Anduva como palanca para la crisis
El Leganés vuelve al estadio en el que ascendió a Primera. Las lecciones de aquella tarde pueden ayudar a que evadir una crisis que lo deja en puestos de descenso.
El Estadio Municipal Anduva en Miranda de Ebro tiene, para el Leganés, reminiscencias de gloria. Fue allí, un 4 de junio, dónde consiguió subir por primera (y única) vez a Primera División. La culminación de una gesta que al inicio de aquella temporada parecía imposible y que ahora se convierte en objetivo fundacional del curso, aunque los resultados hayan llevado a los blanquiazules a la zona de descenso. De ahí que la visita del próximo domingo a ese mismo estadio tenga, para el Leganés, un enorme simbolismo por aquello de ser un lugar cargado de buenos recuerdos. El punto de apoyo ideal con el que hacer palanca y desatascar definitivamente el panorama gris que rodea a los blanquiazules.
Para que aquella gesta pueda tener consecuencias en el presente hará falta pedagogía del recuerdo. Apenas quedan supervivientes de aquel día y la mayoría se concentra en el cuerpo técnico, cuerpo médico o utilleros. En la plantilla sólo un jugador permanece: Unai Bustinza. También Queco Piña, que entonces fue portero suplente de Jon Ander Serantes el día de la gloria y que ahora ejerce como preparador de guardametas junto a Asier Garitano. El de Bergara, su preparador físico (Miguel Pérez) y su segundo (Pedro Hérnández) también estaban en aquel cuerpo técnico.
“Sentiré otro partido más. Ese cosquilleo para jugar. Anduva quedará ahí para el recuerdo. Ahora nos centramos en el partido. Siempre será una alegría grande. La mente nos irá a ese gran ascenso, pero con los pies en el suelo. Este es otro partido. Hay que saber en qué situación estamos. Hay que jugar otro partido”, evocó hoy un Asier Garitano que prefiere guardar distancias con el recuerdo.
Las lecciones de Anduva
Lo que quizá sí pueda hacer el técnico inyectar en el actual grupo el relato de esa tarde en la que las emociones estaban disparadas con toda una ciudad empujándoles hacia lo imposible. Ese espíritu de apoyo incondicional es una de las virtudes del ascenso que pretende recuperar el Leganés y en especial el propio Garitano. Hacer de la cercanía con su gente una virtud constante y, así, construir sobre lo positivo y no sobre la crítica, insisten en el banquillo blanquiazul.
De aquella tarde también puede servir la lección de que las distancias en Segunda son escasas por mucho favoritismo de un equipo sobre otro. Porque esa tarde en Anduva, el Leganés iba como clarísimo candidato a ganar, pero sufrió para conseguirlo. El gol llegó a balón parado (Insua de cabeza) y después de ver como el árbitro anulaba un tanto a Aridane que bien pudo suponer un agónico empate para los blanquiazules. El tanto, por cierto, debió subir al marcador. Bustinza anulaba la posición ilegal del ariete canario. Afortunadamente para los intereses del Leganés, el VAR entonces no existía.
Los otros Anduva
Ahora la visita de los blanquiazules estará de nuevo marcada por esa ausencia de distancias y también por el lastre de saber que la historia de las visitas a Miranda sólo fue positiva aquella tarde de 2016. En las otras dos ocasiones en las que el Leganés fue a Anduva el resultado no tuvo forma de victoria. El curso pasado el duelo terminó con empate a cero, sin apenas ocasiones para los pepineros.
Peor fue en 2014, cuando el Leganés, también dirigido por Garitano (las tres visitas lo tuvieron en el banquillo visitante) cayó con un gol de César Caneda que mandó al Leganés a los puestos de descenso. Aquella jornada fue la única en la que el preparador de Bergara vio como el Leganés de su primera etapa ocupaba puestos de descenso. Una situación que no ha repetido hasta esta temporada y que pretende eludir usando Anduva como palanca para impulsarse.