Pacheta: "No sé cómo, cuándo y dónde, pero vamos a subir"
El entrenador del Real Valladolid se muestra contundente en una entrevista en AS en la que habla de su pasado, de la plantilla, el club y los valores.
José Rojo Martín, Pacheta, es un tipo ilusionado, sonriente, extremadamente natural que responde a cada pregunta con la vehemencia que le pone a todo lo que hace. No sabe ser de otra manera. Vive la ilusión de ser entrenador en un Real Valladolid que considera grande como una gran oportunidad y se muestra como un hombre de club que viene a ayudar, no a poner problemas. Mira al futuro y es optimista, pero siempre con un ojo en el pasado para aprender, para no olvidar de dónde viene. Él pide compromiso total, él tiene compromiso total.
¿Ya han pingao el mayo en su pueblo?
(Se remueve en la silla, sorprendido) Nooooooo. Pingar el mayo, en mi pueblo ya no se hace, en Salas de los Infantes, pero sí en el pueblo de mi mujer, que es donde más tiempo paso, en Quintanar. Llevo 36 años con mi mujer. Yo voy a Quintanar de la Sierra y se pinga el mayo el 9 de julio, San Cristóbal. Con la pandemia, el año pasado no se hizo. (Este año, finalmente, tampoco).
… para los que no somos de esa zona, ¿qué es pingar el mayo?
Se coge un pino de unos 30 metros, no muy gordo, con unas cruces y se levanta a mano con ocho o diez personas en cada cruz como rito para conseguir cosechas abundantes en el pasado.
Le hacía esa pregunta para saber la importancia que tiene su origen en lo que es como persona y como entrenador…
La tiene toda. Yo estoy construido a través de unos pilares castellanos de los que me siento orgulloso. Mi padre siempre me decía di la verdad, siempre con la verdad por delante y trabaja. Esa honestidad, ese trabajo son claves en mi construcción como entrenador y como persona. Para mí es fundamental mi infancia, adolescencia, pubertad, con 21 años me casé y salí de casa. Yo pasé de las manos de mi madre a las de mi mujer. Sigo con mi mujer, con mis hijos, gracias a esos pilares. Cuando me casé era carpintero, ebanista y profesor en una escuela en Santo Domingo de la Calzada y después me llegó el fútbol con la oportunidad que me dieron en Marbella.
Si pudiera retroceder el tiempo y volviera 30-35 años atrás, ¿volvería a repetir su vida dedicada al fútbol?
Sin ninguna duda. Yo he sido feliz jugando al fútbol, también he sufrido mucho. Ahora, si me preguntas si he sido más feliz jugando que entrenando te respondería que entrenando. Porque jugando me exigía esfuerzos todos los días hasta llegar a romperme porque los que jugaban conmigo eran mejores. Cuando el que juega en tu sitio es mejor que tú hay que admitirlo y esforzarte, esforzarte más, para que el día que llegue tu oportunidad estar preparado. Por eso tengo 190 partidos en Primera. ¿Enteros? Pocos, pero participar…
¿Pacheta entrenador que le diría al Pacheta jugador?
(Risas) Yo te digo una cosa, me hubiera gustado tener un entrenador de jugador como el técnico que soy yo. Porque mi experiencia como jugador y los entrenadores que he tenido me han servido mucho. ¿Para ser entrenador hace falta ser jugador? No, pero a mí me ha servido mucho. Porque he visto a grandes entrenadores, a grandes jugadores, porque he visto como se lleva un vestuario, porque he visto como resolvían cuestiones del día a día. Como siempre he sido autodidacta en mi vida siempre he estado muy atento. Esa atención me lleva a pensar que cada vez estamos haciendo mejor las cosas.
¿Cuándo era jugador pensaba en ser entrenador? Porque por medio fue director deportivo…
Correcto, y tuve un éxito tremendo. Estuve tres años como director deportivo del Numancia y salimos campeones, casi nos mantenemos en Primera y quedamos quinto o sexto… con traspasos de cuatro millones de euros firmando a coste cero. En el segundo año me llega lo de entrenar un poco por accidente y me doy cuenta de que me gusta más entrenar que la dirección deportiva. Entonces, cuando se acaba mi contrato en la dirección deportiva me voy a entrenar.
