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EUROCOPA | ITALIA

Insigne y la venganza de su 'tiro a giro'

El napolitano realizó ante Bélgica un gol histórico con su remate favorito, ya un clásico. Apagó las críticas y pronto tendrá que pensar en su futuro...

Insigne y la venganza de su 'tiro a giro'
CHRISTOF STACHEAFP

Si Insigne hubiese pedido marcar un gol ante Bélgica, habría sido igual al que ha realizado. El napolitano firmó ese histórico tanto con su especialidad de la casa, lo que todo el mundo conoce con una expresión napolitana, “o tiro a giro”. El azzurro lleva años encandilando los estadios con ese ‘remate con rosca’ (¿recuerdan que pasó en el Bernabéu en 2017?), aunque su insistencia en buscarlo también le costó alguna tomadura de pelo y unas críticas inmerecidas. Son los gajes de llevar el 10 de la Nazionale sin ser Totti, Baggio o Del Piero.

Por él, sin embargo, hablan los números: realizó 109 goles y 85 asistencias con el Nápoles en 397 partidos y 10 dianas con nueve pases decisivos en los 45 encuentros con Italia. Mancini le considera un intocable también por su enorme aportación en la fase defensiva, de la que se ha convertido un especialista desde el trabajo con Rafa Benítez bajo el Vesubio. Gattuso, en el curso pasado, le acercó a la portería e Insigne acabó el año con 19 dianas y 11 asistencias, los mejores registros de su carrera. Di Natale, que empezó a marcar muchos goles a partir de los 30, dijo a este periódico que su conciudadano puede imitarle. Su periplo empezó en la cantera del Nápoles, que apostó por él cuando el Inter, en cambio, le descartó por su físico. “El papá de un amigo se llevó a mi hermano y a sus compañeros a jugar, yo fui a verlos y empecé a llorar. Decían que era demasiado pequeño, pero insistí tanto que al final me dejaron entrar en el campo. No he vuelto a salir”, declaró en 2017 a AS.

Las cesiones en Foggia y Pescara, donde trabajó con Zeman, fueron decisivas para su explosión. Con los abruzzesi brilló al lado de Ciro Immobile y Marco Verratti, sus mejores amigos en esta Azzurra y luego, en 2012, regresó a casa, donde aún sigue. Con la marcha de Hamsik se convirtió en el capitán del conjunto de sus amores y, hace un año, levantó su segunda Copa italiana, conquistada ante la Juventus. Su contrato con el Nápoles caduca dentro de un año y la negociación todavía no ha empezado. Si fuera por él, no habría dudas: lleva tatuado el escudo del club, el San Paolo y una enorme cara de Maradona en el muslo. De Laurentiis, sin embargo, afirmó que lo hablarán tras la Euro y que le toca bajar los salarios. Si Lorenzo sigue jugando así también en Wembley, ese recorte al presidente se le complicará bastante...