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LAS PALMAS

Un milagro a contracorriente

Hoy se cumplen 15 años del último ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas a Segunda A. AS recopila testimonios de 4 personajes claves de aquel éxito.

Un milagro a contracorriente
Carlos Diaz-RecioDiario AS

A mediados de la primera década del siglo XX, la Unión Deportiva Las Palmas no despareció de milagro. Un milagro que empezó a gestarse en el verano de 2005 y que se hizo carne el 24 de junio de 2006, cuando un gol de Marcos Márquez en el Estadio Gran Canaria reventó tímpanos propios y extraños y metió al club en el fútbol profesional español.

En pleno concurso de acreedores, la subsistencia de Las Palmas bien pudiera haber pasado por aquel ascenso. De no haberlo conseguido nunca se sabrá que hubiera sido de la entidad deportiva más destacada de Canarias, pero hay muchas pistas que invitan al fatal desenlace que nunca se produjo. Nauzet metió en Anoeta el gol de su vida, y Márquez en Siete Palmas el de tantísima gente.

Para recordar los 15 años de aquella gesta, milagro deportivo con tantísimos problemas institucionales y económicos, Diario AS se hace eco de los testimonios de cuatro protagonistas fundamentales de aquella gesta. Pasen y lean.

Marcos Márquez.

Icono de Las Palmas durante la primera década de la presente centuria, el testimonio del delantero sevillano se antoja imprescindible. "Recuerdo aquel día con mucha emoción", insiste Márquez. En él sigue calando la idea de que ascender era obligatorio. El club se moría: "Era un momento difícil y complicado por la situación del club y nos veíamos con la obligación de ascender sí o sí. Después de cómo salió todo, los sentimientos son de orgullo tras haber conseguido aquel ascenso".

Márquez recuerda, además, la perfecta comunión que había con la afición grancanaria. "Se vivía en las calles, estábamos muy arropados por la afición, éramos uno. Recuerdo que hicimos cuñas en la radio para hacer un llamamiento y no nos fallaron. Nos llevaron en volandas desde el minuto uno", dice.

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Carlos Diaz-RecioDiario AS

Quién fuera más decisivo que nadie en aquella machada se acuerda, otra vez, de Nauzet Alemán: "Recuerdo que en la eliminatoria contra la Real Sociedad B estábamos fuera, pero Nau metió un gol a última hora y estábamos dentro. Luego, en la ida contra el Linares, un partido del que no se habla mucho, fue crucial el empate a dos. Recuerdo el tema de la piedra a la aficionada de la UD y era una guerra que teníamos que sacar adelante sí o sí". Unos días después se certificó la victoria definitiva.

Víctor Afonso

El central grancanario, hoy entrenador, volvió a tiempo a su "casa". Unos meses antes habían sido, sin embargo, rivales. "Recuerdo perfectamente aquel ascenso, el primero de Ramírez al frente. Yo volví al club, al que considero mi casa, desde el Casillo; habíamos coincidido en Segunda B", recuerda Afonso. Rememora cómo fue presentado junto a Siro Darino, otro futbolista clave en aquel ascenso, antes de comenzar "una temporada en la que tuvimos dificultades para meternos arriba". Tanto, que hubo cambio de entrenador: "Eso hizo que Josip Vijnic fuera destituido. Con Juanito mejoramos bastante, lo que nos llevó al ascenso".

Imposible olvidar, tampoco para Víctor Afonso, aquel partido contra el Rayo en la recta final liguera. "El partido ante el Rayo, con 30.000 personas, fue muy tenso, pero al final el penalti de Marcos (Márquez) nos puso por delante. Después ganamos en Lanzarote para certificar el pase a las eliminatorias", evoca emocionado.

En las eliminatorias tocó resarcirse cuando todo estaba perdido, especialmente aquella tarde en Anoeta. Eran tiempos de playoff. "Nos tocó la Real Sociedad B, ganamos 1-0 en casa y, aunque teníamos todo controlado en Anoeta, nos meten el primero, luego el segundo, y teníamos que marcar", cuenta. Con precisión de cirujano, así narra el milagro: "Recuerdo que inicio la jugada por banda, pongo el balón a David Rodriguez y Nau marca ese gol".

"Luego nos tocó el Linares", tercia, "un equipo que había estado muy fuerte durante todo el año en su casa". Un ambiente infernal le dio alas a Las Palmas: "En el partido de ida el trato fue muy malo; de hecho, rajaron la cabeza a una aficionada nuestra con una pedrada y, al final, empatamos a 2". Ni que fueran los dos héroes de aquel ascenso, otra vez se acuerda, cómo no, de Márquez y Nauzet Alemán: "En el duelo de vuelta, con el estadio lleno, la afición nos empujó hacia la victoria. Hicimos un partido muy serio. Empezamos la segunda parte y me acuerdo muy bien, la jugada fue perfecta. Balón de Nauzet hacia el corazón del área y Marcos hace el gol que les ponía a ellos en desventaja porque tenían que hacer dos goles. El equipo se veía ascendido". Y tanto que se vio.

