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BARCELONA

Koeman vuelve a su idea original

Llegó al Barça convencido de implantar un 4-2-3-1 del que renegó rápido. Pasó por el 4--4-2, el 4-3-3 y el muy criticado 3-4-2-1. Después de insinuarlo contra el Granada, regresó a ese dibujo ante el Levante.

Koeman, con Alfred Schreuder.
RODOLFO MOLINADIARIO AS

Ronald Koeman aterrizó en agosto de 2020 en el Barça con una idea: cambiar de sistema. El 4-3-3 había dado síntomas de agotamiento. No había demasiados extremos, Busquets sufría sólo en el centro del campo y el Barça debía, en cierto modo, protegerse. Así que pensó inicialmente en un 4-2-3-1. En los jugadores, no obstante, engañó. Donde se daba por hecho que el doble pivote lo formarían De Jong y Pjanic, flamante fichaje procedente de la Juventus, él mantuvo a Sergio Buquets como intocable después de una conversación con el actual capitán. El de Badia, que había quedado muy tocado después del 2-8 de Da Luz, le dio la razón y firmó una excelente temporada.

El experimento del 4-2-3-1 no le funcionó a Koeman. El Barça empezó a desangrarse y perder partidos. Aunque se protegió enTurín con un 4-4-2 (0-2), salió ya mal parado del Clásico (1-3) y, después de empatar en Vitoria contra el Alavés y perder en el Wanda, Koeman hizo cambios. Con Pedri ya indiscutible en el equipo, ajustó el sistema y empezó a jugar con un 4-3-3 en el que Busquets era el mediocentro de posición; Pedri, el cerebro; y De Jong adquirió un papel de llegador espectacular en partidos como el de San Mamés (2-3) o en los choques de Supercopa (Real Sociedad) y Copa (Vallecas, Granada. Ese sistema también se agotó. Fracasó ante el PSG en la Champions (1-4), en la ida de la semifinal de Copa ante el Sevilla (2-0) y, finalmente, tropezó contra el Cádiz.

Koeman decidió agitar el equipo con un 3-4-2-1 en el que probó con Dembélé como nueve en el Sánchez Pizjuán en LaLiga. Funcionó (0-2), y así levantó la semifinal de Copa (3-0). Lanzado, el Barça ganó 1-6 en el Reale Arena, en Villarreal y arrasó en la final de Copa contra el Athletic. Alba y Dest volaban en las bandas; Messi y Griezmann estaban cómodos en el centro del ataque y Dembélé, al fin, jugaba con cierta regularidad. Pero terminó por calarse. Los tropiezos contra Granada, Levante y Celta a final de Liga dejaron un mal recuerdo del sistema de los tres centrales, que además fue atacado ferozmente por Laporta, que quiso convertirlo en motivo para despedir a Koeman. Luego, y como lleva cuatro meses, no se atrevió a hacer nada.

Koeman empezó la nueva temporada, 2021-22, con una idea clara: jugar el 4-3-3. De hecho, aún piensa que es su sistema de partida. Sin embargo, las bajas le han ido obligando a hacer retoques. Contra el Bayern, en una de las decisiones más discutidas desde que es entrenador azulgrana, y han sido unas cuantas, alineó tres centrales. La sensación de inferioridad que ofreció el Barça, y su inmovilismo en la segunda parte, generaron una tormenta de críticas. Enterrado el sistema de los tres centrales, el holandés ya amagó con el 4-2-3-1 durante un rato en el partido ante el Granada. Había empezado 4-3-3, y movió ficha al descanso. Luego, terminó el partido con un sistema loco con Piqué, Araújo y Luuk de Jong como delanteros centros.

Pero el 4-2-3-1 del partido ante el Levante funcionó muy bien. A Busquets le vino bien la ayuda de Nico, que es un jugador con gran sentido posicional y, aunque algo pesado, con mucha presencia. Busi le hizo también más fácil el partido al hijo de Fran, que como Eric tiene un gran sentido de la responsabilidad. Los dos se saben el libro del fútbol y jugadores cerebrales son necesarios siempre. Además, la idea de tirar a Gavi a la derecha también funcionó. Porque el niño de Los Palacios parte de esa posición pero, por su gran despliegue físico pese a su baja estatura, se junta con los mediocentros para asociarse y hace un esfuerzo defensivo bárbaro. También rompe líneas con y sin el balón. Coutinho, pese a no estar descollante, jugó cómodo en la posición de mediapunta. El arça, en fin, se sintió bien.

La apuesta le salió tan bien a Koeman que podría pensar en repetirla en Lisboa. Suponiendo que prescinda de Nico para meter a Frenkie de Jong, podría jugar con Busquets y el holandés en el doble pivote; más Gavi, Coutinho y Pedri, si se recupera, en el centro del campo. Otra opción sería jugar con Busquets y Nico en el medio y De Jong más adelantado. Un trivote que podría completar con Gavi y Coutinho o Pedri si el canario está listo. Pero el asunto es que, por lo visto, el 4-2-3-1, la idea original de Koeman, puede volver a tener vida en el Barça.