Alfred Schreuder, el perfecto segundo pasa a primer plano
A pesar de que siempre ha huido del foco, a Schreuder le va a tocar dirigir al Barcelona en los dos partidos más determinantes si no prospera el recurso del club a la sanción de Koeman.
Todos los entrenadores que han trabajado con Alfred Schreuder coinciden en afirmar que es el asistente que cualquiera quiere tener a su lado. Siempre aporta y nunca busca el protagonismo, afirman en el Ajax, donde fue el complemento perfecto para Ten Haag, y en Alemania, donde aceptó encantado ser el ayudante de un desconocido Naggelsmann en Leipzig. El ahora entrenador de moda en Europa tenía entonces 31 años, Schreuder, 45 pero explica: "En cuanto le vi entrenar, supe que era diferente y que yo estaba para ayudarle".
A pesar de que siempre ha huido del foco, a Schreuder le va a tocar dirigir al Barcelona desde el banquillo en los dos partidos más determinantes de LaLiga (el domingo en Mestalla y el sábado siguiente ante el Atlético) si no prospera el recurso del club a la sanción de Koeman.
Extremadamente educado, amante de las nuevas tecnologías, Schreuder persigue a los jugadores siempre armado con una tablet en la que tiene gráficos, esquemas y vídeos que edita él mismo bajo una premisa: "No es importante lo que yo vea en las imágenes, lo importante es lo que vean los jugadores, por eso hay que tratar a cada miembro del equipo de manera diferente".
Se ha ganado el aprecio de los trabajadores del club, pero más allá de ejercer el papel de poli bueno en todos los vestuarios en los que ha estado, afirma que por encima de todo está la justicia. Marcado por la muerte de su hija Anouk cuando tenía seis años a causa de un tumor cerebral reconoce que ese episodio "que nunca superaré me permite mirar el fútbol a distancia"