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Carlos Diaz-RecioDiario AS

Juanma Marrero

El hoy futbolista del Fuenlabrada tuvo un papel destacado en el ascenso del equipo de su tierra. "Fuimos muy felices por todo el cúmulo de cosas que vivimos ese año. La gente estaba muy contenta porque veía que el esfuerzo de todos convirtió el ascenso en una realidad. Además, conseguirlo con el equipo de tu vida lo hace todavía más especial", cuenta el defensa.

Era aquella una plantilla trufada de jugadores grancanarios, al menos 8 en el equipo titular del día decisivo: junto a Juanma, Ione, David García, Alberto Hernández, Víctor Afonso, Nauzet Alemán, Aythami Artiles y Aday. "Los futbolistas de aquí sienten a este equipo desde el alma y el corazón", insiste Marrero. "Es que es lo que has vivido toda tu vida. Por eso, haber conseguido el ascenso con tantos jugadores de la tierra te hace sentir aún más orgulloso de lo conseguido", añade.

Cumplió Juanma aquel año su tercera temporada en el equipo, por lo que era tan consciente como el que más de todos los problemas financieros que atravesaba Las Palmas por aquel entonces. "Ascender en esas condiciones tiene un mérito enorme", confiesa. Primero la caja y luego el juego del equipo. Todo salía mal. Así lo recuerda: "Estuvimos toda la temporada remando a contracorriente, nos enfrentamos a todas las adversidades posibles. La afición, claro, no estaba a gusto. Pero nos repusimos. A pesar de todo eso conseguimos el gran objetivo; así fue más gratificante, le das más valor".

"Nada hubiera sido posible sin aquel gol de Nauzet Alemán en Anoeta. Ahí sentamos las bases del ascenso contra el Linares", insiste Marrero.

Allí, en pleno territorio jienense, Las Palmas vivió un auténtico infierno. "Pero incluso antes de jugarse aquel partido en Linares. Hasta hubo intento de compra de jugadores", recuerda, asombrado todavía. "Nos intentaron desestabilizar por todos los lados, y cada uno tenía que remar por dónde podía", insiste. En un escenario de "guerra" la UD salió finalmente airosa: "En Linares intentaron todo lo posible, como por ejemplo con la grada, con su afición tan cerca de la línea de banda. Aquello fue una guerra en la que todo valía. Me acuerdo como si fuera hoy. El equipo venía en una dinámica muy buena, dominamos".

Aquella "guerra" de Linares se cruzó con la batalla psicológica que vivía la plantilla de la Unión Deportiva en su día a día. La subsistencia del club, concurso de acreedores presente, estaba en juego. "En el día lo teníamos presente, claro. El club estaba pasando por momentos muy complicados, y te acabas empapando", justifica. La presión, en su caso, como grancanario y futbolista de ese grupo, se multiplicó hasta no se sabe dónde: "Estás representando al club de tu vida, y sabes que el ascenso era el objetivo para poder salvarlo económicamente. Esa presión de la que te hablo la comentábamos mucho con Nau (Alemán), David García, Aythami…".

Tras aquel ascenso, Juanma duró dos temporadas en el club antes de hacer carrera allende el Atlántico. Se quedó, así, una historia inconclusa con la UD. "Estaba pasando por momentos complicados. Apenas jugué en mi última temporada, y necesitaba un cambio", relata con cierto pesar. "No me arrepiento", aclara. Pero su deseo, ya pretérito, también podría seguir vigente: "Por supuesto que hubiese deseado volver y poder jugar en el equipo de mi tierra sin tanta presión como la que sufrimos aquel año". Ni que hiciera falta, al otro lado del teléfono se intuye le delata una sonrisa socarrona.

Miguel Ángel Ramírez

Deportivamente hablando, a Miguel Ángel Ramírez, presidente y máximo accionista de Las Palmas, le iba la vida en aquel ascenso. Al menos, la del club. "El ascenso ese fue una de las claves de conseguir el éxito en la gestión de toda la crisis económica. No es lo mismo afrontar un convenio de acreedores en Segunda División B que en Segunda A", matiza el dirigente.

El año de su estreno en la presidencia, donde hoy se mantiene, no pudo acabar mejor. Imposible no coincidir, además, en los mejores momentos: "Las posibilidades del club eran otras y gracias al ascenso, en mi primer año como presidente, guardo un grato recuerdo. El gol en Anoeta en el último suspiro del partido por parte de Nauzet y aquel tremendo gol de Marcos Márquez, a pase de Nau, no se me olvidarán nunca".