Un golazo de Griezmann maquilla un triste final
El Barça volvió a evidenciar que hace tiempo que se fue del campeonato ante un Eibar orgulloso que se despide de Primera con la cabeza muy alta.
Un golazo de Griezmann maquilló el final de curso de un Barça que volvió a ser un muerto en vida en la recta final de esta Liga. Ganaron al Eibar por 0-1, pero del primer al último minuto dieron la sensación de que este equipo, a pesar de ganar la Copa, ha vuelto peligrosamente a la línea de salida y que sigue necesitando mucho más que una mano de pintura de cara al futuro. A Laporta se le avecina un verano intenso.
Hay maneras y maneras de hacer mutis por el foro. Los finales son importantísimos porque eso de que 'un bel morir totta una vita onora' quizás es demasiado grandilocuente para esto del fútbol, pero perfectamente podría aplicarse a la puesta en escena de Eibar y Barça en su último acto de la temporada. Lo que pasa, es que el golazo de Griezmann maquilló otro triste partido blaugrana.
Ambos equipos salieron a jugar sin más ambición que tratar de regalar a sus seguidores una despedida digna de un campeonato que ha acabado fatal para ambos. El Eibar, tras siete heroicas temporadas en la máxima categoría, salió al campo ya sabiendo que la próxima campaña jugará en LaLiga Smartbank y que muy probablemente lo tendrá que hacer sin la mayoría de los futbolistas que alineó Mendilibar, quien también cerrará un ciclo.
En el Barça, la situación era muy parecida. Un equipo sin opciones de aspirar al título y con muchos jugadores señalados y el banquillo en cuestión. Para ambos, en fin, era cuestión de demostrar algo de vergüenza torera.
Y puestos en esta tesitura, el Eibar demostró de entrada muchísima más vergüenza, compromiso y empeño que el Barcelona a pesar del resultado. Los de Koeman dieron desde el inicio la sensación de viajar a Ipurua para cumplir un compromiso, lo que es muy diferente que jugar comprometidos, que es lo que hizo el equipo armero.
Messi y Pedri no viajaron a Eibar porque les adelantaron las vacaciones, pero dio la sensación de que el resto de los titulares que salieron a disputar el último partido del curso sólo estaban ahí físicamente. Estaban de escala camino de las vacaciones.
Ni siquiera las variaciones de Koeman, que dio bola a Junior, a Trincāo y a Ilaix en el once titular, además de Neto por lesión de Ter Stegen, animó el espíritu de un Barça que no encontró la manera de superar la presión del Eibar, que habrá descendido, pero que no negocia los partidos.
La primera parte fue un repaso de los locales a un Barça apático que no se concretó en goles porque unas veces la falta de puntería y otras Neto evitaron el más que merecido tanto del Eibar.
Mingueza sufría en la izquierda, Junior sufría un calvario en todo momento, De Jong no sabía como sacar el balón. Si el desastre atrás era palmario, en la fase atacante, Griezmann volvió a ser ese señor que pasaba por ahí, Dembélé ni intervino y Trincāo desmontaba todas las esperanzas que se depositaron en él a inicio de temporada.
Quedaba la esperanza de una reacción culé, ni que fuera para evitar faltas de respeto, o que el Eibar se agotara tras su desgaste inicial.
Para mover algo en busca de una imagen digna, Koeman dio entrada en la segunda parte a Umtiti, Alba y Braithwaite retirando a Mingueza, Junior y Trincāo para regresar al 4-3-3. En el Eibar, Bryan Gil se retiraba tocado, al igual que Ilaix, dejando su puesto a Riqui Puig.
Pero nada cambió en un partido que a medida que pasaban los minutos se iba descomponiendo sin que ninguno de los dos equipos tomara el mando del juego. El Eibar, como era de esperar, se fue cayendo físicamente, mientras que el Barça siguió jugando al tran-tran a la espera de que o bien acabara el partido o que una acción fortuita desequilibrara el partido. Y a diez minutos del final, un remate espectacular de Griezmann en una volea aérea castigó al Eibar, maquilló la aportación del francés en este curso, donde los números son mucho mejores que su peso real y permitió al Barça cerrar con un triunfo su penoso final de campaña. Queda mucho por hacer.