Los filiales, en el punto de mira
Se estudia para un medio-largo plazo limitar el número filiales en la Primera RFEF. Su presencia tiene un atractivo económico, pero también desventajas para el resto de clubes.
En el fútbol no profesional español hay un debate recurrente, el de los filiales. Su presencia agrada e incomoda a partes iguales. Algunos ven con buenos ojos que compitan en su misma liga por el atractivo económico que puede tener y otros los ven como una desventaja competitiva. En la reunión de la creación de la nueva Primera RFEF, se comentó la posibilidad de limitar el número de filiales en los grupos. La Federación estudiará a medio-largo plazo está opción.
Para la Primera RFEF ya hay clasificados 30 equipos, de los cuales ocho son filiales y cinco más podrían meterse a través de la repesca de la segunda fase de Segunda B. En total, estos equipos dependientes supondrán una cuarta parte de los participantes. Su presencia, para los otros clubes, tiene ventajas e inconvenientes. Una de ellas es su atractivo y la masa social que hay detrás. Ser el filial del Madrid y del Barcelona atrae más a las televisiones y a los aficionados. Recibir a uno de estos equipos te da mayores posibilidades de tener más espectadores en el campo y también sacar más dinero por la venta de los derechos de televisión. Esta es una de las pretensiones de la RFEF, vender estos derechos audiovisuales de manera centralizada y que sea un único operador el que compre todos los partidos. Sacar más dinero si van todos juntos de lo que harían de manera individual.
Una de los puntos negativos que tiene la presencia de filiales en estas categorías es el respaldo económico que tienen de su 'hermano mayor'. Mientras que muchos de los equipos que conforman ahora la Segunda B, tienen un presupuesto muy ajustado y no pueden hacer grandes dispendios económicos, suponen grandes esfuerzos invertir en infraestructura y otros tipos de gasto, para estos filiales no supone un gran problema. Los ingresos que aporta el fútbol profesional ayudan a que estos equipos jueguen en Ciudades Deportivas de primer nivel e incluso puedan contar con los mejores jugadores y promesas nacionales e internacionales. Vinicius y Rodrygo jugaron con el Castilla varios partidos, siendo fichajes que llegaron por 45 millones cada uno. Cifras impensables para el resto de clubes.
Y es justo en este punto, en el de los jugadores jóvenes donde ha surgido la polémica por un agravio entre los filiales y el resto de equipos para la Primera RFEF. Según varios clubes consultados por AS, no ha gustado la decisión de imponer que de las 23 fichas que deben tener los equipos en esta nueva categoría, se aumente hasta 8 el número de Sub-23. Hasta ahora, eran 6 en Segunda B. "Los filiales parten con ventaja. Tienen atados a los mejores jugadores menores de 23 años porque les firman por contratos altísimos. El resto de equipos no tenemos que repartir lo que no quieren", relatan a AS. Tampoco se ha limitado el número de ficha de extracomunitarios, lo que podría llevar a que varios de estos jugadores Sub-23 sean promesas de otros países a los que fichen los clubes de Primera y los pongan a probar en su filial.
Además, la cantidad de filiales será significativa en Primera RFEF: Castilla, Barcelona B, Villarreal B, Betis Deportivo, Real Sociedad B, Bilbao Athletic, Valladolid B y Celta B ya están clasificados y otros cinco Osasuna B, Atlético Levante, Sevilla Atlético y Cádiz B tienen opciones de entrar. La RFEF estudiará de cara al futuro opciones para limitar su presencia en estas categorías.
Es recurrente en España el debate de la liga de filiales. Es decir, copiar el modelo inglés y poner a competir a estos equipos entre sí. En España se propuso este modelo a principios del siglo, pero no salió adelante. Pero el debate también estaba en si era más beneficioso para estos futbolistas competir entre sí o con jugadores más experimentados como se podían encontrar en Segunda B. En Italia, por ejemplo, solo compite el filial de la Juve en la Serie C; mientras que en Alemania y Francia sí existen limitaciones para estos equipos. Los filiales germanos solo pueden ascender como máximo hasta la tercera categoría, ya que deben estar siempre con una categoría de separación respecto a su equipo matriz. Es decir, un filial de un equipo de la Bundesliga no puede competir en la Bundesliga 2 (su segunda división), sino en la tercera categoría. En Francia, el límite es más bajo. La presencia de filiales solo está permitida hasta la cuarta categoría.