Alaba, un comodín ganador para la baraja de Ancelotti
Primero como líbero y después de carrilero, el nuevo jugador del Real Madrid fue el imán de Austria, al participar de 190 pases. “Se vio nuestro hambre”, resuelve.
“Soy un jugador flexible y lo daré todo, sin importar donde juegue”, advertía David Alaba en los días previos a la Eurocopa. Como si su historial no alertara ya de la versatilidad del capitán de Austria, una de las cualidades que convencieron al Real Madrid para abordar su fichaje, como agente libre, después de 13 temporadas brillando en el Bayern de Múnich, entre ellas una a las órdenes de Carlo Ancelotti, con quien se desempeñó más en el lateral que en el eje de la zaga.
Sin embargo, los cracks siempre dejan margen para la sorpresa, y su debut en la competición ante Macedonia del Norte (3-1) ha encandilado a sus compatriotas, a la UEFA –que lo designó el mejor jugador del partido– y al madridismo. Fue crucial en la primera victoria de los centroeuropeos en este torneo y se desquitó de paso de un chut al poste suyo en la Eurocopa de 2016 que le había perseguido.
Apostó el seleccionador austríaco, Franco Foda, por situarlo de inicio como líbero, incrustado entre los dos centrales, Dragovic y Hinteregger, en un 3-5-2 insólito en la selección, con el que pudo ayudar a dos zagueros más inexpertos que él en tareas defensivas, pero también inició la construcción del juego. “Él ya había jugado en una defensa de tres centrales con el Bayern, así que no le supuso ningún problema”, aseguró Foda tras la victoria, en el National Arena de Bucarest (Rumanía). Pero sobre todo se congratularon el técnico y el propio futbolista del desempeño tras la charla que, durante el descanso, mantuvieron en el vestuario, con el 1-1 aún en el marcador.
“Nos sentamos y discutimos cómo podíamos jugar más rápido para dominar el partido”, explicó Alaba. “Nos convencimos de que debíamos intentar recuperar el balón rápidamente en cuanto lo perdiéramos, ser más clínicos… Y ya se vio con qué hambre mostramos ese espíritu sobre el césped”, explicó. “Con dos delanteros –Gregoritsch y Arnautovic entraron en la segunda mitad–, circulamos mejor el balón hacia adelante, tuvimos mayor movilidad. Y David nos ayudó desde la banda”, concretó Foda.
Todas estas palabras se concretaron en el gol de la victoria, entregado por Alaba desde ese flanco izquierdo al que cae con tanta habilidad ya sea en tareas defensivas como incorporándose al ataque, y en un repertorio de jerarquía.
El nuevo jugador del Real Madrid fue con diferencia el futbolista del partido que más pases dio, 92 de 103 intentos –con un 89 por ciento de precisión– y también el que más recibió: 87. Es decir, participó en 190 de los 597 pases que se libraron entre los austríacos, un elevadísimo 31,8 por ciento tras el que se esconde esa ubicuidad que, como valor añadido, tan útil puede resultarle, ahora, a Austria y a partir de la próxima temporada al club blanco.