Eurocopa | Dinamarca-Rep. Checa

Otra piedra en el camino para Dinamarca: el calor de Bakú

Los daneses temen que las altas temperaturas de Azerbaiyán (alrededor de 35º) merme el físico de un equipo que ha vivido un calvario en el torneo.

Kjaer lleva una camiseta homenaje a Eriksen.
KOEN VAN WEEL
Ignacio Camacho
Redactor de Fútbol Internacional de Diario AS desde 2018. En 2013 entró en AS como becario y en 2015 hizo el Máster UAM-El País, que le permitió volver a entrar en el diario en 2016. Desde entonces AS es su casa. Escribe de fútbol internacional, las categorías inferiores de la Selección y, cuando le dejan, de cine.
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Si la selección danesa quiere jugar las semifinales de la Eurocopa deberá hacer frente no sólo a la República Checa, sino a las altas temperaturas que se preven el próximo sábado en Bakú, donde se disputará su partido de cuartos de final ante los checos.

El equipo danés jugó la fase de grupos como local en Copenhage y el partido de octavos de final ante Gales, en Ámsterdam, en los Países Bajos, cuya cercanía geográfica con el país nórdico evitó que los jugadores de Dinamarca tuvieran que aclimatarse a unas condiciones meteorológicas adversas para una selección poco acostumbrada al calor.

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Según las previsiones, todo apunta a que el sábado en Bakú, capital de Azerbaiyán, oscilarán entre los 30 y los 35 grados a las 18:00 horas. “Me preocupa el calor que pueda hacer a la hora del partido. Obviamente es una situación a la que hay que acostumbrarse pero va a ser muy duro”, aseguró ayer Hjulmand, seleccionador danés.

Camino duro

Desde luego, el calor no debe servir de excusa a una Dinamarca que se ha recuperado del golpe más duro de toda la Eurocopa: el desplome de Eriksen, que se encuentra estable pero al que le siguen haciendo pruebas para averiguar las causas de su derrumbe.

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