¿No le dio vértigo cambiar de carril?
Lo tuve claro porque además todos los que me rodeaban me decían que tenía que definirme: o entrenar o ser director deportivo. Y yo dije que quería ser entrenador. Me ofrecieron otras direcciones deportivas y dije que no. Que iba a entrenar. Y la primera oferta que llegó fue la del Oviedo y me fui a entrenar allí. Y aquí estamos.
Ahora hablamos del presente y el futuro en el Real Valladolid, pero ¿le da un poco de pena cómo está el Numancia?
Sí.
¿Cómo cree que se ha llegado a este punto?
Yo lo he visto desde la distancia, imagino que son circunstancias que se dan, te vas metiendo en una vorágine negativa y… pero me faltan muchos datos. Mi residencia está en Soria, pero al andar entrenando en un sitio o en otro… No he vivido el día a día del Numancia. Veo cosas que han pasado de lejos, que me extrañan, pero la realidad es que se han metido en la cuarta categoría nacional y tienen que volver.
Existía el convencimiento de que no quería venir a Valladolid, ni a ningún equipo de Segunda…
No, lo que pasa es que estábamos bien posicionados en dos equipos de Primera.
¿Pero se planteó esperar a que quedaran vacantes?
Esa era la otra posibilidad que tenía. ¿Por qué vengo al Real Valladolid? Por esto. (Señala a su alrededor). No tengo la sensación de irme de la categoría profesional. ¿Estoy en Segunda? Sí, pero estoy en una entidad grande, la decimosegunda de Primera que más partidos lleva en España en la máxima categoría. La historia de este club me pone. Y luego la exposición que me hacen del proyecto me pone. Viene Fran Sánchez, director deportivo con el que tengo confianza y me gustaría trabajar… Se juntan muchas circunstancias para venir. Y cuando se juntan tienes que venir. Me hacen una exposición de lo que es el club y tengo testigos de que, incluso, teniendo lo que podíamos tener digo que tenemos que venir aquí. Y cuando tomo una decisión la tomo con todas las consecuencias. Vengo con toda la maquinaria a subir a este equipo a Primera División. Tenemos que trabajar mejor y más que los demás porque eso me acerca a la victoria. Y todo el mundo que nos rodea va a trabajar en su departamento al máximo nivel. Esa es mi obligación, que todo el mundo trabaje contento para sacar el máximo rendimiento de todo el mundo. Tengo que tomar decisiones. ¿Me pagan por trabajar mucho? No. Me pagan por trabajar bien… pero, además, trabajamos mucho.
¿Fue importante que el club fuera de Ronaldo para venir a Valladolid?
Sobre todo por la estabilidad que me han mostrado. Cuando los dueños son estables, el club es estable. Cuando los padres son estables, la familia es estable. Es fundamental.
¿Supone un problema tener tantos jugadores para entrenar?
Ninguno. Los que estén que se pongan a trabajar. Pertenecen al Real Valladolid. El tamaño de la plantilla la irá gestionando el club, la dirección deportiva. Ellos, a su gestión, y yo a la mía. Estoy seguro de que el club va a poner en mis manos lo mejor que pueda. Estoy encantado con todo el mundo porque les vea trabajar. El entrenador no va a dar problemas. ¿El entrenador aprieta? Claro. ¿Cómo aprietas? Con diálogo. Siempre con diálogo y cariño. Y el que no entienda eso… palo. La gente madura necesita cariño, la gente inmadura, palo.
No me negará que para un entrenador tener tantos jugadores no es lo ideal para empezar una pretemporada…
Haremos otras tareas.
Cuando usted dijo en la rueda de prensa de presentación que quien no quiera estar que no esté… ¿Esperaba que cuatro o cinco jugadores de los más destacados trasladaran que quieren salir?
El entrenador quiere a toda la gente comprometida. El entrenador no da ni altas, ni bajas. Esa es mi decisión. El club será el que pida o no pida.
