LAS PALMAS
Siete años del "Cordobazo"”, una historia de bochorno para Las Palmas
Este 22 de junio siempre quedará grabado en la mente colectiva del aficionado amarillo por el lamentable espectáculo que se produjo en la final del playoff contra el Córdoba.
Vergüenza, sin duda, es la primera palabra que le viene a la cabeza a cualquier hincha de la UD Las Palmas al recordar aquella tarde del 22 de junio de 2014. Se las prometían felices los jugadores por aquel entonces dirigidos por Josico, que había sustituido a Sergio Lobera en la recta final del campeonato con la misión de conseguir el ansiado ascenso. Tras el 0-0 de la ida en el Arcángel, la victoria local parecía sencilla, sin embargo, todo se torció con una invasión de campo que lo cambió todo.
Si bien ayer, 21 de junio, se cumplían 6 años del ansiado ascenso a Primera División, casi justo un año antes se vivió una de las mayores tragedias que ha vivido en su historia la UD Las Palmas y su afición.
Llegaban exultantes los jugadores amarillos a la cita, con Josico y Javi Guerrero al mando, tras aquella destitución a Lobera a falta de dos jornadas. La UD había eliminado de forma brillante al Sporting de Gijón en la primera eliminatoria del playoff y se veía las caras ante un Córdoba que había entrado al mismo en la 7ª posición, ya que el Barca B se había colado en los puestos de privilegio y no podía disputarlo.
Después del cero a cero de la ida, donde los amarillos se mostraron muy sólidos, en el Gran Canaria se esperaba con seguridad la victoria con el estadio entregado, y así discurría el encuentro. 35.000 almas entregadas y un gol de Apoño en el minuto 48, en un equipo formado por Barbosa; Ángel López, Aythami Artiles, Deivid, Xabi Castillo; Javi Castellano, Apoño; Nauzet Alemán, Valerón (Vicente Gómez, min. 66), Momo (Hernán, min. 82); y Aranda (Héctor Figueroa, min. 73), presagiaban una auténtica fiesta, como se venía celebrando, de hecho, desde antes del partido. Ahí el error.
De repente, llega el minuto 90, se abren las puertas del recinto de 7 Palmas y comienza el terrorífico desenlace. Cientos de aficionados que estaban fuera del estadio, junto a otros que estaban dentro comienzan a invadir el terreno de juego. Se produce una situación de descontrol absoluto, una imagen vergonzosa a nivel nacional y la figura de Juan Carlos Valerón llamando a la calma a sus propios aficionados para que desalojaran el terreno de juego. El colegiado, sin saber muy bien qué hacer, amenaza con dar por finalizado el choque, pero, tras un parón de más de 10 minutos, se encuentro se reanuda en el minuto 92 y ahí llegó el gol de Uli Dávila para poner el 1-1 en el marcador, que le daba el ascenso al Córdoba y dejaba a Las Palmas en un auténtico estado de shock y a sus jugadores completamente derrotados cuando tocaban la Primera División con la punta de los dedos.
El golpe fue durísimo. Muchos aficionados, de hecho, tardaron casi una hora en marcharse del estadio ante la incredulidad de lo que habían vivido. "Sin esa invasión de campo, estaríamos en Primera", se repetían los unos a los otros con miradas perdidas y de auténtica decepción. Pero aquello, por muy increíble que parezca, lejos de hundir al equipo, lo unió y lo volvió más fuerte para solo un año más tarde, con Paco Herrera como líder del banquillo, conseguir finalmente el "sueño de todos". De la tragedia a la gloria en 364 días.
Sanciones
Además de las pérdidas millonarias por no ascender, obviamente, llegaron las consecuencias legales y disciplinarias, que obligaron al club a pagar un total de 180.000 euros. 90.000 por "deficiencias en las medidas de permanencia y desalojo de espectadores", otros 90.000 por no controlar el movimiento de espectadores de diferentes sectores de las gradas hacia el sector de la grada naciente y no controlar el acceso de 500 aficionados al estadio antes de acabar el partido.
La Comisión Antiviolencia, además, propuso en su día una multa de 60.000 euros para el presidente del club, Miguel Ángel Ramírez, "cuyas declaraciones generaron una dura reacción contra la labor policial y dificultaron la normal evacuación del recinto deportivo", y 4.500 euros y prohibición de acceso a los recintos deportivos por un período de 12 meses a cada uno de los dos aficionados identificados, quienes, antes del inicio del partido, "agredieron violentamente a un aficionado del equipo visitante provocándole heridas de diversa consideración que precisaron su traslado al hospital".
El Comité de Competición, incluso, amenazó con cerrar el Estadio de la UD en caso de reincidencia.