbol es mi vida, y cuento los minutos para volver a disfrutar en el verde", dice el utrerano. Todavía le queda mes y medio de lesión...

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El calvario de Ceballos
Morenatti

Dani Ceballos vive uno de los momentos más duros de su carrera. El utrerano, que se ha lesionado poco (la más grave hasta ahora había sido una rotura muscular con el Arsenal) ve cómo pasan los días y su tobillo izquierdo no mejora. A este disgusto por estar fuera de los terrenos de juego se une el hecho de que cree que la situación actual está provocada, en gran parte, por el mal diagnóstico inicial. En Tokio, con la Selección, le dijeron que tenía un esguince de grado II con un edema óseo. Sin embargo, al llegar al Real Madrid las pruebas revelaron una dolencia mucho mayor: esguince de grado III, con una rotura completa del ligamento peroneo-astragalino anterior y del peroneo-calcáneo, además de un complicado edema óseo. Todavía le queda, como poco, mes y medio de baja. Hasta finales de noviembre es complicado que reaparezca y el problema ahora mismo es que el edema óseo le sigue provocando muchísimo dolor porque no se reabsorbe.

La lesión se produjo en el estreno en los Juegos Olímpicos, el 22 de julio contra Egipto. Un escalofriante pisotón que le dejó KO. Ahora, conociendo el alcance exacto de la lesión, es una evidencia que lo lógico hubiera sido coger un avión de vuelta a Madrid lo antes posible para comenzar con la recuperación. En cambio, las pruebas dijeron que su vuelta en la cita olímpica, algo que parecía imposible al principio, era posible. Desde ese momento Ceballos se machacó en sesiones de fisioterapia, recortó plazos y quiso jugar ¡en cuartos de final! Sólo seis días después de su lesión. Fue De la Fuente quien le frenó, con la idea de que reapareciera en semifinales o en la final.

En el intento por llegar a esos partidos, Ceballos llegó a entrenarse hasta cuatro veces con el resto de sus compañeros. De hecho, no estuvo descartado para la final contra Brasil hasta el entrenamiento previo, cuando el dolor era tan fuerte que, en el partidillo, se fue a la banda, se tiró al suelo y se derrumbó por completo. El esfuerzo no había servido para nada. Además, tuvo una consecuencia: la lesión se agravó mucho más. Al volver a Madrid y conocer el alcance exacto de la lesión, el enfado del jugador con lo ocurrido fue monumental. Esos intentos por jugar en Japón pueden dejarle el tobillo dañado durante mucho tiempo y el problema ahora es saber si va a conseguir recuperar las sensaciones en la articulación al 100%...

El utrerano se sinceró en redes sociales: "Hay momentos en la vida en los que surgen dificultades que no esperamos. Pero yo sigo trabajando duro para poder recuperarme al 100% de esta lesión que está dando más guerra de lo esperado. Ya estoy afrontando con un gran equipo de profesionales la recta final de esta recuperación. Sin duda, esta experiencia me está sirviendo para crecer mentalmente y volver con más fuerza e ilusión que nunca. Si tengo claro algo, es que el fútbol es mi vida, y cuento los minutos para volver a disfrutar en el verde. Ya queda menos”.