"Luis Enrique sabe de qué va todo, me recuerda a Luis"
Joan Capdevila (43 años) analiza el partido de esta tarde desde la experiencia que le da ser campeón del mundo y recuerda la derrota ante Suiza en Sudáfrica.
A Joan Capdevila, de profesión campeón de Europa (2008) y campeón del mundo (2010), encontrarse a Suiza en el horizonte cercano de la Selección le revuelve la memoria. Tiene en su cabeza todos los detalles del antecedente jugado en Durban el 16 de junio de 2010. Era su estreno mundialista tras el fiasco del Mundial 2006, cuando se quedó fuera de la lista a última hora.
¡Qué viene Suiza, Joan!
Temblemos todos... A mí, Suiza, aunque nos ganara ese primer partido, me trae buenos recuerdos. Contra ellos jugué primer partido en un Mundial. Cuando pitó el árbitro el principio del partido me dije a mi mismo, ostras Joan, ahora sí eres mundialista de verdad. Ya lo pondré contar... En el calentamiento tenía miedo a lesionarme. Estaba obsesionado con que comenzara el partido. Me hacía mucha ilusión. Un Mundial es un Mundial y quería jugar al menos un minuto...Es que casi había tirado la toalla de ser mundialista, tenía 32 años.
Y resulta que junto a Casillas y Piqué jugó todos los minutos de todos los partidos del primero al último.
No me lo hubiera imaginado en mi vida. Al final todo tuvo un final feliz pero la verdad es que esa derrota nos alarmó a todos.
Y ahora que Suiza vuelve a estar en el camino y España vuelve a ser favorita, ¿no le recomendaría a Luis Enrique que les pusiera a los jugadores aquel partido del Mundial para que no caigan en la tentación de sentirse superiores antes de tiempo?
No, hombre no. Son situaciones diferentes. Es verdad que ahora cualquiera puede ganar a cualquiera, como se está viendo. Menos mal que estos dos últimos partidos han puesto al equipo donde se merece. Antes se palpaba en la calle un ambiente extraño y ahora se habla de ganar la Eurocopa. Ni tan mal entonces ni ahora sacar pecho. Un error te manda para casa. Y que se lo digan a Francia.
Ese es el problema, que ahora brilla la euforia.
Luis Enrique tiene ante sí ahora más un problema sicológico que futbolístico, que éste lo tiene claro y los jugadores también. Ser favoritos distrae mucho y no ayuda.
Pero ahí Luis Enrique se maneja bien, me recuerda a Luis Aragonés en las situaciones extremas.
Sí, sí, a mí también. Tiene ese carácter. Sabe convivir muy bien con las críticas, con los elogios. Sabe de qué va todo. Es un entrenador que transmite mucho, que al final es lo que importa, que el grupo crea en ti. Tiene ese temple que tenía Luis de saber llevar todo y tener todo controlado y no creo que las cosas le superen. Es muy bueno para el grupo saber que el entrenador lo tiene claro, como le paso a Luis con el tema Raúl, por ejemplo. El jugador dice, ostras este es un entrenador que va a por todas y eso para el grupo es bueno. El ímpetu de Luis Enrique es bueno...
Hablábamos del partido...
Son partidos que desde el calentamiento tienes que oler al rival. No esperar. Salir a marcar cuanto antes. No como nos pudo pasar a nosotros en el Mundial. Que pensábamos ya meteremos, ya meteremos, no metimos y encima ellos nos metieron uno. Y luego ya es tarde. De aquel partido de Sudáfrica de 10, ganamos nueve. La suerte es que entonces tuvimos margen de error, pero ahora ya en cuartos no lo hay. Puede que aquel día no saliéramos con la tensión necesaria. En la alta competición no puedes regalar ni 20 minutos. El rival te come. Tenemos la lección aprendida y los jugadores ya saben lo que se juegan.
Algún consejo de veterano...
