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EUROPA LEAGUE

El resurgir del Mónaco

El conjunto monegasco ha vuelto a Europa tres años después con la ilusión de llegar lo más lejos posible en la Europa. Repasamos las claves del proyecto.

Actualizado a
Monaco's French forward Kevin Volland (R) celebrates with teammates after scoring a goal during the French L1 football match between Clermont Foot 63 and AS Monaco at Stade Gabriel Montpied in Clermont-Ferrand, central France on September 26, 2021. (
JEFF PACHOUDAFP

Mónaco es una ciudad especial. El Principado, el más pequeño de Europa, se ha caracterizado siempre por ser una ciudad lujosa en la que los yates, los Ferraris y el lujo colorean una ciudad llena de pasión y furor por el automovilismo y los casinos. En cuanto a fútbol se refiere, es difícil encontrar un equipo que desate más pasión por el resto de Francia que en la propia ciudad, siendo el AS Mónaco uno de los clubes con más historia y prestigio del país galo.

El conjunto monegasco ha conseguido volver a disputar competición europea tras una temporada pasada extraordinaria en la que llegó con opciones de ganar la Ligue 1 a falta de dos jornadas para la finalización el mismo. Tras dos años en los infiernos, con cambios de entrenador constantes y sumergido en una crisis deportiva e institucional, el equipo ha resurgido de las cenizas para recuperar un prestigio que le llevó a ser uno de los principales competidores del PSG durante el último lustro. Desde que ascendió a la Ligue 1 en 2013, el Mónaco ha ocupado el pódium de la Ligue 1 en seis de las ocho temporadas en las que ha estado en la máxima categoría del fútbol francés, cambiando su estrategia de mercado, recuperando la estabilidad y, sobre todo, potenciando el desarrollo joven.

Dimitri Ryboloblev, su dueño, decidió invertir en la lujosa ciudad de Mónaco allá por 2012. En aquel entonces, los rojiblancos tocaban fondo al estar colistas de la Ligue 2 y con unos problemas económicos notorios. El ruso, de una tacada, decidió invertir sin titubeos y logró devolver al club a la élite tras fichar a Ranieri para el banquillo y tras conseguir fichar a grandes jugadores. Era un Mónaco sin estrellas, pero con jugadores como Lucas Ocampos (fichado de River Plate durante la etapa en segunda división) o un tal Ferreira-Carrasco, al que Ranieri le dio galones con tan solo 18 años y comandó un ascenso sin paliativos en la Ligue 2.

Rybolovlev, sin freno, hizo del Mónaco un equipo atractivo en el que las estrellas tenían cabida. Siendo el Principado, un estado que atrae a los mejores deportistas por su ventajoso sistema fiscal y su calidad de vida (por ejemplo, Novak Djokovic, excelentísimo tenista, tiene su residencia en la ciudad), el Monaco consiguio a contratar a jugadores como Falcao, James, Moutinho, Toulalan, Kondogbia o Berbatov entre otros. Con Ranieri, el equipo se asentó en la segunda plaza de la Ligue 1 y con Jardim rozó la gloria. El técnico portugués alcanzó los cuartos de final de la Champions en 2015 y estuvo a un paso de pisar la final en 2017, en un equipo que le arrebató la Ligue 1 al PSG con un joven Mbappé desatado y con un Falcao que, tras arrastrar múltiples problemas de rodilla, recuperó la sonrisa. Aquel equipo, que contaba también con jugadores como Mendy, Sidibé, Bakayoko, Fabinho, Bernardo Silva o Lemar, se ganó el reconocimiento del fútbol europeo en una campaña histórica al que le faltó el broche de oro.

El infierno y la reconstrucción con Paul Mitchell

Sin embargo, de la felicidad al llanto hay un paso. El Mónaco, que era un equipo gigante en Francia, precedido por temporadas en las que todo funcionaba, tuvo que saborear el amargo sabor de la reconstrucción tras ganar la Ligue 1. Múltiples ventas, múltiples adquisiciones sin rendimiento y cambios de entrenador que llevaron a amenazar la supervivencia del equipo en la Ligue 1.

Tras Jardim, el Mónaco quiso darle las riendas del proyecto a Henry, que, como primer entrenador tras haberse formado de la mano de Roberto Martínez en la selección belga, empeoró todavía más la situación. El Mónaco consiguió salvarse volviendo a llamar a Jardim, el cual apenas duró meses, ya que, en diciembre de 2019 y de forma sorprendente, la escuadra monegasca contrataba a Robert Moreno para erradicar la situación. El catalán, que apenas duró tres meses (pandemia de por medio y llegada de Mitchell a la dirección deportiva), no supo reconducir la situación y no consiguió clasificar al Mónaco a competiciones europeas.

