Kubo: "En este vestuario están borrachos sin beber alcohol"
El japonés valora el ambiente que le ayudó a integrarse y, más en serio, admite que lo pasó regular, pero al final "el esfuerzo siempre tiene recompensa".
Take Kubo se convirtió en el héroe inesperado del Getafe el pasado domingo. De su paso por el Coliseum no iban a quedar grandes recuerdos hasta que marcó un golazo al Levante que certificó la salvación azulona. El japonés está pletórico: "Estoy volviendo a la normalidad después de dos días de estar muy contento. Se me iba un poco la cabeza con el gol. Vi en la repetición a muchos compañeros que bajaron de la grada, los del banquillo... Me hizo muy feliz que el equipo estuviera unido. Lo primero que quise es estar con la gente. Luego me quité la camiseta y le di las gracias al árbitro porque necesitaba la tarjeta". Se han ahorrado el último sufrimiento: "No es lo mismo llegar a la última jornada. Depender de nosotros era bueno y ahora estamos más tranquilos y contentos. Que se haya conseguido con mi gol me hace feliz. Fue uno de los mejores goles que he marcado en España. El esfuerzo siempre tiene recompensa".
Take admite que han sido unos días diferentes: "Me han llegado muchos mensajes, llamadas, mucho ánimo. Estoy feliz por el gol, por la permanencia y por el cariño que me tiene la gente". No fue ni un día ni un partido fácil y la tensión se vivió hasta el final: "Cucho, Iglesias y yo entramos para evitar el empate y tener que jugárnosla en la última jornada. Fue un cambio ofensivo y salió bien". Acabar siendo protagonista no entraba en los planes del japonés, pero sí de algunos compañeros: "Nyom y Ünal me dijeron que podía aparecer en el minuto ochenta, marcar un gol y ser el héroe al final. Fue así y les daré las gracias. Allam me lo estuvo diciendo toda la semana".
Toca hacer un balance un poco más amplio de los meses en Getafe: "Empecé jodido. Estuve en el hotel cinco días sin saber si podía entrenar con Filomena. Llegué al partido sin conocer a ningún compañero. Tuvieron fe en mí. Cuando llegué el objetivo era la permanencia y aunque a veces los resultados no han acompañado, al final se ha conseguido y estoy contento". Su rápida adaptación ha sido clave: "Este vestuario no es como otros. Parece un bar, la gente está borracha sin beber. Hay seriedad en el trabajo, pero fuera somos más que compañeros. Cuando sube uno del filial parece que lleva años en el equipo. Te acogen muy bien aquí".
El futuro de Kubo es imprevisible: "Me queda un partido con el Getafe y hasta ese día tengo que dar el máximo. Ya pensaré en lo que viene. Esto no ha acabado y queremos subir algún puesto". Lo más inmediato después son los Juegos Olímpicos con Japón: "No se sabe muy bien cómo será. Tenemos tres partidos que afrontar. Hay muchos jugadores que llevaban tiempo sin convocar. Me tengo que poner las pilas para ganarme la plaza. Siempre estamos preparados y ser anfitrión da más opciones".