Grippo aborta el efecto Rubi
El Oviedo igualó los dos goles iniciales de Sadiq y deja en el aire la tercera plaza del Almería. Los asturianos suman un punto de oro y los andaluces dicen adiós al ascenso directo.
El caprichoso Turki Al-Sheikh decidió castigar con el despido la trayectoria de José Gomes, que se dejó por el camino muchas de las opciones de ascender directamente a Primera División. La apuesta para recuperar la ilusión por volver a la élite fue Rubi. Pero la reacción, de entrada, resultó inexistente. El efecto del cambio de entrenador le duró al Almería sólo 45 minutos.
Los rojiblancos salieron en tromba. Johannesson hizo penalti a Akieme y Femenías evitó el gol de Corpas desde los once metros. Y tuvo que ser Sadiq el que abriese el marcador y pusiese contra las cuerdas al equipo de Ziganda, al que se lo llevaban los demonios en uno de los palcos del estadio de los Juegos Mediterráneos. Un segundo penalti cometido por Obeng y una definición de mucha clase del ariete nigeriano dispararon a los rojiblancos. 2-0 y un penalti fallado en medio partido.
El efecto Rubi parecía funcionar a la perfección, pero se diluyó tras el descanso. El Almería se las prometía muy felices y el Oviedo tiró de oficio y de fe para poner en entredicho la decisión del jeque rojiblanco y acercar un pasito más a la salvación a los asturianos.
Obeng se desquitó de su penalti y castigó un error infantil de Cuenca para acortar distancias. Grippo terminó de dinamitar la candidez rojiblanca con una chilena excelsa en un balón parado para poner bajo sospecha el estreno del nuevo director de orquesta indálico.
El 2-2 cuestiona la decisión de Al-Sheikh, pone de manifiesto los deberes que debe completar Rubi y acerca a Ziganda y su tropa a una salvación que tienen a tiro de dos partidos.