Tanto Oleg Petrov como Rybolovlev decidieron, en esos momentos, dar un giro radical a la política del Mónaco. El equipo ya había cambiado su estrategia de mercado, potenciando más el mercado joven para ya no contratar a grandes estrellas del fútbol europeo. Era un Mónaco mucho más sosegado y, quizá, mucho menos impaciente a la hora de fichar. Por ello, Paul Mitchell, forjador de los éxitos del Southampton y más si cabe del Tottenham de Pochettino, además de haber desarrollado la marca RB en Salzburgo y Leipzig, fue el elegido para intentar sentar las bases del Mónaco que todos habíamos conocido en los últimos años. El inglés, en tiempo récord, asentó la estabilidad de facto.

Mitchell decidió despedir a Robert Moreno para fichar a Kovac, un técnico que despues de haber tenido exito con el grupo joven del Eintracht, gano très titulos en su primera temporada con el Bayern. Aunque la siguiente temporada fue más difícil, sus características lo convirtieron en el entrenador ideal para tener las riendas del Mónaco.

Kovac, innovador con un sistema de tres centrales, carrileros ofensivos y talento al servicio de lo colectivo, hizo un 2021 extraordinario y clasificó al Mónaco a la previa de Champions que, desgraciadamente, no pudo culminar con una clasificación a la máxima competición continental para los intereses del club. “Niko tiene un perfil de entrenador muy motivador y es algo que ayudó mucho al equipo la temporada pasada. Tiene una gran experiencia y números muy llamativos en las copas domésticas. Esperamos que eso se pueda reflejar en nuestro recorrido en la Europa League. Tanto como su energía, su entusiasmo y su mentalidad ganadora, la experiencia que tuvo en el Bayern puede ser la perfecta herramienta para que crezcan nuestras jóvenes promesas. Desde un punto de vista más global, al abrir un nuevo capítulo la temporada pasada, hicimos un análisis completo y pusimos en práctica una nueva organización deportiva. Cambiamos de manera proactiva el condicionamiento y la filosofía medicinal, tanto como la nutrición, el proceso de reclutamiento, la recuperación, la identificación de jugadores, el análisis de datos y más cosas”, nos confiesa Mitchell al preguntarle por Kovac.

Además, añade: “El objetivo es tener la plantilla la más eficiente posible en la cancha y acompañar al club en una manera de trabajar moderna. Creamos roles empresariales de director del rendimiento, director técnico, jefe del estudio de datos y de tecnologías, y logramos contratar a unos de los mejores médicos deportivos de Francia. Todo eso para supervisar y manejar una cultura de éxito dentro del club. Queremos descubrir talentos y hacerlos crecer para crear un equipo que pueda rendir de manera constante en Europa. Es la razón por la cual rejuvenecemos la edad media de nuestro equipo, que hoy en día es el más joven de las cinco grandes ligas europeas como lo demostró un estudio reciente del CIES”.

El Mónaco, actualmente, cuenta con una plantilla muy joven. Jugadores como Badiashile (20), Disasi (23), Pavlovic (20), Tchouameni (21), Matazo (19), Jacobs (22), Boadu (20) o Isidor (21), representan esa estrategia más encaminada a potenciar el desarrollo de Mitchell que a priorizar incorporaciones millonarias. “Tenemos la suerte de poder trabajar en unos de las mejores ciudades deportivas de la Ligue 1, y con una cantera muy productiva, de la cual salieron jugadores como Thierry Henry, David Trézéguet, Emmanuel Petit, Lilian Thuram o Kylian Mbappé. Hoy en día, jugadores como Benoît Badiashile, que tiene 20 años pero que ya lleva casi 100 partidos oficiales con el Monaco, Sofiane Diop, Eliot Matazo o Chrislain Matsima están con el primer equipo después de haber pasado por nuestras categorías inferiores”, subraya Mitchell.

La nueva ciudad deportiva, situada en la Turbie, es otra de las claves del crecimiento de la cantera, sobre todo para Oleg Petrov, su vicepresidente: Con nuestra nueva Ciudad Deportiva (llamada «Centre de performance»), fruto de la visión y de la inversión de Dmitry Rybolovlev, nuestro presidente, el club ya tiene una infraestructura de gran calidad para el futuro. Eso nos permite trabajar en un entorno técnico, medicinal y deportivo de alto nivel y así ofrecer las condiciones para que nuestros jugadores progresen y que nuestro proyecto sea todavía más atractivo.”

