La estela de Tamudo, Velamazán y la final olímpica del Espanyol
Puado y Óscar Gil emulan en Tokio a la pareja de los Juegos de Sidney, en cuyo partido por el oro llegaron a competir hasta diez figuras del conjunto perico.
Debutará este jueves (9:30, hora de la Península Ibérica) la Selección española de fútbol en los Juegos Olímpicos, ante Egipto, en Sapporo, y con dos jugadores del Espanyol en sus filas. Javi Puado y Óscar Gil remiten irremediablemente al dueto de pericos que hace 21 años llevaron al combinado entonces dirigido por Iñaki Sáez hasta la plata, en una final que con el paso de las temporadas se puede considerar eminentemente perica. ¿Por qué?
Raúl Tamudo y Toni Velamazán, quienes venían de conquistar la Copa del Rey aquel 2000 de gratos recuerdos para la afición blanquiazul, eran los representantes del Espanyol en aquel momento. Pero otros siete futbolistas que tuvieron minutos en la final de Sidney habían pasado o acabaron pasando por el club perico, además de Tommy N’Kono, integrante del cuerpo técnico rival. En la misma Selección española también formaban Joan Capdevila, que ya se había marchado al Atlético de Madrid, Mari Lacruz, Iván Amaya y Jordi Ferrón. Este último no ingresaría en el Espanyol como jugador sino como entrenador, concretamente del Femenino A. Todos se colgaron la medalla de plata de la que, por cierto, no se despojaron nada más recibirla, como se pondría de moda más adelante.
Pero es que en Camerún había otros tres jugadores con trayectoria perica. El principal, Carlos Kameni, sería crucial en la consecución del oro para los Leones Indomables, con un 2-2 en el tiempo reglamentario y 3-5 en la tanda de penaltis. Otro, Samuel Etoo, había testimonialmente por Montjuïc cedido por el Real Madrid años antes de enrolarse en el Barcelona. Y el tercero en discordia, Pierre Wome, no solo acabaría firmando con el Espanyol, sino que una dura entrada suya sobre Tamudo acabaría desembocando en la lesión que le impidió firmar, un mes después, por el Glasgow Rangers. Historia en mayúsculas.
Puado, Óscar Gil y antes Tamudo o Velamazán siguieron, a su vez, el aprendizaje olímpico de Jordi Lardín, que había acudido en 1996 a Atlanta, de Manolo Zúñiga, presente en Moscú-80, de Miguel Ángel Ochoa, seleccionado en México-68, o por supuesto de los pioneros de todo esto en el Espanyol: Ricardo Zamora y su tocayo Ricardo Saprissa, quienes representaron al club blanquiazul por primera vez en unos Juegos en París-1924. Pero no solo en fútbol, ya que Saprissa compitió por España en tenis.