El Camp Nou, un lugar para Saúl
El canterano rojiblanco regresa al campo donde vivió una de sus últimas grandes noches, con dos goles y una situación, 312 días después, absolutamente distinta.
Cuarenta y cuatro semanas después, todo ha cambiado. Sobre todo para él, para ese futbolista que hace 312 días vivió una de sus grandes noches, una de esas a las que tenía acostumbrada a la afición. Partido grande, ahí su bota. No faltaba. La de Saúl Níguez. Aquella tarde en el Calderón de la chilena ante el Madrid, su inolvidable gol al Bayern, el que voló a la escuadra a Leverkusen, el primero al Liverpool, con su beso a la muñeca y ese tatuaje que se grabó en ella después de recibir un golpe en el riñón que le llevó al hospital y le hizo orinar sangre durante meses cada vez que jugaba. "La fuerza no proviene de la capacidad corporal, sino de la voluntad del alma". La última vez que el Atlético jugó en el Camp Nou se lo besó dos veces. El jugador que nunca faltaba en las grandes noches ahora viaja en una situación distinta. Hasta ha perdido la titularidad.
En la mañana de ayer, mientras Simeone trabajaba la estrategia con el posible once del Atlético ante el Barça, Saúl no estaba en esa área del campo 1 del Cerro del Espino, sino que estaba en la contraria, en el córner, en un rondo con los suplentes. De ser el futbolista más utilizado por el Cholo una y otra vez, su multiusos, más de 4.000 minutos (4.246') a poco más de la mitad (2.417), un 58% de los minutos jugados, un 56% en el once inicial. Él mismo lo reconocía el otro día con el 'streamer' Pablo Pereira, que esta temporada "lo ha pasado mal". "En los momentos malos he sacado cosas más positivas, creo que soy mejor persona y jugador, y eso es algo que me va ayudar para el futuro", expresó. El Camp Nou este sábado puede ser un buen lugar para remontar.
Un doblete y dos penaltis
Su pasado más reciente en ese campo así se lo susurra, su dos penaltis. El primero, minuto 17, para poner el 1-1 en el marcador después de engañar a Ter Stegen. Después para instaurar el 2-2, tras el gol 700 de Messi. Ocho minutos jugó el fin de semana pasado, ante el Elche, su primer partido como suplente desde la jornada 28ª ante el Alavés. Hace seis años que la grave lesión de Tiago, rotura de tibia, le abrió las puertas a la titularidad. Unas puertas que derribó para no dejar de besarse la muñeca en las noches grandes. Y en el Camp Nou el Atleti se juega su liderato, esta Liga, después de todo.