Para Paul Mitchell, la ambición del equipo en Europa tiene que ser la de llegar lo más lejos posible: “Nuestro principal objetivo era volver a jugar una competición europea esta temporada, algo que logramos gracias a una excelente segunda vuelta y un récord de puntos ganados, lo que nos permitió acabar terceros en la clasificación. Ahora, nuestra ambición es ser competitivo y consolidar nuestro nivel para estar lo más alto posible en la liga y jugar en Europa cada temporada. Para eso, tenemos que construir nuestros pilares e ir creciendo, construyendo y desarrollando con el fin de estabilizar el club”.

Por su parte, Petrov, vice-presidente, considera que el PSG es un caso aparte y que las ambiciones del Mónaco nunca pueden ir encaminadas a quitarles la Ligue 1: “En la Ligue 1, el PSG es un caso aparte. Fue finalista y semifinalista de la Champions en las ultimas dos temporadas y está sin duda entre los mejores clubes europeos. El Mónaco se desarrolla con un ritmo diferente, una estrategia diferente y recursos económicos que no son los mismos. Eso no nos impide ser ambiciosos y trabajamos para ser el principal rival del gran favorito. En el Mónaco, tenemos una visión a largo plazo. Vamos etapa a etapa. Repito: el objetivo que tenemos para esta temporada es de seguir al mismo nivel de resultados e integrar los partidos europeos en nuestro calendario”

Puntos fuertes del Mónaco

La Real Sociedad debe tener en cuenta que hoy se enfrenta a un equipo plagado de talento, que busca ser protagonista con balón y que, además, en campo rival tiene a jugadores que necesitan muy poco para ser peligro. Si algo ha caracterizado a Kovac en su año y medio en el Principado, es el de hacer un fútbol atractivo y asfixiarte con la presión en campo rival. Desde que instaurara el 1-3-2-4-1, el equipo ha mejorado mucho los registros, defiende mejor las transiciones rivales, triangula constantemente de defensa a ataque y busca ocupar de la mejor manera posible los espacios cerca del área adversaria. No obstante, el inicio de temporada no ha sido el deseado, sumando hasta la fecha 11 puntos de 24 posibles.

Si Kovac tiene algo claro, es que quiere iniciar la jugada desde su portero. Por eso pidió el fichaje de Nübel, un guardameta que, gracias a su capacidad de organizar, supera incluso a veces dos líneas de presión. Los centrales, siendo casi siempre el de la derecha un lateral reconvertido en central para corregir (Sidibé o Aguilar, cuando defiende lo hace en 1-4-1-4-1 para organizarse mejor), suelen tener buen pie tanto para jugar con cercanos como con alejados. Badiashile, un jugador que ya ha sido relacionado con el Real Madrid, tiene una técnica depurada para encontrar a los mediapuntas y también activa en largo a los carrileros, sobre todo a Gelson Martins, que es el que viene actuando en dicha demarcación. Caio Henrique, el carrilero izquierdo, asistió la semana pasada en Clermont y es una de las principales armas ofensivas del equipo, siendo el brasileño un jugador de muy buen pie para asociarse y para enviar centros desde la banda. Fue elegido mejor lateral izquierdo de la última jornada tras su asistencia ante el Clermont y, durante el curso pasado, fue el mejor lateral izquierdo de la temporada en la Ligue 1.

Sin duda, si algo tiene que corregir Kovac, es la posición de los mediocentros. El doble pivote, formado por el talentoso Tchouameni (ya ha debutado con Francia) y el físico Fofana (el que más corrige, con menor peso con balón), nunca se mueve en la salida y es por ello por lo que los rivales siempre plantan a dos jugadores sobre los centrocampistas para evitar que reciban libres. La altura de ambos es prácticamente la misma y quizá ese es uno de los pocos debe que tiene que corregir el técnico croata. Por delante, tanto Golovin como Volland combinan con el talento de Ben Yedder, que se ha consolidado como un jugador que va de maravilla en los apoyos y que genera ventajas constantes tanto para el ruso como al alemán, o si lo desea Kovac, para el joven Diop, que es otro jugador que conduce la pelota a mucha velocidad y tiene talento para el último pase. Sin balón, el Mónaco es un equipo que suele presionar en 1-4-1-4-1, siendo Volland el jugador que se pega al mediocentro rival, los extremos cerrando el pase al lateral a los centrales y el doble pivote siendo muy agresivo cuando defiende hacia adelante.

El Mónaco es un equipo valiente, atrevido, con jugadores de mucha calidad, pero también con problemas defensivos. Los tres centrales que tanto rédito le dieron a Kovac durante el curso pasado no han comenzado la temporada de la misma manera, aunque son defensas que van muy bien en el juego aéreo y que en el balón parado son peligrosos. Lo de hoy en Anoeta se anticipa como un duelo táctico apasionante entre Alguacil y Kovac, dos técnicos que buscan ser protagonistas y que casi siempre miran la portería rival.