El destino de Locatelli: del sufrido adiós al Milan a la 'ayuda' de la pandemia
"Si la Eurocopa se hubiera jugado hace un año, ni estaría en la lista", dijo ayer el mediocampista, que rompió a llorar en 2018 cuando los rossoneri le vendieron.
Hoy es el primer día del resto de la vida de Manuel Locatelli. La maravillosa actuación contra Suiza marca un antes y un después en la carrera del mediocampista, que arrancó la Euro como sustituto a la espera del regreso de Verratti y se ha confirmado como uno de los mejores talentos a disposición de Mancini.
El juego de toque de la Azzurra, muy parecido al del Sassuolo, fue perfecto para mostrarle a Europa las virtudes de este chico de 23 años que lleva avisando sobre su potencial desde que tenía 18. El Milan se lo arrebató a la cantera del Atalanta y, en 2016, lo hizo estrenar con el primer equipo.
A pesar de su edad, Locatelli supo ganarse espacio y conquistó el corazón de los tifosi con un golazo que valió un triunfo ante la Juventus en la temporada 2016/17. Sus actuaciones, sin embargo, no fueron suficientes para ganarse la continuidad en San Siro, y allí apareció el Sassuolo, que se lo llevó por 14 millones de euros en 2018. Con el equipo neroverde el italiano explotó definitivamente, tomando las riendas del mediocampo de De Zerbi y conquistando, a partir de 2020, la camiseta de la Nazionale, de la que ya es un ídolo.
La Juventus, en busca de refuerzos para la medular, empezó a negociar por él desde hace meses, pero el Sassuolo sabía que tocaba esperar la Eurocopa antes de fijar un precio. Y, ahora, los 35 millones que podía ofrecer la Vecchia Signora ya no serán suficientes. Locatelli es un mediocampista universal: defiende, gestiona el balón, mantiene bien la posición, marca goles, y ahora lo sabe todo el mundo. Aquel golazo ante la Juventus de 2016 le costó una carga de presiones y expectativas enormes, demasiadas para un chico de 18 años, que pasaron factura.
Desveló que cuando el Milan le comunicó que iban a venderle, que la aventura rossonera se había acabado, rompió a llorar en su coche. Ayer recordó que si la Eurocopa se hubiera jugado hace un año, él ni habría entrado en la lista: el covid le ha echado una mano, fue cuestión de destino. El fútbol (y la vida) le devolvieron lo que se merecía: a veces, simplemente hay que esperar.