Rober Ibáñez obra una agónica clasificación para el Leganés
Su gol hace en el 88' al Leganés matemáticamente equipo de playoff y mantiene a los pepineros en la tercera plaza. Mala primera parte local.
El Leganés se abonó a la agonía para certificar su pase a playoff y mantener la tercera plaza cuando iba rumbo a un empate que le obligaba a jugarse el pase en el golaveraje general con el Sporting. Un tanto en la zona cesarini de Rober Ibáñez mató a un Málaga valiente que resistió más de lo que sugería su famélica situación médica. Y todo en un duelo en el que la primera parte fue tan divertida como masticar ladrillo. Lastrado por su exceso de blindaje y su regusto por lo defensivo, el Lega lo dejó todo para el tramo final. Con más emoción que ocasiones. Más como cañonero que como orfebre.
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Se eyectó el Málaga con el pitido inicial como relámpago que en un minuto electrificó a los pepineros. Apenas 60 segundos le bastaron a Jozabed para pecar en la frontal. Un gol cantado como bienvenida que mandó al limbo por ajustar demasiado y que lo condenó al infierno de la desesperación mientras el Leganés no entendía aquello. Colibrís disparando a bazucas. Diez minutos le duró el ímpetu valiente a este Málaga que, con lo justo (Pellicer alineó sus únicos once sanos) zarandeó a un rival corto de todo.
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Faltaron ímpetu, fuerzas y, sobre todo, fútbol. Cada ataque era un amasar insípido de pelota en el que sólo Miguel inyectaba verticalidad. Así es imposible. El primer remate del Lega llegó en el 30’. Un manso cabezazo de Sabin que representó el único tiro entre palos hasta la segunda mitad. La pradera de Butarque convertida en secarral que Miguel machacó con su zancada de bisonte para reanimar a los suyos en una segunda parte en las antípodas de la primera.
A lomos de su ímpetu y el de Avilés (hasta que fue sustituido) aporreó el Lega a un Soriano heroico allá donde hace un año fue uno de los desterrados por el descenso a Segunda. El exarquero del Leganés le sacó al propio Miguel un mano a mano apenas reanudado el duelo al que le siguió una clara ocasión de Sergio y un puñado de acercamientos de esos en el alambre del todo sin abrazar nada. Vértigo sostenido en una sopa de nervios que condensó en el gol definitivo del triunfo Rober Ibáñez (88’) en una contra que lideró Silva y remató en área chica el valenciano. Gol para abrazar la matemática y la emoción en un maridaje sólo posible en las fronteras del fútbol.