De lo que no tengo duda es que ellos se van a meter atrás, como los del 2010 y nos van a dejar la iniciativa del juego. Lo importante es que nosotros no tengamos errores de concentración. Lo normal es que tengamos un 70 por ciento de posesión y lo que tenemos que hacer es meterla. Ahora llevamos 10 goles en dos partidos, pero no olvido que si el día de Suecia el partido acaba 4-0, no hubiera pasado nada y no se hubiera montado todo lo que se montó, sobre todo en las redes sociales. Menos mal que en mis tiempos no había. En Sudáfrica no teníamos ni WhatsApp. A los jugadores solo les puedo decir que ahora es cuando el corazón se acelera, la adrenalina es diferente, te entrenas diferente, te viene como un subidón y según van pasando los partidos, más. Yo soy optimista, pero moderado. La euforia no me gusta. Me gusta buscar el equilibrio emocional.
¿Y cómo fue el cambio de Luis a Del Bosque? ¿Dos caracteres tan diferentes, dos formas de ser tan distintas?
Te adaptas perfectamente porque los dos causaban entre nosotros el mismo respeto. Los dos tenían esa aurea cuando entraban en el vestuario e imponían. Cada uno a su manera. Ellos tenían poso. Y luego nos ayudó muchísimo que la esencia del juego era la misma. Vicente puso dos o tres retoques y lo demás era todo igual. Incluso diría que ganamos el Mundial jugando peor que la Eurocopa. Con el 1-0, 1-0, 1-0 y sufriendo muchísimo. No fue la superioridad que tuvimos en las semifinales de la Eurocopa contra Rusia. No vivimos un partido así. No disfrutamos tanto, futbolísticamente hablando. Era un matchball en cada partido. No podíamos fallar desde el segundo día. En la Euro jugamos mejor.
Del Bosque siempre recuerda lo que le costó dejarle fuera del equipo. Siempre dice que en cada equipo tenía que haber un Capdevila.
Es entendible que ya no me llevara a la Eurocopa 2012. Tenía 33 años, Jordi Alba venía bien. Yo contento por él, así tiene también una Eurocopa, sino lo tendría todo yo... (ja, ja ja). Cuando Vicente daba la lista de convocados o las alineaciones y algunos se quedaban fuera lo sentía él más que los propios jugadores. Yo lo entendí. Es una persona con tanta bondad, que no le podías ni protestar.
Un día Del Bosque le pidió ayuda...
Sí, me sorprendió y me sentí más protagonista de lo que podía esperarme. Antes de jugar contra Honduras. Lo tengo en la memoria. Fue en la merienda. Lo normal hubiera sido que hablara con Casillas o con Puyol, pero me vino a mí, que no era ni del Madrid ni del Barça. Yo no tenía los galones de esa gente. Me sentí hasta importante por un día. Quería que hablara con los más jóvenes, el partido era importantísimo, había que ganar o ganar.
A lo mejor a usted, en la Selección, le benefició no ser ni del Madrid ni del Barça.
Puede que sí. También estuve en el momento adecuado en el lugar adecuado. El segundo lateral izquierdo era Arbeloa que era diestro. Si hubieran estado otros compañeros, como en el 2006, a lo mejor me pasa lo mismo.
En el 2006 se quedó a las puertas...
Bueno ahí Luis me la jugó... bueno digamos que apostó por Pernía que no había ido nunca a ninguna convocatoria y yo me había comido los dos años de clasificación y luego no me lleva, pero bueno el fútbol es así. Pero, claro tenía 28 años y pensé que ya no iría a ningún Mundial y me iba a quedar con las ganas. Luego me llevó en el 2008.
Al final hizo en la Selección una carrera buena y larga.
Al menos guardo un buen sabor de boca. Sin jugar en el Barça ni en el Madrid, jugar 60 partidos no está nada mal. No me puedo quejar. Lo que más valoro es que ahora que estoy retirado la gente hable bien de mí y valore mi trabajo. Siempre supe cuál era mi sitio. Mi rol. Acepté el rol que me tocó. Yo sabía que los primeros eran los del Barça y el Madrid y yo ayudaba en lo que podía. Yo sabía mis limitaciones y mis defectos e intenté ayudar desde el primer día al último.
Los principios no fueron tan buenos.
No. Pasé por muchas vicisitudes personales y como equipo. Conocí la Selección que no ganaba y la que lo ganó todo. Pasamos momentos malos... Tras perder en Suecia, jugamos un amistoso en Murcia contra Argentina y la gente nos insultaba en el entrenamiento. Nos ponían verdes y es que nadie quería ir a la Selección. Cuanto te llamaban decías...ufff y ahora sin embargo todo el mundo quiere ir.