La kryptonita de Raúl de Tomás
El delantero del Espanyol anotó cuatro goles en solo cuatro días, aunque solo uno subió al marcador. El resto fueron anulados por el VAR por cuestión de centímetros.
Unos centímetros, apenas lo que mide un periódico, el espacio entre vagones en el metro o el pasito de su hijo tras despedirse en la puerta del cole. Esa ínfima distancia es la que ha separado, en solo cuatro días, a Raúl de Tomás de coronar una de las semanas más prodigiosas de toda su carrera profesional. Y al Espanyol, de rozar la gloria (o, cuando menos, la tranquilidad). El delantero anotó cuatro goles, entre Alavés y Sevilla, y todos los llegó a celebrar. Pero solo uno subió al marcador. Por centímetros.
El VAR ha sido, en esta semana sin descanso que queda atrás, la auténtica kryptonita de RdT –la cosa, parece, va de siglas– y, por extensión, de todo el equipo perico. Solo habían transcurrido tres minutos del Espanyol-Alavés, el miércoles, cuando anotaba a pase de Keidi Bare. Se desgañitaba el RCDE Stadium cuando desde la sala VOR descubrieron el fuera de juego de Adrián Embarba al inicio de la acción. Nada que no pudieran resolver a los 18 minutos entre Manu Morlanes, con un atinado pase entre líneas, y un prodigioso De Tomás con control y definición. Otro festejo invalidado, esta vez por posición avanzada del madrileño.
Y lo mismo sucedía el sábado, en el Sánchez Pizjuán, a los 25 minutos del Sevilla-Espanyol, en un balón largo de Diego López y una vertiginosa contra de RdT que culminó con un globo sobre Yassine Bounou. Sonrisas, abrazos, el salto de un par de seguidoras pericas en la grada. Y el jarro de agua fría por otro fuera de juego, que en esta ocasión ni siquiera la imagen del VAR –con un plano cerrado en exceso– demostraba.
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“Se te pasan muchas cosas por la cabeza”, reconocía Raúl de Tomás el miércoles sobre la sensación que envuelve a un goleador cuando le anulan esa suerte. “Es algo que en la mente permanece”, apostillaba el ariete, quien al menos ante el Alavés se pudo desquitar al convertir el penalti de la victoria. No así ante el Sevilla, en una diana que iba a suponer el 1-1 y el inicio de un nuevo partido cuyo final jamás se descubrirá. Por centímetros. Por la kryptonita.