La vuelta más gris de Griezmann
El francés fue titular con el Atleti en el primer partido tras su regreso... Sin influencia en el juego, más cerca del 'Grizi' del Barça que del que fuera rojiblanco.
El último partido antes del domingo que Griezmann había jugado con el Atlético había sido el 18 de mayo de 2019, en el Ciutat de Valencia, ante el Levante. Dos años, tres meses y 26 días después, el francés regresó al Atlético, a vestirse la rojiblanca, aunque la camiseta que llevara fuera esa azul que va descomponiéndose hasta terminar en rosa. Y, aunque pasó casi del fichaje al once, con sólo cuatro días de entrenamiento, era mucha la esperanza de su principal valedor, en el fichaje y en sus años como rojiblanco Simeone, en que Griezmann volvería a ser Griezmann. El Cholo lo alineó junto a Correa y Luis Suárez, modificando su dibujo para pergeñar un 5-2-3 que resultó un desastre. Descompuesto y desubicado, el Espanyol le ganaba 1-0 al final de los primeros 45 minutos. Y es que ese Griezmann que saltó el domingo en Cornellà no es el Griezmann que se fue. Tampoco el Atleti.
Es curioso pero dos años después de su marcha, si se compara el once de aquel Atleti en la última jornada de la 2018-19 al del Atlético en la cuarta de la 2021-22, sólo tres futbolistas que estaban entonces, seguían: Correa, Koke y Lemar (Oblak también, por supuesto, pero aquel partido el esloveno no lo jugó, lo disputó Adán). Y Lemar precisamente fue suplente ante el regreso de Antoine, el sacrificado (y quien, cuando entró, junto a Kondogbia, Lodi y Carrasco, que jugó los 100 minutos de partido, cambiaron el destino rojiblanco, hasta abrazar la victoria). Un Atleti absolutamente distinto, obligado a hacer una transición aquel verano en el que Griezmann se fue al Barcelona, con el fichaje de ocho futbolistas para recoger el testigo de los últimos primeros soldados, y campeones, del Cholo (Godín, Filipe y Juanfran): Trippier, Lodi, Felipe, Hermoso, Llorente, Herrera, João Félix y Saponjic.
Una transición que no pudo confirmarse de la mejor manera la temporada siguiente, con el equipo campeón. Mientras, Griezmann languidecía en el Barça. De él sólo resaltaba su incuestionable sacrificio siempre. Pero el Barça le fichó para que fuera el Griezmann del Atleti, decisivo. Sus primeros partidos como culé esta temporada, ya el Barça sin Messi, el cero fue el dominador de sus números. Cero remates, cero pases, cero todo. Con el Atlético en su primer partido no estuvo mucho mejor.
Porque Griezmann ha recuperado la sonrisa, está donde quiere estar, pero su aportación en su rentrée fue más bien gris, como si siguiera en el Barça. Cero remates a puerta, dos fuera. Siete pases errados (17 buenos), pases en profundidad buenos, cero, pases en largo, también, cero patatero. Centros, uno. Pases de espalda, dos. Recuperaciones, dos (Carrasco, por ejemplo, fueron siete). Balones perdidos, diez. Veces regateado, dos. Sólo en un aspecto destacó, un brote verde al que agarrarse, su sonrisa, el futbolista, su entrenador: ocasiones creadas. Fueron tres, el que más del equipo. Griezmann fue titular sólo 12 días después de anunciarse su fichaje, en el ‘deadline’ del mercado, cuatro después de su primer entrenamiento. A la memoria, 2014, cuando, con 24 años, llegó al Atlético de la Real Sociedad. Entonces, también le costó. Hoy, aunque haya pasado las mili que tanto le costaron entonces, las del ‘Profe’ y la del Cholo, llega a otro Atleti. Deberá ajustar su capa a los moldes. Y tratar de volver a volar.