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ESPANYOL

Espanyol: el pasado ya no existe

El equipo blanquiazul perdió la primera oportunidad de ser campeón, un título que se debate entre la obligación y la intrascendencia después del ascenso.

Raúl de Tomás y Javi Puado.
Carlos Mira / Rcde Espanyol

Lillo en Cornellà. Recuerdo una mañana de sábado en un RCDE Stadium recién inaugurado en la que el Espanyol organizó unas jornadas formativas para entrenadores. La estrella de aquella ponencia era José Manuel Lillo, y el auditorio estaba a rebosar de jóvenes con libreta, bolígrafo y las orejas bien abiertas. El ahora asistente del Manchester City no paró de hablar durante una hora, de divagar entre lo divino y lo humano, de darle vueltas a ideas como si se tratara de un sofista. Habló de modelos, sistemas, relaciones entre jugadores... Destruyó tópicos y construyó realidades. Pero, antes de despedirse, pronunció una última reflexión (aproximada) que dejó a todos descolocados: "Lo que os he explicado ya no vale para nada. Es muy probable que mañana piense de otra manera. O quizás ahora mismo ya pienso diferente. Todo evoluciona". Algunos creyeron que Lillo les explicaría el secreto del juego, pero se fueron a sus casas con la sensación de haber sido timados o al menos de dudar de nuevo hasta de su propia existencia.

No hay pasado. Su última reflexión dejaba en el aire una idea que bien pueden aplicarse a este Espanyol que ha conseguido el objetivo de la temporada, el ascenso; el título es un sucedáneo que abre un debate entre la obligación y la intrascendencia. Sano diálogo entre pericos, pero que no alterará la realidad de una plantilla que ya ha hecho lo que se exigía sin demasiado sufrimiento. Pero volviendo a Lillo y a su idea. Es clara: no se puede vivir del pasado. No hay dogmas, estos desaparecen con el paso de los partidos porque se construye otra realidad, como una película de Christhoper Nolan. El Espanyol ha ascendido, pero su credibilidad sigue en juego en cada partido, y de la misma manera que este buen año ha borrado el desastre del curso anterior el contador puede ponerse de nuevo a cero.

Otra realidad. La categoría será más exigente, los aficionados podrán volver a los estadios, habrá jugadores que debutarán en Primera, otros que regresan un año mayores y maneras de jugar que se deberán modificar porque el Espanyol ya no será el equipo con mejor plantilla ni con jugadores más resolutivos del campeonato. Incluso Vicente Moreno se encontrará un vestuario más animado que el funeral con el que se topó en agosto pasado, y de nuevo la opinión del entorno la determinarán las sensaciones de la pretemporada. El 'déja vu' de cada verano, que se debe analizar mirando al futuro y no al pasado o "decide sobre un jugador por lo que crees que te va a dar y no por lo que te ha dado".

Todo evoluciona. Y ese mismo 'déja vu', el de cada verano, fue el que visualicé mientras jugaba el Espanyol ante el Tenerife un partido sin demasiada tensión, que acabó con otro golazo de RdT y una expulsión extraña de Darder, y con la sensación de que la plantilla sabe que ya ha hecho los deberes y está en otra realidad, quizás la que decía Lillo, porque toda esa exigencia matemática que le llevó a estar 15 partidos seguidos sin perder se ha ido evaporando ante Cartagena y Tenerife, con la excepción de Ponferradina, porque como no hay pasado el equipo miro al futuro. O no. Quizás ahora, que acabo el artículo, pienso diferente. Todo evoluciona.