El Racing le aguanta la mirada al Burgos
Los santanderinos plantaron cara a los de El Plantío, que están a una semana de comenzar la liga de Segunda tras su reciente ascenso.
El Racing progresa adecuadamente. Sin alardes, dentro de un orden, pero su pretemporada parece prometer un equipo serio, junto, que asume los riesgos justos, y con ideas claras. El Burgos, que tiene dos semanas menos que los santanderinos para ponerse a tono y que debiera estar más avanzado en su puesta a punto, debe apretar el acelerador. Sobre todo a la hora de generar en ataque. Hoy, en El Sardinero, no ha sido mejor que el Racing. Con mando alterno, si el partido se hubiera resuelto a los puntos hubiera quedado como reflejó el marcador. Con empate.
Romo sorprendió con el once, especialmente en los dos laterales. Por la derecha volvió a dar, una vez más, la titularidad a Jorrín, dejando a Unai Medina y Ceballos en el banco, lo mismo que hizo con Isma López (con molestias estomacales) y Simón por el otro lado, donde alineó a Eneko Satrústegui. Lo que son las cosas, el navarro declaró ayer que "jugué al principio de mi carrera de lateral, pero he venido al Racing a ser central izquierdo" y el míster le manda a las primeras de cambio al costado. La estampa, la verdad, le perjudica, no parece la de un lateral de fuste, pero lo cierto es que cada vez que tuvo oportunidad subió con criterio. Es una opción, sin duda.
El partido comenzó con claro dominio del Burgos que con una presión alta impedía, literalmente, que el Racing cruzara la raya del centro del campo con el balón controlado. No es que fuera capaz de robar, porque los de Romo no dudan en tirar de zapatazo cuando las cosas se complican, pero los castellanos tenían el control del juego. Eso cambió a partir de que al cuarto de hora Pablo Torre empezara a descolgarse de la mediapunta al centro del campo, igualando así el Racing los tres hombres que metió Calero en la sala de máquinas, Elguezabal, Miki Muñoz y Riki. Con el de Soto de la Marina ofreciéndose en la salida del balón el partido fue otro. Los centrales vivieron más felices, creció Sergio Marcos y, sobre todo, Satrústegui y Soko llegaron hasta la línea de fondo por el costado.
Con el duelo igualado, también en ocasiones (una de Álvaro que sacó Lucas en una gran parada, dos de Cedric a pase de Soko y Satrústegui, sucesivamente, y remate de córner de Claudio, que perdonó), la primera mitad acabó con el Burgos mandando de nuevo a partir del 40. Empezaba a dar la sensación que a los titulares racinguistas se les estaban haciendo demasiado largo los 45' reglamentarios.
La segunda mitad, como en casi todos los duelos veraniegos, se vio perjudicado por el carrusel de cambios que, como es lógico, pusieron en marcha tanto Romo como Calero. A dos equipos que se les adivina más orden y trabajo que fuegos artificiales les saca de punto jugar con veintitantos futbolistas. El juego fue más pastoso, menos preciso y dejó en la libreta de notas una buena combinación Pablo Torre-Camus que acabó en penalti sobre el de Soto de la Marina, bien parado por Herrero a Cedric, un esguince de tobillo de Aitor Córdoba (que se dañó al derribar a Camus cerca de la línea de fondo) y un gol anulado al Burgos por claro fuera de juego.
En estos partidos de pretemporada caben todo tipo de ensayos, incluso para descartarlos ya para toda la campaña, pero sí que los entrenadores van dejando pistas de los movimientos que demandan a sus jefes. Calero, el del Burgos, ya dejó claro en sala de prensa que todavía deben fichar arriba y Romo, el racinguista, dejó a Villapalos sin calentar siquiera, y volvió a dejar patente que Diego Ceballos no le ha entrado por el ojo. Jorrín y Unai Medina (que debutó) parecen por delante de él en el lateral derecho y solo saltó al campo un cuarto de hora y para jugar de extremo, como ha entrenado esta semana. ¿Ensayo o pista?
