Del fútbol a dar misa
Samuel Piermarini dejó una prometedora carrera en el fútbol italiano para centrarse en la Iglesia. Este domingo será ordenado cura por el Papa Francisco.
Samuel Piermarini soñaba con jugar al fútbol e iba camino de ello hasta que sintió la llamada de Dios. El exportero italiano, de 28 años, estuvo cerca de firmar por el juvenil de la Roma en 2011 cuando decidió colgar las botas para ponerse el hábito de cura: "Buscaban un segundo portero para la competición alevín Sub17 del campeonato italiano, y tras la prueba me llamó el entrenador Andrea Stramaccioni y me dijo que podía fichar. En lugar del fútbol, elijo la sotana", se dijo hace diez años.
Piermarini será ordenado cura este domingo por el Papa Francisco. El italiano, confeso aficionado de la Juventus, mantiene su afición bajo los palos del Redemptoris Mater en la Clericus Cup, torneo que disputan curas y seminaristas de las universidades pontificias. El italiano ha relatado su llegada a la Iglesia en el Corriere della Sera: "Sentí que no estaba llamado a hacer esto, allí. Mi vida, toda mi vida, estaba en otra parte. Tenía novia, escuela, fútbol, amigos que me decían: ¿qué has hecho? Pero había esa pregunta en mí: Señor, ¿no me estás llamando a otra vida? Ese fue el comienzo del discernimiento. Los sacerdotes que había conocido y visto felices. Las historias del misionero mexicano Bernardo Torres que el domingo me pondrá la casulla. Dos años de misión en Brasil, los años del seminario. Y los seis meses como diácono junto al párroco Francesco Zanoni, en San Juan Bautista de la Salle, en el barrio romano del EUR, una experiencia maravillosa".
Todo un cambio que le llevó del fútbol a un camino eclesiástico: "Empecé a poner excusas incómodas, no sé si me apetecía, y luego quién me acompañaba a los entrenamientos, y mientras tanto estaba el imperturbable entrenador que me miraba con el aire de quien piensa: ¿eres tonto?".