Joaquín Caparrós: "Sergio Ramos va a seguir batiendo récords"
El de Utrera atiende a AS tras extender su contrato con le Federación armenia. "Somos una familia y eso se está traduciendo en buenos resultados", desvela.
Joaquín Caparrós (Utrera, 1955) está pletórico. El andaluz, ahora de vacaciones en Sevilla, firmó en marzo de 2020 con la selección de Armenia y no le podrían estar yendo mejor las cosas. Su balance como seleccionador es de seis victorias, tres empates y dos derrotas en 11 encuentros, unos números que "no esperaba" porque, entre otras cosas, dio el 'sí' sin conocer a los jugadores con los que contaría a su disposición: "El nivel podía imaginármelo, pero lo único que quería es que me dejaran trabajar. Me hacía ilusión trabajar con una selección". Tampoco se lo pensó cuando le ofrecieron la renovación: "Tenía contrato hasta noviembre, pero surgió la posibilidad de extenderlo y, como las sensaciones son buenas, tengo una gran relación con los futbolistas y la Federación y siento el cariño de la gente, decidí continuar una temporada más".
Caparrós seguirá dirigiendo a la selección de Armenia hasta, al menos, finales de 2022. El andaluz ya tenía ganas de dirigir a un combinado nacional. Lo que no entraba en sus planes era tener que sortear una pandemia y cargar con las consecuencias de una guerra, la que Armenia y Azerbaiyán libran en la región del Alto Karabaj. "Hemos vivido situaciones muy difíciles, pero somos una familia y sabemos que nos necesitamos. Eso se está traduciendo en buenos resultados", desvela. "La pandemia es a nivel mundial y la está sufriendo todo el mundo, pero lo de la guerra son palabras mayores. Armenia es un país muy alegre y es difícil ver la tristeza en las caras de la gente. Ha recibido muchos golpes a lo largo de la historia, pero siempre se ha levantado. Yo me he puesto en su situación para poder entenderles. Es así como he podido conectar con ellos", añade Caparrós, quien recurrió al sentimentalismo para motivar a sus jugadores en un momento -la última escalada del conflicto del Alto Karabaj fue entre septiembre y noviembre del 2020- en el que el fútbol pasó a un segundo plano: "Estaban muertos, pero decían: 'Míster, yo estoy al 100%. Quiero jugar'. Lo hacían por un país que estaba viviendo una situación muy delicada. Algunos perdieron a gente. Esa fuerza interna puede con cualquier cansancio físico".
Joaquín Caparrós nunca había visto un partido de la Primera División de Armenia, pero ahora es todo un experto. "Intentan poner los horarios para que podamos ver todos los partidos. Como se juegan en Ereván, vemos uno y después vamos a otro", precisa el andaluz, orgulloso de ver cada vez más futbolistas armenios en ligas importantes. Sin ir más lejos, su capitán, Varazdat Haroyan, firmó por el Cádiz, y Norberto Briasco, uno de sus baluartes en ataque, es el nuevo '9' de Boca Juniors. "Cuando llegamos, había clubes de Armenia que no tenían ningún jugador armenio. La Federación obligó a que hubiera al menos dos en el once y esta temporada ya son tres. Eso nos viene genial, porque vamos a los partidos sabiendo que, al menos, vamos a poder ver seis jugadores", descubre Caparrós, también al tanto del departamento de captación, que busca en la diáspora futbolistas con raíces armenias que puedan reforzar al combinado nacional, o del BKMA, el equipo con el que compiten los futbolistas en edad de prestar el servicio militar: "Hay entre 25 y 30. Alguno ya ha podido debutar con la absoluta".
Centrado en sacarle el máximo partido a los jugadores con los que cuenta su disposición, Joaquín Caparrós confiesa que le gustaría jugar de otra forma, "pero si no hay jugadores para eso...". El andaluz implantó en Armenia un 4-4-2 clásico en el que el orden y la presión agresiva en campo contrario son innegociables. Así y es como llegaron las victorias frente a Georgia y Macedonia del Norte que le permitieron ascender a la Liga B de la Liga de Naciones o el 'hat-trick' de triunfos -frente a Liechtenstein, Islandia y Rumanía- que le permiten soñar con el Mundial de Catar. Joaquín Caparrós nunca había estado al frente de una selección y le gusta su nueva dinámica de trabajo. "No puedes entrenar día a día, pero el fútbol ha cambiado. Ahora se entrena menos y se recupera más. Con la selección, intentamos hacer un dos en uno: recuperamos a la vez que entrenamos porque no hay tiempo para más", detalla el español, que se ha servido del lenguaje no verbal para comunicarse en un vestuario en el que conviven cuatro lenguas: ruso, armenio, inglés y español. En Armenia, adonde regresará en agosto, Caparrós se siente como pez en el agua: "Cuando paseo por Ereván la gente me conoce, y eso que somos de los pocos que llevan mascarilla. Me agrada, la verdad. Están muy agradecidos y nos transmiten mucho cariño, tantos los chiquillos como los mayores. La gente nos respeta muchísimo y eso, tanto para mí como para mi 'staff', ha sido fundamental para renovar".
Joaquín Caparrós está muy al tanto de lo que sucede en la Eurocopa y está viendo "muy bien" a la selección española. "Está yendo de menos a más, que es como hay que ir en este tipo de torneos. No es fácil entrar y menos cuando muchos de los jugadores son debutantes, el nivel de exigencia es tan alto y sabes que tienes a todo un país pendiente de ti. Es un equipo con carácter, que compite bien y tiene confianza", analiza el andaluz, para quien lo importante no es que España esté ya en cuartos, si no "cómo ha pasado a cuartos". "Se nota que los jugadores se respaldan y hay un buen ambiente interno", añade un Caparrós que sí habría convocado a Sergio Ramos. "Me lo llevaría a cualquier sitio. Es un jugador que ha escrito páginas muy importantes tanto en el Madrid como en la selección. Será difícil que alguien supere sus números. Ahora ha decidido dejar el Real Madrid, pero estoy seguro de que estará más años compitiendo en la élite. Todo el mundo sabe que a Ramos le quedan muchos años de fútbol. Es muy exigente y tiene una mentalidad muy fuerte. Tiene entre ceja y ceja alargar su carrera profesional y va a seguir batiendo récords. Seguro".