El guión de la final: ataque posicional vs. contraataque
Mere Hermoso, entrenador UEFA PRO, analiza para AS al Manchester City y al Chelsea, los dos finalistas de la Champions League. En esta segunda entrega pone la lupa en la fase ofensiva.
Los recursos ofensivos de los dos finlalista de la Champion son sumamente dinámicos y versátiles, pero por lo evidenciado a lo largo del curso y en desafíos recientes, cabría esperar un City que asuma una mayor iniciativa desde un ataque posicional más elaborado y un Chelsea que trate de hacer gol desde el robo y la transición inmediata, con atque rápidos y contraataques.
Manchester City
Así es el inicio de juego del City de Guardiola. Ederson inicia corto o largo con inigualable precisión en una salida de balón (Build-up) de laboratorio. Los laterales (Full-backs) pueden adoptar rol de mediocentros para liberar a Foden o Mahrez por fuera. El City prescinde inicialmente del 9 específico (Agüero o Gabriel Jesús) e incluye un medio más para capitalizar la posesión de balón y el dominio del juego (Bernardo y De Bruyne suelen alternarse en la ocupación de esos espacios). Gündogan ha enriquecido su juego con sus carreras al área y sus goles desde segunda línea, aunque son precisamente los extremos y el playmaker belga De Bruyne los que en los últimos lances de Champions han destacado en la vertiente goleadora, con un total de 8 goles entre los cuatro partidos de cuartos y semifinales repartidos entre Mahrez (4), Foden (2) y De Bruyne (2).
Chelsea
El Chelsea de Touchel aprovecha la movilidad y velocidad de su jugadores más avanzados (Werner, Havertz, Mount, Pulisic o Ziyech) para atacar espacios abiertos a partir de recuperaciones (ball recoveries) que tienen su origen en un enorme rigor táctico y esfuerzo defensivo colectivo. De esa manera le hizo al City, su rival en esta final, dos de los tres goles en sus dos últimos enfrentamientos. Pese a todo, ni mucho menos es el Chelsea un equipo que desprecie el ataque combinativo, aunque ha sufrido en varios partidos de la “era Tuchel”, ya sea por pérdidas (losses) en el inicio de juego o por falta de precisión (lack of precision) en el último tercio.