El Málaga sueña con el playoff y deja en la UVI al Albacete
Dos goles de Yanis y Caye Quintana dieron la victoria al Málaga ante un Albacete que se hunde. Los de Sergio Pellicer sueñan con el playoff.
El Málaga, en su partido más tranquilo de la temporada, se deshizo de un Albacete que camina sin frenos a Segunda B. Los hombres de Sergio Pellicer jugaron de manera práctica y seria y no dio ninguna opción a un rival que venía con la necesidad de ganar o ganar para huir de un pozo cada vez más profundo. Con 48 puntos, el objetivo de la permanencia está virtualmente asegurado y el Málaga puede permitirse con soñar con algo más; el playoff de ascenso, algo impensable a principios de temporada con el límite salarial más bajo del fútbol profesional, 2,964 millones de euros. Queda claro, que la vida sin Al Thani puede ser maravillosa.
El partido empieza torcido para el Albacete. Por una parte Tomeu Nadal, uno de los mejores porteros de la categoría, sale de la alineación porque se siente indispuesto. En su lugar debuta Bernabé. Los manchegos, en una situación muy complicada, sale mal y lo penaliza encajando a los 22’ el 1-0. Un disparo mordido de Ale Benítez se convierte en una asistencia para Yanis que está solo pero en posición correcta porque Boyomo deshace el fuera de juego. El franco-argelino desvía con la punta de la bota lejos del alcance del portero albaceteño. Es su quinto gol.
El Albacete trata de salir y apenas cuatro minutos después Juan Soriano hace un paradón de balonmano, con el pié en un remata a quemarropa de Alfredo Ortuño, que estaba en offside. Vale como aviso. Cuesta trabajo entender que este equipo sea colista con una delantera Ortuño-Zozulia. O jugadores como Fuster, Silvestre, Dani Torres y compañía, apetecibles para cualquier equipo.
Con el marcador a favor el Málaga fortalece su trabajo defensivo. Es un equipo que sufre más de la cuenta en este aspecto y a la hora de defender acciones a balón parado. Álvaro Jiménez le creaba algunos problemas a David Lombán. Con los de Menéndez volcados en ataque, el árbitro decreta el intermedio.
El Alba necesitaba ideas nuevas porque el tiempo se le acaba. Es verdad que la sola presencia de Ortuño creaba confusión en la zaga. Es un futbolista de buena técnica, movimientos lentos y muy buena colocación. Su mejor temporada fue con el Cádiz donde anotó 19 goles. Juande tenía que multiplicarse para no dare fuelle.
El Málaga se había olvidado de disparar a puerta desde el 1-0 pero esperaba su oportunidad para doblar su ventaja. Y esta llegó en un contragolpe excepcional. Cristian Rodríguez lanza un pase largo descomunal desde la frontal del área malaguista para Jairo, que asiste con presteza a Caye Quntana quien, en carrera, anota el 2-0. Su segundo gol en Liga que necesitaba como respirar este delantero que todo lo demás lo hace muy bien.
El equipo de Pellicer administra su ventaja cerrando espacios a los pesos pesados del Albacete. El técnico da entrada a Scepovic y Joaquín Muñoz por Caye Quintana y Yanis, los autores de los goles. De nuevo el Alba se encomendaba al balón parado como remedio parcial. Y esto incluye los saques largos de banda de Fran García. Ya reflexionaba en en su día el ex técnico del recordado ‘Queso Mecánico’, Benito Floro sobre la importancia de esta estrategia manual.
En el festival de cambios del 79’ destaca la salida de Zozulia. El ucraniano estuvo bastante disperso y apenas tuvo una oportunidad que le desbarató Juan Soriano. Hace tiempo que no está nada fino.
Los manchegos, a la desesperada, buscan acortar distancias y tienen su oportunidad con un disparo de Alberto Benito que sale desviado. El Málaga ralentiza su fútbol en aras de que el reloj vuele. Una clásica estratagema que se adereza con el cambio tardío de rigor. En este caso, Alexander por Jairo, un jugador que empieza a parecerse a aquel genio por quien el Sevilla pagó al Racing tres millones de euros. Asi terminó el partido con un Málaga que se encuentra en una situación tan idílica como otrora impensable. Por desgracia el Albacete sigue en la cola y cada vez con menos esperanzas de vida.