…Pero usted me habla de diálogo y yo le pregunto si piensa a hablar con, por ejemplo, Marcos André u Olaza… para intentar convencerlos de que se queden.
Tienen que hablar con la dirección deportiva que son los que dan altas y bajar. Yo participaré de ello cuando la dirección deportiva me pida que lo haga. Otra cosa puede ser el 25 de agosto. Ahora bien. Que todos esos sepan que el Real Valladolid va a ascender esta temporada.
Hablar de fichajes ahora parece complicado… pero ¿usted cree que la plantilla cambiará mucho de aquí al 15 de agosto?
El fútbol es muy caprichoso. Teniendo el número de jugadores que tenemos no creo que el número de jugadores que venga vaya a ser elevadísimo porque sí te puedo decir que en estos 36 jugadores hay en la plantilla hay muchos que a mí me gustan.
¿Hay alguna posición que le preocupe?
Dependerá de cómo sean las bajas. Cuando salgan los jugadores que salgan tendremos que valorar lo que tenemos, ver cuáles son las posiciones débiles, pero, de momento, a esperar. El club está ahora en sacar jugadores más que en meter, normal.
¿Cómo va a ser su Real Valladolid?
Va a ser valiente, agresivo y voy a intentar que juguemos bien. ¿Qué es jugar bien? Jugar a las características de nuestros jugadores. Si tenemos jugadores que rematan mucho, a centrar, si tenemos gente que es muy rápida, tenemos que jugar al espacio. Si tenemos gente que regatea, tenemos que llevarles el balón para que hagan muchos uno para uno. ¿Con qué dibujo? Eso dependerá de quien esté bien y quien esté mal. Si tengo tres centrales que están bien vamos a jugar con tres centrales, si son tres mediocentros los que están bien pues jugarán, si tengo tres delanteros que están bien jugaremos con tres puntas… Los jugadores me van a decir cómo vamos a jugar y yo tengo que ser elástico y adaptarme. En esas cosas me tengo que adaptar. En otras, no. El ser valiente, no ceder metros, ser vertical… eso no va con la decisión del jugador. Esos pilares son míos y si quieres jugar tienes que asumirlos. El jugador que quiera jugar ya sabe lo que tiene que hacer. Y jugará el que lo asuma y exponga el talento al grupo.
¿Qué ha percibido en estos primeros días de contacto con los jugadores?
He sentido alegría, con mucho brillo en los ojos y eso me gusta. No conocía a ninguno de haberlo entrenado, pero fijate que me siento orgulloso de que en la selección olímpica hay cuatro chavales que han pasado por mis manos: Unai Simón, Álvaro, Óscar Gil y Rafa Mir.
¿Le ha dado tiempo a ver la Eurocopa? ¿Qué conclusiones saca?
Veo cosas que corroboran lo que yo voy entendiendo de la evolución del fútbol. Hay que tener muchas piernas. En España no tenemos muchos concretos, en puestos concretos, pero sí los hay. Pedri tiene muchas piernas, por ejemplo, además de todo lo demás.
¿Supone una gran responsabilidad el hecho de que su fichaje haya llenado de ilusión a la afición?
Espero que no decaiga. Yo vengo aquí a empujar, luego el resultado vendrá por otras circunstancias, pero lo que no nos puede faltar es mandar la ilusión a la gente. Cuando vengan a Zorrilla nos tienen que ver con fuego en los ojos. Vamos a darle el orgullo de que se vayan, al menos, satisfechos a casa. Y eso está en nuestras manos. El correr y estar tácticamente bien depende de nosotros. Luego depende del día que tengamos cada uno. De que un día esté mejor con balón o esté acertado de cara a gol, pero el empuje, la concentración, la atención, la mala leche hay que ponerla todos los días. Y eso tengo que conseguirlo, que el equipo transmita eso porque nos acerca a la victoria. Cuando el equipo cree en lo que hace vas a ganar…
Y por eso vamos a subir…
Claro, lo que no sé es cómo, cuándo y dónde… pero vamos a subir seguro.