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REAL ZARAGOZA

Háganle caso a Shankly

El Zaragoza es valiente y vistoso, pero tiene un problema gravísimo de definición no resuelto en hasta tres mercados y que viene comprometiendo todos sus méritos.

Zaragoza
Vada se lamenta de una clara ocasión fallada ante la Real Sociedad B.
ALFONSO REYES

“Si estás en el área y no sabes qué hacer con la pelota, métela en la red y ya discutiremos las alternativas más tarde”, dejó dicho Bill Shankly, forjador del gran Liverpool y autor de algunas de las sentencias más memorables de la historia del fútbol. La frase del entrenador escocés viene ahora al pelo para analizar al Real Zaragoza de este inicio de campeonato: un equipo que tiene una de las propuestas más atractivas de Segunda División, pero al que le falta lo sustancial: ni es eficaz en el área contraria ni gobierna la propia. Y eso le ha hecho ir a remolque en cinco de los seis partidos disputados o, lo que es más llamativo, necesitar más de veinte remates para marcar un gol. Sencillamente, el Zaragoza tiene un problema gravísimo no resuelto de definición que compromete todos sus méritos.

La campaña pasada, Juan Ignacio Martínez logró impedir casi milagrosamente el descenso del equipo aragonés gracias a una fortaleza defensiva que le permitía sacar el máximo provecho a un solitario gol. Y así , y con enorme sufrimiento, se sacaron adelante partidos vitales. Pero, ya sea por la ausencia de Vigaray o de Peybernes, o porque el técnico alicantino quiere jugar esta temporada a ser valiente y protagonista con el balón, el Zaragoza ni es solvente a la hora de defender ni ha mejorado los paupérrimos registros goleadores que dejaron Toro Fernández, Vuckic o Álex Alegría. El equipo es valiente y vistoso, pero sólo ha sumado seis puntos en seis jornadas, y sólo ha celebrado cuatro goles, tres de ellos de centrocampistas: Eguaras y Vada (2).

No es que el gol sea una responsabilidad exclusiva de los delanteros, pero sí su principal obligación, y ninguno de los fichajes de este verano, más allá de un año excepcional de Álvaro Giménez en el Almería u otro de Nano Mesa en el Tenerife, tienen estadísticas notables en sus carreras, ni parece que vayan a tenerlas en La Romareda. Incluso Narváez, el mejor de largo de los atacantes del equipo, ha llegado nunca a la decena de goles en Segunda División. El curso pasado hizo nueve y le ha costado 16 jornadas volver a marcar. Tampoco se les han ‘caído’ nunca los goles a Bermejo o Borja Sáinz, y esta por ver lo que puede aportar el panameño César Yanis. Por su parte, Iván Azón, el remedio casero, pelea y lucha como ninguno, pero no va a resolver con su insistencia y su fe un problema de tanto calado. En cualquier caso, Azón está muy por encima de en rendimiento de Álvaro Giménez, que el sábado volvió a vivir otra tarde de ausencia.

El Real Zaragoza, dada su economía de guerra, no puede aspirar a goleadores contrastados o a delanteros diferenciales en la categoría, pero tampoco podía cuando firmó a Borja Bastón, Borja Iglesias, Luis Suárez o Puado, así que hay un claro componente de apuesta, de ojo clínico, de fichar mejor, que no se puede despreciar a la hora de analizar la alarmante falta de eficacia de este año y medio. Y es que entre Lalo Arantegui y Miguel Torrecilla, los dos directores deportivos, no han solucionado en tres mercados -dos de verano y uno de invierno- la cuestión más relevante de un equipo de fútbol con mínima aspiraciones y no digamos con urgencias tan considerables como las que tiene el Zaragoza.

Quizá todo sea cuestión de suerte o de una mala racha, como pregona Juan Ignacio Martínez, pero más bien parece una pura cuestión de eficacia, de definición, de precisión. En definitiva, de calidad ante el gol y de haber acertado o no con los fichajes. El campeonato está todavía en su fase inicial y JIM siempre se ha mostrado muy convencido de las posibilidades del equipo en esta temporada, pero el próximo mes de competición va a terminar de aclarar las cosas. Mientras tanto, al Zaragoza no le queda otra que insistir en su propuesta y confiar en que alguno de sus atacantes tenga en cuenta la sentencia de Shankly. Ya saben: “Si estás en el área y no sabes qué hacer con la pelota, métela en la red”.