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LEGANÉS

El Leganés achaca a su bajón físico y las lesiones el fiasco ante el Rayo

Garitano señaló las bajas en el tramo final de temporada como un problema. “Nos costaba terminar algunos partidos”. Los problemas se acumularon en las últimas jornadas.

El Leganés achaca a su bajón físico y las lesiones el fiasco ante el Rayo
PEPE ANDRESDIARIO AS

El frenazo fue brusco. Demasiado. El Leganés llegó al tramo final de temporada mostrando músculo. Ocho jornadas seguidas sin perder y un 0-5 al Zaragoza como antecedentes de la semifinal sugerían que sería coco en la pugna por el ascenso. Pero la confianza mutó en impotencia con la falta de energías como gran enemigo. Al Leganés le fallaron las fuerzas en el peor momento de la temporada.

Es el alegato final con el que ayer Garitano se despidió de su (media) temporada de retorno a Butarque. Las lesiones, argumentó el de Bergara, lastraron la capacidad de rendir de una plantilla que, decía el papel, debería haber dado más. Bastante más.

Éramos conscientes de que había muchos jugadores que le estaba costando. Nos costaba acabar partidos. Nos habría gustado llegar con más gente en buenas condiciones. Pero desde el 1-1 de Vallecas [en Liga], todo nos ha ido en contra en ese sentido. La lesión de Arnáiz, Borja, Miquel, Omeruo, Bustinza… en Liga lo vas llevando muy bien. El esfuerzo en temporada ha sido bueno. Nos habría gustado llegar con más. No ha podido ser…”, se consolaba.

Borja, Ignasi, Gaku, Arnáiz, Silva…

Lo cierto es que el Leganés recuperó efectivos a duras penas para el tramo final de curso. En esa última jornada ante el Zaragoza volvieron tres pilares clave como Borja Bastón, Ignasi Miquel y Gaku Shibasaki, pero lo hicieron mermados y sin opciones de estar más que algunos minutos sobre el césped. De hecho, Gaku se rompió en La Romareda y no pudo jugar ni la ida en Vallecas ni ayer. Adiós a la temporada. Algo parecido le sucedió a Jonathan Silva, que en el partido de ayer ante el Rayo sufrió una rotura muscular después de 60 minutos de esfuerzo y apenas descanso en el carril izquierdo.

Tampoco pudo recuperar el Leganés a Bustinza (se rompió a mes y medio del final de Liga) o con Arnáiz, que pese a que en los últimos días había entrenado, lo hizo sin opciones de competir. Incluso en caso de machada contra el Rayo no habría estado muy fino para jugar una hipotética final. Ausencias que unir a las de Rosales y Lasure, que aunque en las últimos meses no habían podido competir tampoco, podrían haber servido en algún momento para refrescar y rotar al equipo. No hubo opción.

Una amplia plantilla

Con todo y con eso, también es cierto que el Leganés y su plantilla de 27 jugadores (24 de campo y tres porteros) ofrecía opciones de rotación que, además, se han reforzado con la presencia de canteranos en la plantilla en este tramo final. En especial, Diego García. Profundidad de armario que, finalmente, no le ha servido demasiado a los pepineros.

Así las cosas, consecuencia de tanto problema y un calendario apretado (las semis se jugaron en una semana), el Leganés dio una imagen de incapacidad notoria ante el Rayo. En la ida desapareció en el tramo final del partido y en la vuelta apenas tuvo energías durante 20 minutos. El Rayo, sin estar mejor físicamente (Iraola también alertó del tema físico), supo gestionar mejor su plantilla y los tempos y acabó pasando por encima de un Leganés agotado.

“Nos habría gustado estar a distancias más cortas. Intentar llegar con más gente, en mejores condiciones. Era lo que teníamos. No hay ninguna excusa. No nos ha dado. Cuando no te da, te lleva un disgusto grande. Es fútbol”, repitió un apesadumbrado Garitano que ya medita en cómo elaborar la plantilla de la temporada que viene. Un curso distinto (remitirán las precauciones por COVID) y en el que seguramente el Leganés vuelva a su plan de grupo corto de no más de 23-24 futbolistas.