El annus horribilis de Lenglet
El central despidió una temporada para olvidar con una defensa tibia sobre Seferovic en el gol de Suiza. Su curso ha estado marcado por una interminable lista de graves errores.
El último partido de la temporada de Clèment Lenglet (17-6-1995) resultó una fotocopia del curso del francés. Tiernísimo en el 0-1 de Seferovic en Bucarest, Didier Deschamps lo tuvo que sustituir al descanso para modificar el sistema. Voluntariamente o no, también lo señaló como responsable de la mala primera parte de la selección francesa y, sobre todo, del gol de Suiza, en el que no fue capaz de sujetar al ex delentero de la Real después del centro de Zuber.
La lista negra de errores de Lenglet esta temporada es interminable, aunque ha tenido picos de desastre. El ex jugador del Sevilla empezó a perder la confianza en sí mismo en el Clásico de la primera vuelta, en el lejanísimo mes de octubre. Entonces, cayó en la trampa de Sergio Ramos y le estiró de la camiseta. Frente a la candidez del jugador de Beuvais, la experiencia del camero, que sacó un penalti que resultó el gol clave del 1-2. Semanas después, en Cádiz, Lenglet se vio involucrado en una jugada absurda en la que un mal saque de Jordi Alba y una mala cesión del francés acabó en un despeje ridículo de Ter Stegen, que significó el 2-1 para el equipo amarillo.
La temporada de Lenglet iba cuesta abajo en la rodada. Tres días después de lo del Carranza, Lenglet cometió una mano ridícula en el último partido de la fase de grupos ante la Juventus. El árbitro, Tobias Stieler, fue advertido por el VAR, y Cristiano Ronaldo firmó el 0-3 que convirtió al Barça en segundo de grupo por su peor goalaverage con los bianconeros, con las consecuencias conocidas en el sorteo de octavos.
A Lenglet se le recuerdan dos errores de bulto más durante el curso. Un penalti ridículo en el último minuto del partido de Liga de la segunda vuelta contra el Cádiz, donde sacó a pasear por el aire la pierna y la impactó en Rubén Sobrino. El 1-1 fue un palo para un Barça que venía en subida. En París, en la vuelta contra el PSG, también le señalaron otro penalti de VAR por pisar a Icardi.
Un año, en fin, para olvidar en un jugador que había hecho fama durante temporadas anteriorires por su equilibrio y por una manera de jugar con rigor, pero sin estridencias, que transmitía estabilidad en las defensas. Todas esas características con las cuales llegó procedente del Sevilla, y sobre todo ese margen de mejora que aún tenía, han desaparecido. A sus 26 años, Lenglet se ha estancado y se diría que ha ido a menos. Es un flan en la mayoría de acciones y, como en la de Seferovic este lunes, ha perdido agresividad y convicción en lo que hace. Posiblemente, lo peor que se pueda decir de él es que no transmite confianza en sus compañeros, y eso llena de inseguridades a los equipos en los que juega.
Indiscutible para Koeman durante la temporada por las lesiones de Umtiti, su dubitativa actuación con Francia en los cuartos confirma que el Barça tiene un agujero en la zona izquierda del centro de la defensa. Estos días, intenta quitarse de encima a Umtiti. Y Lenglet ya en un problema. El interés por Laporte podría estar más que justificado pero, savo sorpresa, Lenglet, con contrato hasta 2026, seguirá. Tiene un mes de vacaciones para limpiar su cabeza. Deportivamente, ha tenido un año para olvidar.