Recio y Garrido sentencian a golazos frente a un Alcorcón plano
El Leganés se lleva su cuarto partido de pretemporada y primero de la sesión doble que disputará este sábado. Un arranque para olvidar. Los palos de Arnáiz y Eraso amagaron con la goleada.
Fue el Leganés versión ascendente para llevarse el cuarto partido de su pretemporada, primero de los dos que le esperan hoy en una sesión doble que pondrá fin a la preparación pepinera y supondrá prólogo al arranque del curso, ése que para los blanquiazules (hoy de verde) se inicia dentro de una semana ante la Real Sociedad B. Los goles (golazos) de Recio y Manu Garrido en la segunda mitad desatascaron un duelo que comenzó ungido en barro pastoso y acabó acelerado en rachas de intensidad y fútbol. Como si madrugar (la bola echó a rodar a las 10:01) no le hubiera sentado bien ni a los blanquiazules, ni a un Alcorcón más empantanado si cabe. Dos palos del Lega también tras la reanudación (Eraso y Arnáiz) pudieron cerrar en goleada el primer acto sabatino en la Instalación Deportiva Butarque.
Se desperezó Leganés con una mañana de fútbol veraniego. Riesgo de bostezo al cuadrado que se disipó apenas transcurridos 72 segundos de partido, cuando un balón profundo alentó la cabalgada de Manu Garrido rumbo a la portería de Suárez. Olía a gol. A buen inicio. A prólogo de emociones más allá de la expectativa. Todo eso se rumió en su carrera de 30 metros, pero su remate, potente y ajustado, se descerrajó contra el lateral de la red. Apenas había pasado un minuto y el Lega gozó de una ocasión clarísima (la parroquia lo festejó como gol real, cosas del efecto óptico) que fue alfa y omega de la emoción en este arranque de partido fiel a lo prometido: pretemporada.
Experimentos en el desayuno
Toneladas de pretemporada sin más que echarse a la boca que análisis de las pruebas dispuestas en las alineaciones para la puesta a punto que llegará, en el caso del Lega, en una semana. Quizá para ese duelo fueran algunos de los experimentos que Garitano desplegó. Como apostar por Bustinza como lateral derecho tras un verano centrado en el eje de la zaga o blindar a Silva como central pese a su condición de lateral ofensivo. El resto del once fue pura rutina rotatoria con sabor a plan B y mucho terraplanismo en ataque.
El once de la tarde ante el Rayo Vallecano en el Villa de Leganés (hoy es día de doble sesión futbolera, un clásico de Garitano y sus puestas a punto) será, seguramente, más ‘titular’ que el dispuesto ante un Alcorcón que también fue fiel a lo previsto: juego arrítmico y poco más salvo un posible penalti de Garrido a Al Badaqui en el 40’ que provocó una intensa discusión entre Gorosito, Arnáiz y el asistente del costado diestro, aplauso del público incluido a los chascarrillos del pepinero. Hubo en sus palabras afiladas más diversión que en este primer acto.
Golazos al alba
Una acuarela de desesperanza que se disipó con un brochazo de calidad. Apenas reanudado el partido se inventó Recio un obús colocado desde la frontal del área que penetró en la portería de Suárez a palo cambiado. Gol vistoso (53’) que restalló en aplausos de alivio. Hubo, al fin, fútbol en Leganés. Zarpazo para espabilar el partido, que aumentó en ritmo y detalles. En desborde y llegadas al área. La más clara visitante la desbarató un Víctores que salvó un remate seco de Escobar poco antes de que la conexión canterana entre Alex y Garrido dejara el segundo de los pepineros (63’). Un gol de espuela a centro desde la derecha que bien valió el madrugón futbolero.
Aún pudo echarse el partido algo más a la boca con un larguero de Eraso tras internada de Arnáiz y un tiro al poste del propio Arnáiz frente a un Alcorcón que acabó siendo víctima de sus rotaciones, el cansancio y la percepción de que, tras los goles locales, su partido había acabado