Araujo y Jesé ahondan en la pesadilla del Albacete
Doblete del argentino y segundo gol del grancanario esta temporada. El ex amarillo Tanausú Domínguez y Mvando le dieron emoción al encuentro.
No había nada en juego más allá del honor. Que tampoco es cosa menor, sino todo lo contrario. Las carencias de unos y otros llevaron a Las Palmas a mendigar la permanencia y al Albacete a perder la categoría, pero al menos en el segundo acto decidieron gustarse y ofrecer un espectáculo digno, nada fácil cuando la competición ya estaba ‘terminada’.
Apenas tuvo Las Palmas problemas para controlar el partido ya desde el inicio del mismo. Ocurre que el equipo de Pepe Mel fue más efectivo que nunca ante un Albacete tan cándido a inoperante como siempre, empeñado como parecía en justificar su descalabro clasificatorio. En los amarillos, además, salía como titular Aythami, cuya lesión le ha impedido jugar desde diciembre, y Diego Gutiérrez, buenos minutos los suyos como acompañante de Sergio Ruiz en el centro del campo, allí le tocó encontrarse con el ex amarillo Tana.
Y eso que el equipo de Noguerol, descarado y sin presión, salió con bravura durante los primeros minutos. Sin embargo, el primer aviso serio llegó por parte de la UD, un centro envenenado de Jesé se topó Aridai, que simplemente pasaba por allí. Y un minuto después, en el 9, el propio Aridai le lanzó un exquisito pase largo a Araujo, que se plantó solo, fantástico control previo, delante de Bernabé para reventar la pelota y hacer el 1-0 en la primera ocasión grancanaria de gol, acaso la del partido.
Tras adelantarse en el marcador espabiló Las Palmas, como no podía ser de otra forma, pero el partido entro en una fase valle, un auténtico tostón, con mucho centrocampismo pero de juego inerte en las dos áreas. Pudo igualar el Albacete al filo de los 20 minutos de partido, pero Domínguez, que regresaba a la titularidad 11 jornadas después, se adelantó al ex amarillo Ortuño, que tan felices se las prometía.
Tampoco es que el duelo estuviera para muchos trotes hasta que, en una jugada en exceso parecida a la del primer gol, la formación grancanaria hizo el 2-0. Sergio Ruiz, cada partido suyo un recital, levantó la cabeza y, ni que fuera un beso volado, le lanzó con dulzura la pelota a Jesé, que apenas tuvo que sacar a pasear la pierna izquierda para batir a Bernabé y hacer el 2-0, que además supone el segundo suyo en esta nueva etapa como jugador de Las Palmas. Salvo milagro, el partido quedaba ya completamente sentenciado.
Recordó en el descanso el Albacete que, aunque solo fuera el orgullo lo que esté en juego, hay que salir a darlo todo. Le seguía faltando más fiereza en ataque, pero al menos lo intento más y mucho mejor que en el primer acto. Así, apenas 12 minutos después de reanudarse el partido, un fuera de juego de Benito le chafó un gol cantado a Fuster. Y en el 66, un centro de Isaac acabó en un deficiente despeje de Benito, que le dejó el balón en posición más que franca a Tana. El mediapunta grancanario, tras su abrupta salida de Las Palmas, regresó al Gran Canaria y, en una pincelada de la superlativa calidad que nadie le discute, pisó el cuero para acomodárselo y cruzar un balón ante el que Domínguez nada pudo hacer. Aquel 2-1 bien pudo ser, aunque de nada sirviera después, una cuestión de karma.
Con este marcador cambió de repente todo el panorama. El partido se animó, con un constante aunque ineficaz intercambio de golpes hasta que Araujo cazó una pelota en la frontal derecha para soltar un latigazo con su bota derecha y hacer el 3-1. El delantero argentino, en la fogosa celebración de su 11º y último gol de la temporada, se quitó la camisa, condenado a una tarjeta amarilla que, por ser la última del ciclo, le impedirá cerrar esta liga ante el Logroñés.
Con todo resuelto para unos y otros esta temporada, en los últimos minutos pudo pasar de todo. Y lo que sucedió fue que Mvando, tremenda galopada la suya, se plantó delante de Domínguez para hacer el 3-2 y darle aún más colorido a este animado final de un partido que se acabó llevando Las Palmas ante un Albacete que sigue viviendo una auténtica pesadilla, de la que menos mal que solo le queda un capítulo.